Usted está aquí: jueves 13 de noviembre de 2008 Sociedad y Justicia “Insuficiente”, avance del país en educación

“Insuficiente”, avance del país en educación

Laura Poy Solano

A pesar de que en los pasados ocho años en México se han experimentado “mejoras paulatinas” en el aprendizaje de los alumnos de educación básica, desde prescolar hasta secundaria, ese avance “no es el mejor posible”, reconoció Felipe Martínez Rizo, director general del Instituto Nacional de Evaluación de la Educación (INEE), quien destacó que los logros alcanzados en naciones como Corea y Cuba demuestran que es posible “avanzar más rápido”.

Durante la presentación del informe anual 2008 del organismo, destacó que si bien hay logros en el entorno escolar, como mayor inversión en gasto, salarios, bibliotecas y equipos, capacitación y asesoría técnica, también alertó sobre las “fallas” de los programas de mejora en el sector, pues su manejo “parece desordenado y poco consistente”, ya que se advierte falta de planeación y evaluación, dijo.

“Su número mismo resulta excesivo y trae consigo una malsana presión sobre las escuelas, que muchas veces deben dispersar su atención entre varios programas no consistentes entre sí”.

En sus conclusiones, el INEE, también subraya el “centralismo burocrático y el corporativismo”, como parte de los retos que enfrenta el sistema de enseñanza, además de que las políticas aplicadas en el sector no siempre han sido acertadas”.

Políticas débiles

Martínez Rizo señaló la “debilidad” de las políticas compensatorias, en un contexto de enorme desigualdad social, que contrastan con la prioridad de la equidad como eje de las políticas educativas en naciones como Cuba y Corea, pues dijo que “más allá de declaraciones retóricas, en México se echa de menos estrategias que den prioridad a los sectores más desfavorecidos de la población, para que la escuela no reproduzca las desigualdades del hogar, abandonando los esquemas de derrama paulatina de beneficios en función de la capacidad de demanda de los grupos sociales”.

Como ejemplo de una “política pública desafortunada” en el sistema nacional, citó la decisión de aprobar la obligatoriedad de prescolar sin tener en cuenta el contexto de desigualdad social que prevalece en el país, pues en los hechos contribuía a mantener las brechas sociales existentes, toda vez que la oferta educativa podía ser suficiente para familias de altos ingresos, pero no para la mayoría de quienes no pueden pagar para acceder a una atención oportuna y de calidad en ese nivel de enseñanza.

 
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