Usted está aquí: miércoles 12 de noviembre de 2008 Sociedad y Justicia Gana una adolescente su derecho a morir

Gana una adolescente su derecho a morir

Hannah Jones, víctima de leucemia, prefirió ya no someterse a riesgoso trasplante de corazón

Robert Verkaik (The Independent)

Londres, 11 de noviembre. Una adolescente de 13 años, que sufre una enfermedad terminal, persuadió a las autoridades británicas de abandonar una acción legal que la habría obligado a someterse a un trasplante de corazón para salvar su vida.

En un complejo caso sobre el derecho a morir, Hannah Jones, a quien se le diagnosticó una rara forma de leucemia, dijo a los médicos que creía que el tratamiento era demasiado riesgoso y que preferiría disfrutar el resto de sus días en compañía de su familia y amigos. Sin embargo, su hospital inició un proceso para retirar temporalmente la custodia a sus padres con el fin de que se realizara el trasplante.

Se pidió entonces a Hannah plantear sus argumentos a un funcionario de protección a la infancia, y ella persuadió al hospital de desistir.

“No sé qué dijo exactamente Hannah –declaró el padre de la menor–, pero debe de haber sido lo bastante fuerte para convencer a alguien de muy arriba de que tenía razón. Es increíble que una joven que ha pasado por tanto sufrimiento haya defendido sus derechos con tanto valor. Estamos muy orgullosos de nuestra pequeña.”

La familia recibió una carta en la que las autoridades del hospital afirman que siempre ponen en primer lugar “los mejores intereses del paciente”. Hannah, a quien se le diagnosticó la leucemia a los cinco años, recibió una droga de alta potencia para detener la infección, la cual le abrió un agujero en el corazón. Su familia tuvo que decidir entre continuar el tratamiento –que habría acabado con el cáncer, pero al precio de causar mayor daño al corazón– o detenerse y esperar que la cantidad administrada fuera suficiente. Escogió lo segundo, y hasta ahora la leucemia no ha regresado.

Sin embargo, Hannah resultó con grave daño cardiaco, que requiere tratamiento con una combinación de medicamentos y un marcapaso especial. Cuando le dijeron que la única solución era un trasplante, la joven decidió no someterse a él porque había una alta posibilidad de que no sobreviviera al procedimiento y, aun si salía adelante, la leucemia podría volver. El nuevo corazón duraría cuando mucho 10 años, y se necesitaría un tratamiento constante con fármacos.

Hannah decidió volver a su casa, en Marden, cerca de Hereford, con sus hermanos y hermanas: Oliver, de 11 años; Lucy, de 10, y Phoebe, de cuatro, y bajo el cuidado de su madre, que es enfermera especializada.

Sin embargo, la familia recibió entonces una llamada telefónica del funcionario de protección de la niñez del hospital de Hereford, en la que advertía que se solicitaría una orden del Tribunal Supremo para quitarles a Hannah, porque sus padres “impedían su tratamiento”. Al día siguiente el funcionario llegó al hogar de la familia y entrevistó a Hannah en su habitación. Luego de la reunión, transmitió el sentir de la joven a los consultores jurídicos del tribunal, quienes decidieron abandonar el caso.

El señor Jones elogió a los médicos que trataron a la niña, pero calificó de “indignante” la acción del hospital. “Hannah ya ha sufrido bastante, y añadir la tensión de una posible audiencia en el tribunal, o de que la llevaran por la fuerza a un hospital, habría sido terrible.”

Hannah sólo puede moverse un poco antes de quedar sin aliento. Estaba muy débil para hablar ante medios, pero una portavoz del hospital afirmó que la decisión de emprender acción legal fue responsabilidad del patronato de atención primaria.

© The Independent

Traducción: Jorge Anaya

 
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