Usted está aquí: viernes 31 de octubre de 2008 Opinión Penultimátum

Penultimátum

■ Escándalos en Estados Unidos

La opinión es unánime: ha sido la campaña presidencial estadunidense más aburrida del pasado medio siglo. Ni siquiera la presencia de la señora Palin trajo chispa a una contienda en que lo único que produjo titulares fueron los presuntos nexos del senador Obama con el terrorismo y el integrismo religioso. De resto, el guión estuvo bien llevado: McCain aludiendo a la tradición ganadora de su país, y Obama a la necesidad de cambio y recuperación del liderazgo moral y político. Ese aburrimiento bien pudo quebrarse con lo que más atrae al electorado, luego de lo económico: el sexo, los escándalos protagonizados por políticos.

Como el ex aspirante a la candidatura por los demócratas, John Edwards, quien confesó sus relaciones extramaritales con Rielle Hunter cuando su esposa luchaba contra el cáncer. Conoció a Rielle en un bar y luego la integró a su grupo de trabajo. O el senador republicano David Vitter, casado y con cuatro hijos, pero se vio obligado a reconocer que utilizaba los servicios de la casa de prostitución más famosa de Washington, la de Debora Palfrey.

El senador dijo que eso fue cosa del pasado y que “recibió el perdón de Dios en confesión” y el de su esposa luego de una reunión para redimir pecados. Pero la gente no olvida a Vitter como uno de los congresistas que más ha luchado por aprobar una legislación que proclame la “santidad del matrimonio” y porque el Estado no reconozca las uniones del mismo sexo. Tampoco, que es un colaborador cercano al candidato republicano.

Otro cliente de esa casa era Bandali Tobias, director de la Agencia Internacional para el Desarrollo. Tuvo que renunciar. Más sonado fue el caso del senador Bob Allen, uno de los responsables iniciales de la campaña de McCain: fue detenido por la policía luego de ofrecer sexo oral en un baño público a un agente encubierto. Allen se negó a renunciar a su escaño por el estado de Florida, pero sus enemigos no dejan de recordarle su insistencia en que se aprobara una ley prohibiendo el sexo en lugares públicos.

En fin, es extensa la lista de escándalos sexuales de políticos y burócratas que presumen de fidelidad en el matrimonio y luchar contra el mal. Conoceríamos más si la justicia no tuviera en buen resguardo los documentos relacionados con el caso de Debora Palfrey, la famosa madame de DC. Ella confesó ante el juez la parte sustancial de la red de prostitución que dirigía y daba servicios a congresistas y funcionarios de alto rango del gobierno estadunidense. En abril pasado la declararon culpable de lavado de dinero y de nexos con el crimen organizado, entre otros delitos. Antes que ir a prisión decidió quitarse la vida y llevarse así muchos secretos.

 
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