Usted está aquí: miércoles 19 de noviembre de 2008 Cultura “Es hora de acortar la distancia entre Pitol y Cuba”

■ El autor mexicano es insuficientemente conocido por los lectores de la isla, señala experto

“Es hora de acortar la distancia entre Pitol y Cuba”

Gerardo Arreola (Corresponsal)

La Habana, 18 de noviembre. La Casa de las Américas abrió hoy su homenaje a Sergio Pitol como el reconocimiento al autor de “una de las obras más atractivas y singulares de la literatura latinoamericana”, que al mismo tiempo es “insuficientemente conocido por los lectores cubanos”.

El director del Centro de Investigaciones Literarias de la institución cubana, Jorge Fornet, dijo que esta visita de Pitol a Cuba es la ocasión de recortar esa distancia y además un regreso del escritor “al punto de partida”, pues La Habana fue la primera ciudad extranjera que conoció el autor de El tañido de una flauta.

El narrador y diplomático es el invitado del espacio literario Semana del Autor, de la Casa.

En Pitol hay “un modo de escribir en que los géneros se contaminan y en que la realidad y la ficción se cruzan; una propensión a elaborar historias que el propio narrador no llega a entender con claridad”, dijo Fornet.

‘‘Escritor de difícil clasificación –agregó el investigador– Pitol pertenece a una genealogía rara entre nosotros, a una tradición excéntrica que su misma obra ha ayudado a consolidar”. Recordó el catálogo de traducciones del autor, “viajero impenitente, lector voraz y políglota insaciable”, así como su legendaria dedicación al trabajo.

Con la lectura de su relato Diario de La Pradera (2004), Pitol evocó las dos grandes imágenes que conserva de Cuba. La primera, de 1953, cuando accidentalmente inició en La Habana una aventura juvenil que debía concluir en los países andinos. La segunda, hace cuatro años, cuando estuvo internado en una clínica para atenderse de una afección neurológica.

Se fijaba entonces, cuenta en su texto, en las formas de expresión popular que encontró en su recorrido por el Centro Histórico de la ciudad. “El lenguaje de los negros y mulatos me resulta casi ininteligible, un papiamento extraordinariamente melodioso, como extraído de poemas del primer Guillén, de Ballagas y los cuentos de Lydia Cabrera. Podría ser que en mis primeras visitas a Cuba, antes de la revolución, los mulatos no circulaban por las calles de La Habana vieja en tal cantidad, o que en esos tiempos se esforzaran por hablar con un español regular de acento cubano, para no ser despreciados por los blancos, o tal vez que mi memoria retuviera otros aspectos para mí más atractivos que la manera del habla popular”.

Como parte del homenaje a Pitol, la Casa presentará su edición de Nocturno de Bujara (1981, Premio Xavier Villaurrutia).

 
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