Usted está aquí: miércoles 5 de noviembre de 2008 Política “Vi una bola de fuego y después todo se convirtió en un infierno”, dice un testigo

■ La caída del avión en las Lomas sorprendió a transeúntes y automovilistas en hora pico

“Vi una bola de fuego y después todo se convirtió en un infierno”, dice un testigo

■ La mayoría de los heridos, algunos con severas quemaduras, no supo qué había pasado

Mirna Servín, Alejandro Cruz y Agustín Salgado

Ampliar la imagen Varios automóviles se quemaron tras el incendio que provocó la caída del avión en Ferrocarril de Cuernavaca Varios automóviles se quemaron tras el incendio que provocó la caída del avión en Ferrocarril de Cuernavaca Foto: Alfredo Domínguez

El estruendo interrumpió la actividad de cientos de automovilistas, trabajadores y transeúntes de la zona de Lomas de Chapultepec durante las horas pico de la tarde de ayer.

Minutos antes de las siete de la noche, una aeronave cayó sobre la ciclopista, lo cual provocó varias explosiones cuyos daños se podían verse en autos calcinados como hojas de papel quemadas.

Los trabajadores de puestos semifijos instalados sobre a-venida Reforma dieron cuenta de los primeras consecuencias del fuego. Un despachador de taxis de la zona narró que incluso uno de sus clientes habituales corría en dirección contraria al percance, con llamas en el rostro.

De acuerdo con este joven, que ha trabajado durante siete años en el lugar, varios de los heridos se empezaron a trasladar por sus propios medios, ya que debido al tránsito que se genera a la altura del Auditorio Nacional las primeras ambulancias tardaron en llegar más de 15 minutos.

Al mismo tiempo, helicópteros de las policías capitalina y federal comenzaron a sobrevolar el área afectada, donde aún se observaba una importante conflagración.

José Andrés de la Cruz, miembro del Grupo de Apoyo Telmex, quien aseguró haber estado presente en el momento en que la nave se desplomó, relató:

“No vi el avión, únicamente escuché el ruido. Cuando corrí, vi un Passat gris: la mitad del coche estaba en buen estado, pero del resto no se veía nada, sólo llamas.

“Con otras personas, ayudé a tres lesionados, una pareja de ancianos que se encontraba en un automóvil, y un hombre de aproximadamente 40 años, quien venía caminando. Este último estaba totalmente quemado; fue trasladado a un hospital y preguntaba por sus hijos.”

Leonardo Rodarte, repartidor de pizza, quien resultó con quemaduras en una pierna, contó tras salir de la Cruz Roja de Polanco que escuchó un fuerte estruendo: “Vi una bola de fuego y pedazos del avión”.

El hijo de uno de los heridos, identificado como Víctor Altamirano Robles, de 85 años, explicó que pudo hablar con su familiar, quien le comentó que iba saliendo de su oficina, ubicada en Monte Pelveux, cuando escuchó un fuerte ruido “y luego todo se convirtió en un infierno”.

El lugar quedó en tinieblas debido a que el cableado eléctrico se quemó con las explosiones. El olor a combustible llenó toda la zona durante horas.

Sin embargo, eso no impidió que centenas de curiosos y personas que buscaban informes sobre trabajadores del lugar se aglomeraran alrededor de granaderos, bomberos y personal de protección civil, que trataba de ampliar el cerco de seguridad.

A la conmoción y la falta de información certera sobre lo que había ocurrido durante los primeros momentos se sumó la inmovilidad de arterias viales como Reforma.

Las filas de automóviles se hicieron cada vez mas largas en las calles aledañas en la zona del percance y el ambiente se llenó del ulular de sirenas, del aleteo de los helicópteros y del silencio de la gente.

 
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