Usted está aquí: sábado 8 de noviembre de 2008 Opinión México SA

México SA

Carlos Fernández-Vega
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■ Crisis económica, tema prioritario para Obama

■ Lega Bush panorama espantoso en empleo y crecimiento

Concluyó la celebración por la victoria, la fiesta por el histórico triunfo, y ahora Barack Obama, el presidente electo de Estados Unidos, tendrá que poner manos a la obra y prepararse para limpiar el tiradero que le hereda George W. Bush, tras ocho años en la Casa Blanca.

Al texano aún le restan poco menos de dos meses y medio de mandato constitucional, de tal suerte que todavía puede cometer cualquier cantidad de excesos. Por ello, en su primera conferencia de prensa Obama pintó su raya y dijo que sólo espera tomar las riendas para comenzar a resolver “lo más importante de nuestras vidas”, es decir, la cruda realidad económica que vive su país y que ha desmoronado el nivel de bienestar de millones de estadunidenses y, de pasadita, la de muchos más en buena parte del planeta. “Los padecimientos de la gente son un recordatorio apremiante de la necesidad de estabilizar rápidamente el sector financiero”, de tal suerte que “tomaré todas las medidas necesarias”. Además, “la crisis es global y requiere una respuesta global”, por lo que nada raro sería que el primer presidente afroamericano convocara a una suerte de cumbre internacional con el fin de encontrar soluciones consensuadas y con efectos lo más inmediatos posibles, porque el deterioro, lejos de haber tocado fondo, toma velocidad.

Ya en los estertores de su mandato, el aún presidente George W. Bush no deja duda de que entre sus muchas carencias como inquilino de la Casa Blanca destaca la falta de un buen par de lentes de aumento y la asistencia de un oculista de primer nivel, porque ayer aseguró “ver algunas señales positivas en la economía”. Lo dijo justo cuando se conocieron las cifras oficiales sobre una de las manifestaciones más dramáticas de la crisis, el desempleo.

En este sentido, el Departamento estadunidense del Trabajo reveló ayer que en octubre se “perdieron” 240 mil empleos, con lo que la tasa oficial de desocupación abierta llegó a 6.5 por ciento de la población económicamente activa en aquel país, la mayor desde marzo de 1994, es decir, de los últimos 14 años y siete meses. De acuerdo con los reportes gubernamentales, en septiembre pasado se cancelaron 284 mil puestos de trabajo, y un millón 200 mil en lo que ha transcurrido de 2008.

Con las cifras anteriores, la cruda realidad indica que en la mayor economía del planeta más de 10 millones de personas están desempleadas, y 7 millones adicionales subempleadas. Estos números no incluyen a quienes luego de perder el trabajo y agotar el subsidio por desempleo, “simplemente abandonan la búsqueda de empleo”.

Peor le ha ido a la población de origen hispano en Estados Unidos. El mismo Departamento del Trabajo reveló que casi 2 millones de trabajadores “latinos” se encuentran en el desempleo abierto en el vecino del norte, con lo que la tasa oficial de desocupación abierta para este segmento poblacional llegó a 8.8 por ciento, la más elevada desde 1983, es decir de los últimos 25 años. En octubre se cancelaron 240 mil puestos de trabajo, otrora ocupados por hispanos.

Ese es el triste panorama ocupacional en Estados Unidos, al que sin duda el nuevo mandatario deberá dedicar buena parte de su esfuerzo. De hecho, Obama se ha reunido con su equipo económico para tratar de ordenar el destrozado rompecabezas que le hereda George W. Bush, quien lega cifras espantosas no sólo en materia laboral y económica, con un famélico “crecimiento” en ocho años, sino en el sector macroeconómico, con un déficit voluminoso y una deuda de proporciones gigantescas.

No son los únicos focos rojos, pero por cortesía del Departamento del Tesoro va un paseo por los indicadores de deuda y “crecimiento” que hereda el texano, tras dos periodos en la Casa Blanca, a lo largo de los cuales se registraron dos recesiones (la segunda –la actual, que acelera- más devastadora que la primera) de alcance mundial.

El “motor del mundo”, como gustan en llamarle a la economía estadunidense, de 2001 a 2008 registra una tasa anual promedio de “crecimiento” que a duras penas llega a 2 por ciento, una proporción 45 por ciento inferior a la registrada en los dos periodos presidenciales de Bill Clinton (1993-2001), su predecesor.

En materia económica, el texano se estrenó en la Casa Blanca con su primera recesión y un deplorable resultado: 0.2 por ciento de “crecimiento” en 2001. Su garbanzo de a libra se registró en 2003, año de la invasión a Irak: 3.7 por ciento, la mayor, y por mucho, en sus ocho años en la presidencia estadunidense. En su primer cuatrienio, la tasa anual promedio fue de 2.23 por ciento; la del segundo, si bien va, resultará por abajo de 2 por ciento, aunque podría ser menor. Y 2009 no pinta mejor.

Bill Clinton pasó la estafeta al texano con un superávit presupuestal de 86 mil millones de dólares, y Bush heredará a Obama un déficit estimado en poco más de 602 mil millones de billetes verdes, sin considerar la enorme bola de nieve que implica el autorizado “rescate” para los tiburones financieros y bursátiles estadunidenses.

El presupuesto del gobierno estadunidense para el ejercicio fiscal 2009 (armado y “cabildeado” desde febrero del presente año, y que oficialmente arrancó el pasado 1 de octubre) ya reconoce una deuda federal equivalente al 69.3 por ciento del producto interno bruto, o lo que es lo mismo, que 70 centavos de cada dólar que da cuerpo al producto interno Bruto de Estados Unidos simple y sencillamente se contabilizan como deuda pública.

Antes del crack financiero y la recesión el gobierno estadunidense ya adeudaba 70 centavos de cada dólar, independientemente de los voluminosos recursos públicos destinados al “salvamento” del sistema financiero. Al incorporar al balance el efecto del “rescate” de los barones del dinero y los especuladores de Wall Street, sin consecuencia alguna para ellos, entonces el débito federal del “motor del mundo” podría fácilmente superar el 75 por ciento del producto interno bruto. Así, el saldo de la deuda pública que Bush lega a Obama resulta la mayor de los últimos 55 años, desde 1953, cuando, al término de la guerra de Corea, el débito representó el 69.5 por ciento del PIB de aquel país.

Las rebanadas del pastel

Aquí las cosas no van mejor. El Banco de México informó que en octubre la inflación anual llegó a 5.78 por ciento, el mayor nivel desde 2001, y la mayor presión en el alza se debió a los precios de gasolina, vivienda y servicios turísticos… Parece que el clamor popular tuvo efecto: lenta, lentísima, pero todo indica que la Secretaría de Gobernación reaccionó. De acuerdo con su anuncio, la Oficialía Mayor de la dependencia “ayudará a los familiares de quienes murieron, así como a los heridos” en el avionazo del pasado martes.

 
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