Usted está aquí: miércoles 19 de noviembre de 2008 Mundo Tiene el gobierno ruso a un culpable “confeso” de la tragedia en el submarino atómico Nerpa

■ A nueve días, hay 41 hospitalizados y no 17 como se dijo primero

Tiene el gobierno ruso a un culpable “confeso” de la tragedia en el submarino atómico Nerpa

Juan Pablo Duch (Corresponsal)

Moscú, 18 de noviembre. Nueve días después de ocurrida la tragedia en el submarino atómico ruso Nerpa en las profundidades del Mar de Japón, la cual se cobró la vida de 20 personas, el número de hospitalizados por aspirar gas freón y por sufrir quemaduras debido al súbito congelamiento lejos de disminuir –de los 17 que se dijo inicialmente– aumentó a 41, mientras la procuraduría de este país dice haber encontrado ya a un culpable “confeso”.

Marina Radayeva, vocera de los astilleros de Komsomolsk en el Amur, informó este martes que en esa ciudad están ingresadas 15 personas y, en el hospital de Fokino reciben tratamiento otras 26. Todos estos civiles, ingenieros y mecánicos de los astilleros, resultaron afectados cuando se activó –de “manera accidental”, según la primera hipótesis oficial– el sistema de extinción de incendios la madrugada del sábado 9 de noviembre.

Las autoridades, ahora, aseguran que no se trató de un accidente ocasionado por una falla técnica, sino de un inexplicable error humano, cometido por “un marinero de escasa experiencia”.

La procuraduría de Rusia imputó el delito de “homicidio imprudencial” a Dimitri Grobov, joven marinero de guardia en el segundo compartimiento del sumergible.

De acuerdo con esta versión, Grobov –cuyo apellido, en macabra ironía del destino, se deriva del vocablo “grob”, en español “ataúd”– se habría ya declarado culpable de encender “sin razón alguna” el sistema contra incendios que desprendió en grandes cantidades el freón, sin que las personas que se hallaban en ese compartimiento tuvieran tiempo de ponerse las máscaras antigas.

Sin embargo, ni sus compañeros de tripulación ni representantes de los astilleros, como coinciden en declarar a la prensa local, creen que Grobov, “incluso si se hubiera vuelto loco”, haya sido capaz de activar manualmente el sistema contra incendios, para lo cual habría tenido que teclear infinidad de variantes hasta dar con la clave de cinco dígitos, información sólo al alcance del capitán y contados altos oficiales del submarino.

Con la investigación apenas iniciada y aún pendientes de realizar peritajes importantes, parece extraño que el marinero haya asumido su presunta culpabilidad. Por eso, muchos empiezan a considerar a Grobov como simple chivo expiatorio ante algunas preguntas desagradables que las autoridades evitan responder al endosar toda la responsabilidad por la tragedia a un inexperto miembro de la tripulación.

Por ejemplo, ¿qué hacían a bordo del Nerpa 208 personas, la mayoría ingenieros y técnicos de los astilleros, casi tres veces más que el número de tripulantes de este tipo de submarinos?

Además, el Nerpa estaba en última fase de pruebas antes de ser cedido en calidad de leasing a India por un periodo de diez años y un valor de 650 millones de dólares.

Es de dudar que la Armada de ese país asiático estuviera dispuesta a arrendar con opción de compra un sumergible atómico cuyo sistema de extinción de incendios se activó de manera accidental y provocó una tragedia, pero un error humano lo puede cometer cualquiera.

Por lo pronto, Moscú y Nueva Delhi guardan silencio sobre el traspaso del submarino, cuyo plazo último de entrega –conforme lo estipula el contrato firmado hace cuatro años– vence en agosto de 2009.

 
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