Usted está aquí: jueves 6 de noviembre de 2008 Política Incertidumbre y zozobra en la zona donde se impactó el Learjet 45

■ Muchas personas ignoran cuándo podrán volver a su trabajo

Incertidumbre y zozobra en la zona donde se impactó el Learjet 45

Mirna Servín y Alejandro Cruz

Personas en busca de familiares o empleados desaparecidos, oficinistas que dan vueltas a lonas y vallas colocadas para impedir el paso a los edificios afectados, y centenas de policías federales que graban videos, toman fotografías y rastrean cada centímetro del suelo que pisan, son parte de las escenas de caos de las primeras horas con luz, tras la caída del avión oficial en las Lomas de Chapultepec, en la que perdieron la vida 14 personas, entre ellas el titular de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, y el secretario técnico para la implementación de la reforma penal, José Luis Santiago Vasconcelos, quienes iban a bordo de la aeronave.

Mauricio Gómez, empleado bancario que trabaja en Montes Urales, relató su experiencia: “Desde el piso 12 alcancé a ver una luz azul que bajaba a toda velocidad. Era la cola del avión. Después se escuchó como un choque de trenes, y aparecieron las llamas, que alcanzaron unos 20 metros.”

El lugar de los hechos es resguardado por policías federales y elementos del Ejército, y está totalmente cubierto.

Trabajadores, vendedores y personas que laboran en la zona confirmaron que el jet se estrelló contra la planta baja del edificio número 111 de la calle Monte Pelvoux, donde aún no se cuantifica el total de daños.

Peritos de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal, cubiertos con batas blancas, guantes y cubrebocas, laboraron toda la mañana en el lugar. El apremio, explicó uno de ellos, era localizar “toda la evidencia posible” para identificar a las víctimas.

Cientos de oficinistas que laboran en corporativos ubicados sobre Ferrocarril de Cuernavaca, Montes Pelvoux y Pedregal se reunieron en la entrada de la calle para solicitar a los policías que los dejarán entrar para recibir instrucciones.

La negativa hizo que empleados de sucursales bancarias, aseguradoras y agencias de viajes, entre otros, esperaran durante horas, teléfono en mano, a que sus superiores les dijeran qué hacer.

Autoridades de Protección Civil informaron que el edificio donde se estrelló el avión presenta daños estructurales, por lo que ningún corporativo trabajará ahí hasta que se realice una evaluación. En los otros inmuebles, dijeron, es probable que se reactiven las actividades el próximo lunes.

Al sitio llegaron trabajadores de Luz y Fuerza del Centro y Teléfonos de México para reparar los cables dañados. También se revisaron tuberías e instalaciones para descartar fugas de gas.

“Con tanto policía, con tantos fierros, parece que cayó una bomba”, comenta Armando Domínguez, vendedor de tacos de canasta. “Tenemos miedo”, señalaron trabajadores y curiosos.

Esto, porque durante la jornada de ayer en la zona del accidente hubo incertidumbre y expectación. Este miércoles, decenas de oficinistas y vecinos se acercaron al lugar durante todo el día e intercambiaron impresiones sobre lo sucedido el martes.

A unos les tocó “cuando esperaban el micro”; a otros, dentro de alguno de los edificios aledaños, y aunque la forma de relatarlo es distinta, la mayoría manifestó que primero escucharon un fuerte estruendo, luego se fue la luz, vieron llamas de hasta 10 metros y decenas de personas “quemadas que corrían y pedían ayuda”.

Entre los empleados reunidos en la zona estaban los de la agencia de viajes Turismo Exmar, ubicada en el primer piso del edificio de Monte Pelvoux 111. Mientras esperaban que les informaran cuándo podrían regresar a su trabajo, preguntaron sobre su compañera Patricia Oropeza, a quien reportaron desaparecida. Horas más tarde “nos informaron que su cuerpo fue identificado por sus familiares en el Servicio Médico Forense”, explicó Azael Cerón.

Vecinos de la colonia Molino del Rey improvisaron un altar en memoria de las víctimas. Adán Rabiel, promotor de la iniciativa, relató que las escenas “fueron dantescas, (en la calle de Pedregal) más 20 personas pidiendo auxilio, algunas corrían dando gritos, otras estaban tiradas en el suelo por el dolor, con todo el cuerpo quemado”.

La situación se agravó porque es una calle pequeña, normalmente congestionada a esa hora, por lo que no podían pasar las ambulancias”; sólo pudieron llegar paramédicos que poco a poco trasladaron a los heridos a las unidades de emergencia.

Por la noche, el Semefo entregó los restos de Alan Cristian Vázquez Vargas a sus familiares, quienes lo trasladaron a una funeraria ubicada en Sullivan. Según testigos, Vázquez Vargas, de 28 años, fue a recoger a su esposa Hilda Rodríguez al edificio de Monte Pelvoux, donde labora, cuando ocurrió el avionazo.

 
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