Usted está aquí: sábado 15 de noviembre de 2008 Cultura Sin Fuentes habría una orfandad estética e intelectual: José Narro

■ Concluyó el Coloquio Internacional La región más transparente: 50 años después

Sin Fuentes habría una orfandad estética e intelectual: José Narro

■ En él se conjugan el hombre culto y el científico de la condición humana, dijo el rector de la UNAM

■ Trata de explicarse y explicarnos mucho de lo que somos, señaló Juan Ramón de la Fuente

Ángel Vargas

Ampliar la imagen El escritor Carlos Fuentes y José Narro, rector de la UNAM, ayer, en la sala Miguel Covarrubias durante la clausura del Coloquio Internacional La región más transparente: 50 años depués El escritor Carlos Fuentes y José Narro, rector de la UNAM, ayer, en la sala Miguel Covarrubias durante la clausura del Coloquio Internacional La región más transparente: 50 años depués Foto: Carlos Ramos Mamahua

La cultura nacional y la literatura internacional serían impensables sin la obra de Carlos Fuentes, sostuvo ayer el rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), José Narro Robles, al clausurar el Coloquio Internacional La región más transparente: 50 años después.

Su importancia “en la cultura nacional y la literatura internacional es absolutamente extraordinaria. ¿Serían iguales las letras y las artes, el cine y el teatro, el ensayo y el relato sin las aportaciones de Carlos Fuentes? No, no serían los mismos”, consideró.

“Habría una profunda orfandad estética e intelectual, analítica y descriptiva, emotiva y reflexiva. No sería lo mismo, ya que con la obra de Fuentes se aprende y disfruta, se sueña y emociona, se aprecia el pasado, se entiende el presente y se vislumbra el porvenir. En él se conjugan el intelectual y el artista, el hombre culto y el científico de la condición humana.”

En la sala Miguel Covarrubias del Centro Cultural Universitario, la última sesión incluyó las conferencias magistrales México en Fuentes, Fuentes en México y La novela de la ciudad y la ciudad en la ciudad, dictadas por Juan Ramón de la Fuente y Carlos Fuentes, respectivamente.

Todo un humanista

En 30 minutos, el ex rector de la UNAM habló de la pasión y la obsesión del escritor por México, por la historia analizada del país, su dinámica social, su territorio recorrido, sus contradicciones y aciertos, como puede confirmarse desde el primero hasta el más reciente de sus libros, agregó, lo que lo convierte en un escritor local, pero al mismo tiempo universal.

En su obra, sostuvo, “trata de explicarse y explicarnos mucho de lo que somos, de lo que queremos y no queremos ser”.

De la Fuente definió al autor de La muerte de Artemio Cruz como “todo un humanista”.

Después de abordar el interés de Fuentes por la educación, su capacidad para expresar con el lenguaje lo más sutil y lo más burdo de lo que somos, así como la creación de un tiempo diferente y de otras realidades, De la Fuente aseguró que el escritor ha logrado construir un México real e imaginario en el que todos podemos ser sus personajes, “porque tenemos un poco de ellos: hombres comunes, héroes y villanos; todos su lectores somos un poco de Carlos Fuentes”.

Asimismo, el homenajeado se remontó a su infancia y cómo fue suscitándose su desarrollo personal e intelectual, y rememoró así hechos y las personas determinantes para su oficio de escritor.

Habló, por ejemplo, del papel determinante que jugó para su concepción del mundo su maestra de primaria Florence Painter, en una escuela en Washington, Estados Unidos, la cual se preocupó por brindarle una educación más universal y humanista que mucho contrasta “con la estrechez actual de formar especialistas ignorantes en todo lo que no sea lo suyo (...) Hoy en las primarias se enseña algo que se llama conocimientos generales, que no son ni conocimientos ni generales”.

Maestros, compañeros, escuelas, países siguieron en ese recorrido de vida hasta que llegó al hombre joven, apenas rebasando los 20 años, que deseaba conocer la vida y se asomaba a la ciudad de México de mediados del siglo XX, con sus noches llenas de luces, de coloretes, de bailes, las aventuras en cabarets y salones de baile, de la Casa de La Bandida, las andanzas nocturnas con quien, con el paso del tiempo, sería otro gran novelista, Salvador Elizondo, y “la peligrosa compañía de Pita Amor”.

Recuerdos que Fuentes hizo presentes con chispazos de humor, que llevaron a la concurrencia a entender por qué y cómo fue que el autor se valió de la ciudad de México para hacerla el gran personaje de su primera novela, La región más transparente, y cómo y porqué la mantiene presente y vital en su obra hasta el día de hoy.

 
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