Usted está aquí: miércoles 29 de octubre de 2008 Opinión Ciudad Perdida

Ciudad Perdida

Miguel Ángel Velázquez
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■ Trasnacionales petroleras, las ganonas

■ Lealtades y posturas inamovibles

Más vale tener claras las cosas para evitar que el rumor, instrumento preferido de los traidores, se convierta en ese tipo de verdades que nadie comprueba, pero todos dan como ciertas. Por eso la declaración de Marcelo Ebrard, cuando advierte la necesidad de incluir en el texto de la reforma petrolera la prohibición para que se otorguen áreas estratégicas a particulares, resulta de la mayor importancia, porque además, con ello, con su declaración, Ebrard se pone al lado de la lucha de López Obrador, postura que para muchos estaba en duda.

Tal vez el señalamiento del jefe de Gobierno, a los ojos de muchas personas, pudiera haber llegado tarde –cuando la legalización del saqueo ya era un hecho–, pero sin duda tiene un trasfondo político que dice mucho respecto del juego político, en el que guardar lealtades, al país y al líder, es un gesto que debe valorarse.

Y es que la apuesta es mucha. Hoy por hoy, mantenerse en una postura que beneficie a los más es, en el tono del mercadeo político, un grave error. Por eso se les ocurrió a los mercaderes decir que la política era simplemente un asunto de acuerdos, lo que nunca ponen al descubierto es el nombre, o los nombres, de los ganadores, porque en ese mercado quien realmente gana es el que más ofrece, el que paga mejor, y los demás se conforman con migajas o promesas.

La reforma petrolera, que como dijimos desde hace un buen rato es la forma de legalizar el saqueo, tenía, tiene que ser combatida desde el trabajo político cierto de quienes gobiernan con todos los sentidos puestos en el futuro del país, y no con la idea de pagar compromisos adquiridos que luego hay que subsanar para mantenerse en el poder, o para sumar ceros a sus cuentas bancarias.

A la luz de los datos que están a la vista de todos, queda claro que la ambición de las trasnacionales desenmascaró el juego del gobierno federal, y amargó la fiesta que la traición había levantado para poner en los ojos de la gente la venda de la falacia.

Por eso es importante que unos y otros, gobernantes y gobernados, puedan hacer, desde la información cierta, el análisis que dé certeza de lo que viene. Y es que esos datos también derrumbaron los calificativos que en contra de López Obrador levantó el periodismo de mercado. Ni necio ni loco. Lo querían, cuando menos, mediocre, querían que fuera como ellos y por eso no aceptaban que su postura fuera inamovible. Por eso concedieron algo, porque lo de fondo: el saqueo a favor de las empresas trasnacionales, era lo que les importaba. En eso ni un cambio, los cómplices siempre supieron de qué se trataba y siempre estuvieron listos para asestar el golpe.

Pero que nadie se engañe, en este asunto no ganó el país, ni López Obrador ni el FAP, menos el PRI, el PAN o Calderón, quienes se llevan la gran tajada, y si no al tiempo, serán las trasnacionales, eso siempre y cuando la gente se dé por derrotada y la lucha, que ahora tendrá que iniciarse de nuevo, nunca suceda.

De pasadita

Muy ufanos, algunos de los asesores de los senadores de la corriente de Nueva Izquierda hacen notar con júbilo, y hasta con cinismo, que desde ese grupo político se apoyó a los miembros del “cuarto de al lado” que señalaron su acuerdo con lo que se consiguió en la reforma. Lo que no se dijo es que dentro de ese grupo, el del cuarto de al lado, hubo disensos, y que más de uno rechazó firmar el documento. Ya ven, andando la carreta se acomodan las calabazas.

 
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