Usted está aquí: jueves 13 de noviembre de 2008 Economía Al borde del colapso, General Motors no sobrevivirá sin el apoyo del Estado

■ Obama y legisladores promueven rescate del sector automotriz

Al borde del colapso, General Motors no sobrevivirá sin el apoyo del Estado

David Brooks (Corresponsal)

Nueva York, 12 de noviembre. “Lo que es bueno para el país es bueno para General Motors, y viceversa”, declaró en 1953 el presidente de lo que entonces era tal vez la corporación más grande de Estados Unidos y uno de los empleadores más importantes del mundo, pero que hoy está al borde del colapso del cual sólo podrá salvarlo el gobierno de Estados Unidos.

Líderes legislativos demócratas, y su presidente electo Barack Obama, están promoviendo un rescate del sector automotriz, sobre todo de General Motors lo antes posible, y hoy están elaborando iniciativas de ley para ser impulsadas la próxima semana, al convocar a una última sesión del Congreso este año.

El presidente George W. Bush y su gobierno se han resistido a actuar hacia un rescate, con el argumento de que ya se aprobaron 25 mil millones de dólares para asistir la transformación industrial de ese sector.

Hoy, su secretario del Tesoro Henry Paulson, rechazó que el sector automotriz sea incluido en el paquete de rescate financiero de 700 mil millones que está manejando el gobierno.

Pero los ejecutivos de las “tres grandes” empresas automotrices (General Motors, Ford y Chrysler), el sindicato automotriz, especialistas y varios legisladores indican que el sector requiere por lo menos de 50 mil millones de dólares en fondos sin condiciones para financiar sus operaciones cotidianas.

Al parecer, este asunto podría ser el último enfrentamiento entre el liderazgo demócrata de este Congreso con el presidente Bush antes del cambio de régimen.

O sea, el debate ahora es si General Motors es bueno para el país.

General Motors (GM) fue fundada hace 100 años y se convirtió en una de las empresas emblemáticas del poder económico estadunidense , con operaciones en 35 países, incluyendo México, y ventas mundiales que en los años setenta la colocaba como el número 24 en una lista de los 130 países y empresas más ricas del mundo (en torno al PNB y ventas mundiales) –es decir, era más grande que la mayoría de los países del planeta.

Las acciones de GM se desplomaron ayer a su punto más bajo en 65 años (2.92 dólares), un día después de que la empresa admitió que está en duda su sobrevivencia, ya que podrá quedarse sin dinero a fines de este año.

El valor de la empresa en el mercado se ha reducido a sólo 1.7 mil millones a comienzos de esta semana, una caída de más de 90 por ciento desde hace un año, aunque hoy las acciones de las empresas automotrices, incluyendo GM, repuntaron levemente ante indicaciones de que Washington podría intervenir en breve.

El lunes, el Deutsche Bank declaró lo que muchos analistas financieros han pensado en los últimos días pero que no se atrevían afirmar, que el valor en el mercado es cero. Según reporta el Wall Street Journal, los analistas creen que la empresa no cuenta con la liquidez para financiar sus operaciones más allá de diciembre, aunque el Deutsche Bank cree que el gobierno estadunidense será “obligado a participar” con algún tipo de préstamo para evitar “un riesgo sistémico que sería difícil de superar para los fabricantes de autos, proveedores, comerciantes y sectores de la economía estadunidense”.

De hecho, los analistas suponen que los políticos –incluyendo a Obama– serán obligados a actuar, ya que las consecuencias del colapso de estas empresas provocaría un sismo en toda la economía estadunidense. Según un informe del Center for Automotive Research citado por todos, la implosión de estas empresas ocasionaría la pérdida de más de 2 millones y medio de empleos directos e indirectos, y un desplome de 125 mil millones en ingresos personales en Estados Unidos, lo cual reducirá el PIB en un punto porcentual.

“Este no es un sector que uno quiere que se colapse”, afirmó Bruce Josten, de la Cámara de Comercio de Estados Unidos, a USA Today, al señalar que la industria automotriz es el mayor comprador de acero, vidrio y otros materiales, y que uno de cada 10 empleos en Estados Unidos están directa o indirectamente vinculados a ella.

Es por eso que el líder demócrata del Senado, Harry Reid, afirmó ayer que la próxima semana “estamos determinados a promover una legislación que salvará los empleos de millones de trabajadores”. Mientras, su colega, la presidenta de la cámara baja, Nancy Pelosi, declaró que el Congreso y la Casa Blanca deben tomar “acción inmediata” para evitar el colapso de la industria automotriz de este país.

Obama subrayó esta prioridad en su primera conferencia de prensa la semana pasada, cuando calificó al sector automotriz de “la columna vertebral” de la industria estadunidense. El tema fue tocado en su reunión en privado con Bush esta semana, y algunas versiones indican que el presidente dijo estar dispuesto a considerar algún paquete de rescate a cambio de la aprobación del Tratado de Libre Comercio con Colombia.

La situación de GM se deterioró rápidamente, al gastar unos 2 mil millones de dólares por mes en operaciones mientras reportaba pérdidas de más de 20 mil millones en lo que va del año. Por ello, está por quedarse sin reservas suficientes a fines de diciembre (la empresa dice que requiere unos 11 mil millones de dólares para pagar sus cuentas) para cumplir con sus proveedores, sus deudas o cubrir los costos de salud de sus empleados establecidos en sus contratos colectivos. Y eso es después de haber recortado 30 por ciento de sus empleados administrativos, y de haber suspendido temporalmente la mayoría de sus ensambladoras en Canadá, Estados Unidos y México para ahorrar recursos de manera inmediata.

En parte, los problemas de GM y las otras dos automotrices se deben a la crisis financiera y el resultante frenazo en el consumo que afecta a casi todos los sectores de la economía, desde la construcción, tiendas departamentales, hasta Starbucks. Las ventas de nuevos vehículos se desplomaron 32 por ciento en el tercer trimestre, y se pronostica una caída del gasto del consumidor el año próximo, por primera vez desde 1980.

Ford, aunque no está todavía en la emergencia que GM, también reportó pérdidas por 129 millones de dólares en el tercer trimestre, y dijo que está gastando 7.7 mil millones de dólares más en fondos que lo que ha ingresado durante ese periodo. A la vez anunció otro recorte de 10 por ciento de sus puestos asalariados en América del Norte.

“El desplome en la confianza del consumidor, junto con la dificultad para obtener créditos ha causado casi el colapso del mercado automotriz en meses recientes. Este podría ser el momento más crucial en la historia de nuestra industria”, dijo Troy Clarke, presidente de las operaciones de América del Norte de GM a USA Today.

Al cumplir sus 100 años, GM enfrenta ahora su fin a menos de que el Estado rescate, una vez más, a una empresa privada de las consecuencias de ese libre mercado que tanto elogiaba hasta hace sólo unas semanas.

 
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