Usted está aquí: miércoles 29 de octubre de 2008 Economía Casi un cuarto de salario mínimo cuesta una lechuga; un kilo de carne, hasta $86

■ Según el secretario de Economía, los precios de los alimentos van a la baja

Casi un cuarto de salario mínimo cuesta una lechuga; un kilo de carne, hasta $86

■ Dice el funcionario que con la caída en la cotización del petróleo se abaratarán fertilizantes

Miriam Posada y Érika Duarte

La realidad se empeña en contradecir el discurso oficial. Mientras el grueso de los mexicanos ganan 52.59 pesos diarios y una lechuga cuesta 14 pesos o un kilo de huevos 20 pesos, para el secretario de Economía, Gerardo Ruiz Mateos, los precios de los alimentos básicos van a la baja, no percibe un ambiente inflacionario y aseguró que muy pronto los mexicanos lo notarán en sus bolsillos.

“Las cuestiones inflacionarias por lo pronto se están deteniendo, el precio de los productos básicos que a principio de año venían subiendo de manera importante han venido bajando notablemente, el precio del trigo, del maíz, la leche; ahora que está bajando el precio del petróleo van a bajar los fertilizantes, no vemos una presión inflacionaria para el año que entra. Se debe empezar a ver pronto en el bolsillo de los consumidores”.

En la vida real el alza de los precios en los productos básicos ha llevado a que un salario mínimo no alcance ni para comprar un kilo de huevo de 18 pesos, un litro de leche de 12 pesos, un kilo de frijol del más barato en 18.60 y medio kilo de tortillas de 4.25 pesos, ya que la suma es de 52.85 pesos; 26 centavos más que el salario básico, que es de 52.59 pesos al día.

Otra combinación para hacer rendir el gasto consiste en recurrir a consumo de vísceras como el hígado de res, que se vende en 15 pesos, pues el de bistec se eleva a más de 70 pesos. Sin embargo, aun cuando los consumidores optan por el producto más barato, al acompañarlo de un kilo de cebolla en 18.30 pesos en promedio, uno de tortilla en 8.50, y un litro de aceite de 30 pesos la suma se eleva hasta los 71.80 pesos, que rebasa por mucho el ingreso diario, y todo bajo el supuesto de que se dedique de forma íntegra a la alimentación de la familia, sin considerar transporte, renta, luz, gas y educación, entre otras necesidades.

Ante la imposibilidad de cubrir este monto los consumidores también han optado por reducir la cantidad de alimentos y en lugar de comprar por kilo tienen que conformarse con la mitad de las porciones.

Las amas de casa tienen que elegir entre calidad y precio, por lo general optan por este último en opciones como frijol, que va de 13 a 28 pesos; el de arroz, entre 13 y 25 pesos; latas de atún, de entre 8 y 10 pesos que a mediados de año estaban en 7 pesos. La carne, entre 75 y 86 pesos, para muchos es impensable, ya que se ha elevado casi 16 pesos más que hace unos meses. En cuanto a tipos de aceite, también se opta por los más económicos que se venden en 23 pesos, pues los que representan menos daño para la salud cuestan entre 30 y hasta 40 pesos.

Para “completar el gasto” los consumidores se han subido a las estrategias de mercado y publicidad de los supermercados que para atraer más clientela ofrecen un día de precios bajos, tarjetas de puntos que se ganan con cada compra y monederos electrónicos, entre otros.

Ajeno a lo que pagan los consumidores, el secretario de Economía, Gerardo Ruiz Mateos, aseguró que los precios de los alimentos básicos van a la baja desde hace algunas semanas y se prevé que esa sea la tendencia para los próximos meses, por lo que no vislumbra un ambiente inflacionario para el año próximo.

Explicó que “los productos suben y bajan en función de la estabilidad, por ejemplo el precio de la tortilla –pactado desde hace más de un año– es un buen ejemplo en la caída del precio del maíz, vemos que va a ser bastante estacional, bastante plano el precio de la tortilla, el precio del pan por el tema de la caída del precio del trigo, el precio de cárnicos y demás están bajando porque están a la baja los insumos básicos para los alimentos a través de la baja de los fertilizantes, por la baja del petróleo”.

Contrario a lo que argumenta el funcionario, las amas de casa resienten el alza en sus gastos familiares, pues mientras la carne de res a principios de año costaba 70 pesos, ahora se vende hasta en 86, es decir, un incremento de 16 pesos; el atún ha pasado de siete hasta 10 pesos; el arroz ha subido de 13 a más de 20 pesos, según la marca; la lechuga de seis pesos en enero, ahora se encuentra entre 10 y 14 pesos; la cebolla, de entre seis y ocho pesos actualmente se vende hasta en 22 pesos.

La sana alimentación representa un sacrificio al gasto familiar, pues mientras la manzana costaba en enero entre 20 y 25 pesos, hoy en día se ubica arriba de los 30 pesos, o la papaya que de 10 pesos el kilo, pasó a 15.

El incremento de precios se refleja en la baja de las ventas en mercados populares, donde carniceros señalan que han tenido una disminución de hasta 50 por ciento, especialmente en la de cerdo; mientras que en frutas el consumo ha caído hasta en 30 por ciento, indican los vendedores, que no sólo han padecido menos ventas, sino también tienen que comprar a sus proveedores a precios más caros. Por ejemplo, la caja de peras, antes costaba 350 pesos y ahora la consiguen arriba de los 400.

Los comerciantes de mercados y tianguis señalan que aunque las ventas han permanecido bajas en el año, esta tendencia se incrementó en por lo menos los últimos dos meses, “a partir de las noticias del peso y de las bolsas”, señalan.

Pese a que el secretario de Economía niega una alza inflacionaria, el Banco de México dio a conocer la semana pasada que los precios al consumidor registraron una elevación promedio de 0.49 por ciento, en la primera quincena de octubre, la mayor alza en cuatro años para un periodo similar.

 
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