Usted está aquí: martes 4 de noviembre de 2008 Espectáculos “Amparanoia se quedará resonando en las montañas del sureste mexicano”

■ El grupo español de música mestiza, creado por Amparo Sánchez, llega con su Bye, Bye, Tour

“Amparanoia se quedará resonando en las montañas del sureste mexicano”

■ Ofrecerá tres conciertos; el último será en San Cristóbal de las Casas, pues “el movimiento zapatista me marcó”

■ Voy hacia un proyecto más acústico, expresa en entrevista la cantautora

Armando G. Tejeda (Corresponsal)

Ampliar la imagen En estos momentos no siento nostalgia ni melancolía, seguramente lo sentiré cuando esto acabe, señala En estos momentos no siento nostalgia ni melancolía, seguramente lo sentiré cuando esto acabe, señala

Madrid, 3 de noviembre. Amparo Sánchez era hace algo más de 10 años una joven andaluza que recorría el barrio madrileño de Lavapiés con una guitarra a cuestas. Esa guitarra le servía sobre todo para componer, pero también para acompañar su voz cuando cantaba en los vagones del metro para sacar algo de dinero para vivir. En 1997 creó el grupo Amparanoia, con el que, gracias a su música sin complejos, original, mestiza y comprometida, ha recorrido el mundo y con la que se convirtió en poco tiempo en una banda capaz de romper con la dictadura del marketing de las grandes discográficas. Ahora el proyecto de Amparonoia dice adiós, se disuelve, desaparece… Sus últimos conciertos serán en México: Guadalajara, ciudad de México y San Cristóbal de las Casas.

Amparo Sánchez, de 39 años, vive días de intensa emoción, sobre todo desde que inició la que se convertirá en la última gira de Amparonoia, Bye, Bye, Tour…, con la que se pone fin a 10 años de complicidad, indagación musical y compromiso. En todos los conciertos que ha realizado hasta ahora deja una estela de entrañable empatía con su público, gente que reconoce en sus letras de calado social un motivo más para celebrar la mezcla de géneros que la caracterizan.

Antes de viajar a México, donde el grupo se despedirá definitivamente, Amparo Sánchez explicó a La Jornada algunas de las razones que la han hecho tomar esta decisión. Inclusive alguna confesión: hace poco más de dos semanas recibió de forma inesperada un regalo, una guitarra de abeto rojo que le había enviado desde la Selva Lacandona el subcomandante Marcos.

Suficientes motivos para despedir un repertorio

“La decisión de disolver el grupo ha sido muy pensada. Tenía suficientes motivos para despedir un repertorio y este proyecto, sobre todo por una necesidad íntima de crecimiento, de no quedarme encasillada y poder seguir investigando y aprendiendo. La verdad es que en estos momentos no siento nostalgia ni melancolía, aunque seguramente las sentiré cuando todo esto acabe, cuando toquemos la última canción del concierto de San Cristóbal de las Casas”, explicó la cantante y compositora originaria de Jaén.

Por la vida de Amparanoia han pasado 20 músicos, que, desde su origen, decidieron mezclar géneros y ritmos del mundo: desde el blues, el soul, el bolero, las rancheras, las rumbas hasta la música popular de los Balcanes, el indie y el folk. “En cuanto a toda esta trayectoria del grupo, creo que hay algunos encuentros fundamentales relativos a la evolución musical. El encuentro con el grupo Caléxico marcó un antes y un después en mi vida, por lo que es el grupo y porque me abrió a otras músicas que no estaba escuchando. Eso me permitió conocer otros sonidos.

“También me marcó mucho mi viaje a México en 2000, cuando la Caravana zapatista, que fue sin duda algo que me dio una fuerza regeneradora. Todavía me la sigue dando. Pero hay un recuerdo muy especial: el de cantar Somos viento en la comunidad zapatista de La Realidad; creo que ha sido uno de los momentos más bonitos de mi carrera.”

Eso explica de alguna manera por qué se decidió que la última presentación sea precisamente en San Cristóbal de las Casas, en la falda misma de la Selva Lacandona: “El último concierto de Amparanoia se quedará resonando allá, en las montañas del sureste mexicano. No ha sido una decisión premeditada, aunque sé que las casualidades no existen, puesto que era algo muy deseado, al menos ir a México antes de despedir el proyecto. Lo que no sabíamos es que se iba a quedar para el final y que el último concierto iba a ser en San Cristóbal de las Casas, pues políticamente me han marcado sobre todo el movimiento zapatista, pero también las Madres de la Plaza de Mayo, de Argentina, y los campamentos de refugiados saharauis. La verdad es que me marca cada experiencia que voy teniendo, pues me interesa mucho la lucha social y cómo desde abajo se intenta construir otro mundo”.

En lo referente a su visión de que la música puede ser una vía para la rebelión, Amparo explicó que “en las canciones hay que contar cosas. Nosotros aprovechamos esta oportunidad de la música para hablar de nuestros problemas y vivencias, pero también para observar el mundo. Y eso es importante: contar que está pasando.

“Pero yo no me exijo ni me impongo hablar de ciertos temas, simplemente voy creando canciones, pero siempre lo intento hacer como un juglar, que va contando lo que ve, lo que aprende y lo que pasa. Es necesario todo lo que pueda servir para levantar conciencias, para que nos sintamos más unidos para hacer cosas.”

En cuanto a su futuro como artista, Amparo adelantó algunos detalles del viraje que dará en su carrera: “Como compositora y cantante voy hacia un proyecto más acústico, más íntimo, en el que la protagonista espero y quiero que sea la voz y lo que tengo que contar por medio de las canciones. Ya hay algunos temas grabados, pero no quiero decir nada hasta que no lo tenga bien preparado, pues va a ser un cambio muy grande de lo que he hecho hasta ahora. Lo que sí te puedo adelantar es que tengo un tema que se llama Corazón de la realidad, que por supuesto está dedicado a mi comunidad zapatista y que tiene un aire muy fronterizo. Es decir, la mezcla de la frontera de Tucson, Arizona, con México”.

Para explicarse mejor Amparo siempre recurre a la sabiduría popular, sobre todo la que ha aprendido y aprehendido de sus viajes a las comunidades zapatistas. Por eso para explicar su visión actual del mundo dice: “El principal problema es que se genera mucho odio y miedo hacia lo diferente. Hay mucha desinformación, pues pienso que hay cosas muy buenas que pasan y casi nunca se habla de eso. Ya sabemos que hay guerras, que todo lo que está pasando es muy grave, pero también la gente necesita sentir más amor en su vida y vivir una revolución individual para que después pueda haber una revolución colectiva. Recuerdo constantemente una frase que me dijo un viejito en La Realidad: ‘Mira, la ceiba que está aquí es la que va a ver la revolución. Yo no la voy a ver, quizá tampoco mis hijos ni mis nietos, pero la ceiba la verá. Estamos luchando para que llegue algún día’”.

El regalo de Marcos

Amparo también contó la sorpresa que recibió hace unas semanas en su casa, cuando le entregaron una guitarra de abeto rojo enviada por el subcomandante Marcos desde la zona zapatista. “Él sabe que he estado muy unida al movimiento desde el nacimiento de este proyecto y quizá se ha enterado de que estamos en el final; creo que es un regalo de cariño y aprecio. Yo también le llevo un regalito para allá. A Marcos no lo he visto nunca, así que si se puede me encantaría conocerlo, pero para mí Marcos somos todos y el zapatismo es todo lo que he aprendido en todos estos años y me queda por aprender. No lo tengo centrado en una persona, en concreto en Marcos, sino es la gente que está haciendo la base la que me ha inspirado”.

Amparanoia tocará su primer concierto en México en Guadalajara, mañana 5 de noviembre; el 7 tendrá un concierto en la ciudad de México, y el 8 tocará en Tuxtla Gutiérrez. Su último concierto como grupo será el 9 de noviembre en San Cristóbal de las Casas.

 
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