Usted está aquí: lunes 3 de noviembre de 2008 Opinión México SA

México SA

Carlos Fernández-Vega
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■ Educación: 35 años de rezago

■ Hummer vs goteras

■ Nuevos correos electrónicos

Ampliar la imagen Maestros de la CNTE gritan consignas contra el gobierno federal y el de Morelos, durante la marcha mitin que salió del Angel de la Independencia a las oficinas de la Secretaría de Educación Pública Maestros de la CNTE gritan consignas contra el gobierno federal y el de Morelos, durante la marcha mitin que salió del Angel de la Independencia a las oficinas de la Secretaría de Educación Pública Foto: Marco Peláez

Año tras año la circunstancia educativa en el país genera ácidos movimientos, “debates presupuestales”, paros, grillas, enfrentamientos, descarado uso político del magisterio, enriquecimiento ilícito, migajas a los maestros, negociaciones en lo oscurito y todo lo que a ello se asocia, para que al final de cuentas los únicos perjudicados sean el país y los educandos. A estas alturas, México ocupa los últimos lugares en lo que a calidad de la educación se refiere (incluidos planteles privados), con resultados verdaderamente preocupantes y una masa estudiantil considerablemente rezagada a la de otras naciones en situación económica similar. Campeón sin corona, de todas las pruebas aplicadas por organismos internacionales, ha perdido todas.

En 2009, Elba Esther cumplirá 20 años al frente del sindicato magisterial más grande de América Latina, y los resultados por ella ofrecidos son verdaderamente espeluznantes. Cuatro sexenios al hilo (de Salinas a Calderón, con sus ocho titulares en la SEP) se ha mantenido la caciquil “profesora” al frente del SNTE y “del destino” de la educación. En la misma posición, con iguales resultados, tres lustros se mantuvo su predecesor Carlos Jonguitud Barrios (de Echeverría a De la Madrid, con cinco titulares en la SEP), al que CSG expulsó del paraíso por “antidemocrático”. Sin embargo, a la vuelta del tiempo y comparado con el alcance de la chiapaneca, el potosino casi casi resultó ser un perverso niño de teta. Entre ambos personajes suman 35 los años de constante deterioro en la calidad de la educación (sin demeritar la participación de quienes han ocupado la principal oficina de la SEP), pero qué resultones salieron para “atender” los más oscuros intereses del régimen.

Entre los más recientes resultados destacan: “en México, 50 por ciento de los jóvenes de 15 años se ubicó en los niveles cero y uno, los más bajos del rendimiento escolar en las habilidades científicas, matemáticas y de lectura, lo que significa que están poco calificados para pasar a los estudios superiores y resolver problemas elementales. En contraste, ni siquiera uno por ciento logró colocarse en el máximo nivel de las tres competencias evaluadas en el Programa Internacional para la Evaluación de los Alumnos (PISA, por sus siglas en inglés) 2006 de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Además, el país cayó 12 puntos en lectura y ciencias, y sólo aumentó 19 en matemáticas, si se comparan los resultados con los obtenidos en 2000. Así, México se distingue una vez más por ocupar el último lugar no sólo en ciencias, sino en las competencias lectoras y de matemáticas de las 30 naciones integrantes de la OCDE. El hecho de que uno de cada dos estudiantes se encuentre en los niveles cero y uno es uno de los grandes desafíos para la nación, el cual sólo se compara con el que enfrenta Turquía”.

Así está el panorama. Mientras el gobierno calderonista “inyecta” miles de millones para “rescatar” a grandes corporativos, y sacrifica reservas internacionales para que los bancos “tengan liquidez en dólares”, la “maestra” Elba Esther destina las cuotas sindicales a la compra masiva de camionetas de lujo (Hummer) y se va de shoping a los mejores establecimientos comerciales de Estados Unidos.

Mucho sería pedir que después de ese sacrificio económico alcanzara para tapar las goteras en las escuelas públicas. Para botón de muestra, retomo una nota publicada por El Universal (Sara Pantoja): “ubicada en la colonia Lomas de Chapultepec, una de las más exclusivas de la ciudad de México, y donde hay proyectos viales millonarios, en la secundaria pública número 30 los alumnos escriben con sus cuadernos en las piernas para que no se mojen por las goteras del techo. Y aunque está entre las más reconocidas por su calidad educativa de la zona escolar 61, las condiciones para estudiar son otras: las filas de las bancas son de ocho, pero tenemos que dejar un espacio grande para las goteras, porque se mojan las mochilas… hay mucha humedad y el salón es muy frío. En el plantel, donde estudian 250 alumnos, todos los salones tienen la huella del agua que se filtra en los techos y que ya botó la pintura y dejó varillas y cables descubiertos con el peligro de algún accidente. En el salón de usos múltiples hay moho y hedor a humedad, lo que dejó inservibles el piano y la batería. Según padres de familia, el frío en las aulas ya provocó infecciones en la garganta y conjuntivitis a los alumnos. Aseguran que, luego de revisar varios presupuestos, necesitan 120 mil pesos para impermeabilizar la escuela con garantía de cinco años. Sin embargo, reunirlos es casi imposible, pues la mayoría son trabajadoras domésticas o choferes de las mansiones de la zona y difícilmente pagan la cuota de 200 pesos al año para las mejoras del plantel”. Y nadie les hace caso.

Peor, no son los únicos indicadores. La OCDE (Panorama de la educación 2008) aporta los siguientes: entre los países miembros de la organización, México se ubica en el último escalón en gasto por educando, con una inversión promedio de 2 mil 405 dólares al año, frente a una media de 7 mil 527 de los estados integrantes del organismo mundial; ocupa el último lugar en cuanto a egreso de secundaria, ya que sólo 41 por ciento de los inscritos en ese nivel educativo concluye sus estudios; sólo 39 por ciento de los mexicanos entre 25 y 34 años ha concluido su preparatoria; México reporta una de las tasas más bajas de cobertura educativa entre los jóvenes de 15 a 19 años; 45 por ciento de ellos no asiste a la escuela; de éstos, 62 por ciento tiene empleo y el 38 por ciento restante no estudia ni trabaja, lo que representa uno de los “desafíos más grandes” para el sistema nacional de enseñanza; en tasas de inscripción para este rango de edad, el país sólo alcanza 48.8 por ciento, mientras la media de los miembros del organismo es de 81.5 por ciento, lo que nos ubica en el penúltimo lugar de la lista de 30 naciones, sólo por arriba de Turquía, que tiene 45.2 por ciento; una proporción importante de estudiantes universitarios no concluye sus programas educativos satisfactoriamente, pues sólo 61 por ciento de los que ingresan logra terminar sus estudios, cifra inferior al promedio del organismo, que alcanzan una media de 69 por ciento.

Ese es el espeluznante balance educativo del país, mientras tirios y troyanos aseguran que todas sus grillas son “por el bien de México”, y los educandos pierden, un día sí y el otro también, en calidad, calendario y atención.

Las rebanadas del pastel

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