Usted está aquí: jueves 6 de noviembre de 2008 Mundo Obama, obligado a conformar un gabinete que cumpla con “el cambio”

■ Suenan los nombres de John Kerry y Christopher Dodd para secretario de Estado

Obama, obligado a conformar un gabinete que cumpla con “el cambio”

■ La mayoría de su equipo de transición, conformada por ex funcionarios de Bill Clinton

David Brooks (Corresponsal)

Ampliar la imagen Barack Obama, futuro presidente de Estados Unidos, ofreció ayer al representante federal Rahm Emanuel el puesto de jefe de equipo de la Casa Blanca. Ambos aparecen en imagen de archivo Barack Obama, futuro presidente de Estados Unidos, ofreció ayer al representante federal Rahm Emanuel el puesto de jefe de equipo de la Casa Blanca. Ambos aparecen en imagen de archivo Foto: Reuters

Nueva York, 5 de noviembre. Es la mañana después, Barack Obama tiene 76 días para prepararse para ser investido como el 44 presidente de Estados Unidos, y todo indica que no dormirá bien por un buen rato.

Ahora enfrenta cómo conformar un gobierno que pueda cumplir su anuncio de anoche en el sentido de que “el cambio ha llegado a Estados Unidos”. La “feroz urgencia de ahora”, frase tomada prestada de Martin Luther King, Jr., incluye una gama de problemas más graves que cualquier presidente haya tenido que enfrentar tal vez en medio siglo o más, que van desde la peor crisis económica desde la Gran Depresión, dos guerras, un sistema de salud en crisis, un planeta que enfrenta una emergencia ambiental, un sistema de migración descompuesto, los daños severos a los derechos civiles y humanos causados por el gobierno actual, una infraestructura nacional en colapso (los ecos de Katrina)y la reparación de las relaciones internacionales de Washington con el mundo, entre otras.

Esa urgencia por un cambio que anoche le dio el triunfo a Obama, es el saldo de ocho años (algunos dirían desde los tiempo de Ronald Reagan en los 80) de políticas conservadoras que han desmantelado no sólo el estado de bienestar social construido en la Gran Depresión, sino que son responsables de uno de los más extraordinarios traslados de riqueza en este país: un 1 por ciento de la población del país más rica del mundo controla aproximadamente 40 por ciento de su riqueza.

Recuperar el sueño americano, prioridad

Durante ese periodo, la mayoría de este país no ha visto una mejoría en sus condiciones económicas en estas mismas décadas, y muchos perdieron toda fe en el mito fundamental de este país: “el sueño americano”. Obama declaró a lo largo de su campaña que su tarea principal será recuperar ese “sueño”.

Obama tendrá poco tiempo para soñar, ya que no dormirá mucho de aquí en adelante. Si hay algo que irrumpe en la imagen tranquila y equilibrada de Obama, es enfrentar las enormes expectativas que ha despertado. Ha dicho recientemente que lo que más le preocupa y que a veces no lo deja dormir no era perder o ganar, “sino gobernar”, y si logrará cumplir con lo que la gente espera de él.

Y las expectativas son enormes.

Por ello, Obama y sus asesores buscan proceder con rapidez, pero también con deliberación, en este periodo de transición entre ahora y el 20 de enero, cuando asumirá la presidencia. Durante semanas, esta fase ya estaba en preparación con más de 400 personas trabajando para la transición y para conformar un gobierno lo más pronto posible, y se espera que en los próximos días se anuncien algunos de los primeros nombramientos claves en el gabinete de Obama.

Obama ofreció hoy el puesto de jefe de equipo de la Casa Blanca al representante federal Rahm Emanuel, veterano de la presidencia de Bill Clinton y quien ocupa el cuarto rango más alto de la bancada demócrata en la cámara baja.

La transición estará coordinada por John Podesta, quien fue el jefe del equipo de la Casa Blanca durante la presidencia de Clinton, junto con Valerie Jarrett, asesora de Obama, y Pete Rouse, quien fue su jefe de equipo en el Senado.

Obama también nombró hoy a los principales integrantes de su junta de transición, la cual ya se está mudando a un espacio en tres pisos de un edificio federal. Entre ellos están William Daley, hermano del alcalde de Chicago y recordado en México como el encargado de promover el Tratado de Libre Comercio como secretario de Comercio en el gobierno de Clinton, Michael Froman ejecutivo en Citigroup y ex alto funcionario del Tesoro y también colega de Obama de la Escuela de Leyes de Harvard, y Susan Rice, otra ex funcionaria del gobierno de Clinton que estuvo entre las principales asesoras de política exterior de esta campaña (y alguien que se especula podría ser la próxima asesora de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, o algún otro puesto prominente en el próximo gobierno).

Ya hay una intensa especulación sobre quién integrará el nuevo gabinete. Entre los nombres que circulan para el puesto clave de secretario de Tesoro en medio de esta severa crisis están Lawrence Summers y Robert Rubin, ambos ex secretarios de Tesoro en la presidencia de Clinton, así como Timothy Geithner, presidente de la Reserva Federal de Nueva York. Una fuente en Wall Street dijo a La Jornada que otro candidato al puesto podría ser Jon Corzine, gobernador de Nueva Jersey, y algunos aún mencionan a Michael Bloomberg, alcalde de Nueva York.

Para secretario de Estado se menciona a los senadores John Kerry y Christopher Dodd, y el gobernador de Nuevo México Bill Richardson, entre otros. Para procurador general se menciona a la gobernadora de Arizona Janet Napolitano, y al ex alto funcionario del Deparamento de Justicia Eric Holder, por citar algunos.

Otros considerados para altos puestos son el ex senador Tom Daschle, el estratega de la campaña David Axelrod, y otro asesor de política exterior Greg Craig.

A la vez, como parte de su intento por promover el bipartidismo, están en consideración para puestos en el gabinete, según versiones extraoficiales, mantener al actual secretario de Defensa Robert Gates, el senador republicano moderado Richard Lugar, y el senador republicano Chuck Hagel.

Este jueves el proceso de transición oficial incluye la primera sesión informativa entre el viejo y nuevo régimen, con el director de inteligencia nacional y oficiales de la CIA que se presentarán con Obama para informarle sobre asuntos críticos de la guerra y la lucha antiterrorista.

El equipo de transición y el eventual gabinete de la nueva presidencia tendrán como tarea inmediata comprobar que representan un cambio. Fue ese tema, el cambio, la esencia del mensaje que llevó a una mayoría a votar por Obama, tanto en repudio masivo a los ocho años del gobierno de George W. Bush, como expresión de una nueva generación y una nueva coalición convocada por su candidatura.

Su extraordinaria e innovadora campaña que llevó a un político al puesto más alto del país sólo en su tercera elección de su carrera política tenía el lema del “cambio en que podemos creer” o el “cambio que necesitamos”. Pero un problema inmediato con el elenco de los que se perfilan a altos puestos en el gobierno “del cambio” es que tantos son caras conocidas del gobierno de Clinton y otros veteranos de la cúpula política en Washington y quienes, por sí mismos, no expresan la imagen de “un cambio”, sino un tipo de regreso al futuro.

Ganó porque vio lo que está mal en EU: New York Times

Sin embargo, su triunfo histórico ya ha cambiado la dinámica de la política estadunidense. Como afirma el editorial del New York Times hoy, “su triunfo fue decisivo y amplio, porque él vio lo que está mal con este país: el fracaso completo del gobierno de proteger a sus ciudadanos. Él ofreció un gobierno que no busca resolver cada problema pero que hará aquellas cosas que están más allá del poder de los ciudadanos individuales: regular de manera justa la economía, mantener el aire limpio y el alimento seguro, asegurar que los enfermos tengan acceso a servicios de salud, y educar a los niños para competir en un mundo globalizado”.

O sea, aparentemente, su presidencia marca el fin de un estado subordinado ante el altar del libre mercado y los intereses más poderosos, y su retorno como garante de los derechos más básicos de la ciudadanía y un guardián del interés común. Esa es la promesa.

Si lo logra, eso sí sería un cambio.

 
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