Usted está aquí: lunes 27 de octubre de 2008 Economía Reporte Económico

Reporte Económico

David Márquez Ayala
http://vectoreconomico.com.mx

Tiempos de reordenamiento económico mundial

Bretton Woods, cabe recordarlo, fue el sitio de Estados Unidos donde se firmaron en 1945 los acuerdos que crearon el primer Sistema Monetario Internacional (SMI) en la historia de la humanidad. En los meses previos, las dos propuestas finalistas fueron las presentadas por Estados Unidos (Plan White) y por Inglaterra (Plan Keynes), ambas basadas en la creación de una institución internacional y de una moneda base para las transacciones internacionales (unitas, en el Plan White, y el bancor, en el Plan Keynes).

Al final, sin embargo, Estados Unidos cambió e impuso al dólar (bajo un patrón oro-dólar de libre convertibilidad) como la divisa internacional, y en vez de un gran banco regulador y emisor se constituyeron el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF), dos organismos limitados de origen y con una estructura de decisión (el voto está en función del peso de las economías) severamente antidemocrática y parcial al interés de los países poderosos.

El BIRF (indebidamente re-bautizado como Banco Mundial sin serlo) funcionó en sus inici-os financiando parte de la reconstrucción de las economías más afectadas por la Segunda Guerra y posteriormente enfocando sus recursos a grandes proyectos de infraestructura en el tercer mundo, lo cual le permitió contar con información privilegiada, que siendo confidencial siempre llegaba a las manos de los consorcios trasnacionales que estaban así un paso adelante para hacer negocios y presionar gobiernos.

El FMI siempre fue un organismo mediocre, que aun en sus mejores años (cerca de un cuarto de siglo de estabilidad) fue incapaz de evitar la gestación de grandes desequilibrios entre un dólar sobrevaluado que inundó al mundo y diversas monedas fuertes subvaluadas y reclamando una mayor participación; no controló la emisión de dólares ni su respaldo en oro y todo terminó en el caos de 1971.

Así, la inutilización del FMI se materializó a principios de los años 70, cuando al implantar el modelo corporativo global Estados Unidos desconoció su compromiso de libre convertibilidad y desligó al dólar del oro, y cuando el sistema monetario fue privatizado al desecharse el compromiso de mantener paridades fijas entre las monedas y adoptarse las paridades flotantes determinadas por el mercado (los bancos trasnacionales); también al desecharse las tasas fijas de interés y adoptarse las tasas flotantes. De hecho, ya sin las pocas funciones que le habían sido asignadas, el FMI debió desaparecer en la década de los 70.

Si sobrevivió fue porque el capitalismo global todavía le tenía reservada la última y más ignominiosa de sus tareas: ser (tras una crisis de deuda inducida) el “negociador” ante los endeudados países atrasados, el exterminador que sólo daba su aval a quienes aceptaban su condicionalidad y adoptaban las reglas de liberalismo global.

Hoy, ante la megacrisis monetaria, en el summum del cinismo hasta el FMI se une a las voces que en todos los ámbitos reclaman un nuevo Bretton Woods, un nuevo sistema monetario-financiero internacional que permita reordenar la jungla y evitar el colapso.

El reordenamiento económico mundial

Pensar que la actual crisis marca el fin del capitalismo “salvaje” es un error, éste seguirá dando coletazos por muchos años, tantos como el sistema corporativo global pueda seguir imponiendo a sus agentes en los puestos de poder y decisión en los distintos países, y tantos como nos tardemos en idear e impulsar las nuevas instituciones internacionales que regulen al capital corporativo global.

Nada en esta materia se puede esperar de los gobiernos neoliberales, pero éstos ya están siendo venturosamente desplazados en América Latina y en buena parte del mundo por gobiernos más democráticos que buscan la contención del capitalismo depredador global, recuperar el papel rector del Estado, ordenar la economía, impulsar el crecimiento, generar empleo y redistribuir mejor el ingreso.

En México seguimos en el túnel, pero eso no invalida reflexionar sobre la reconstrucción de un nuevo Sistema Económico Mundial, algunos de cuyos ejes podrían ser:

1) La reconfiguración y fortalecimiento de la Organización de las Naciones Unidas, a fin de hacerla más eficiente y darle más poder para:

a) Reordenar la economía mundial; establecer límites a la concentración monopolista global y a las fusiones sin control; a la desbocada robotización desplazante del trabajo humano, y a los efectos nocivos de la inversión trasnacional no regulada. En un futuro no muy lejano, el mundo se verá en la necesidad de “multinacionalizar” algunos monopolios trasnacionales.

b) Dotarla, en síntesis, de una mayor capacidad para estructurar y hacer cumplir los acuerdos y compromisos que se adopten colectivamente en materia de derechos económicos, derechos humanos, de los infantes, de los migrantes y los grupos vulnerables, y en aspectos básicos como la pobreza, la alimentación, la salud, la educación, el agua, el control de los mares y los polos, la preservación de la naturaleza y el medio ambiente,… y, desde luego, para la erradicación definitiva de las guerras, las invasiones y las agresiones de todo tipo entre las naciones.

2) Crear, dentro o fuera del es-quema de Naciones Unidas, una Agencia Fiscal Mundial que establezca bases globales de tributación, homogéneas y obligatorias, particularmente en materia de impuestos sobre la renta (a las utilidades de las empresas y a los ingresos de las personas) a fin de evitar una competencia insana entre países y de recuperar para las haciendas públicas una mayor proporción del excedente económico hoy altamente concentrado, que deberá convertirse en mayores inversiones en obras, producción y servicios de interés público, con carácter redistributivo, para el desarrollo y la inclusión de la humanidad en rezago.

Esto conlleva la neutraliza-ción de los llamados paraísos fiscales, impulsados por el capitalismo global como mecanismos de evasión y elusión impositiva, y también como refugio y lavanderías de gran parte del dinero del crimen organizado y otros fondos mal habidos.

En un mundo globalizado es necesario dar respuestas internacionales acordes, lo que en términos fiscales implica nuevos mecanismos, políticas e instrumentos multinacionales que graven y controlen, por ejemplo, los grandes flujos de capital especulativo que tanto daño causan a todas las economías y en particular a las más débiles.

3)Establecer un auténtico Banco Central Mundial en sustitución del FMI (institución no rescatable dada su inutilidad, costosa burocracia y enorme des-restigio), papel que bien podría desempeñar, ampliándolo, el actual Banco Internacional de Compensaciones o Pagos (BIS por sus siglas en inglés) que opera en Basilea, Suiza, o bien por una institución nueva que asuma las funciones de:

a) Operar como banco de bancos centrales y cámara mundial de compensaciones,

b) Ser el emisor de una nueva moneda mundial estable y sól-da que sirva fundamentalmente como el medio de cotización y pagos internacionales y como el principal activo de reserva. Esta moneda sería la evolución de los Derechos Especiales de Giro (DEG), la unidad de cuenta que desde hace décadas calcula y subutiliza el FMI. Las monedas nacionales o regionales seguirían existiendo como medios locales de pago, pero se abatiría el sesgo especulativo cambiario del dineromercancía que se ha convertido en un peligro y una amenaza latente para todas las economías, y

c) Operar como el ordenador del sistema monetario interna-cional, los tipos de cambio, las tasas de interés, el rencauza-miento del ahorro y el crédito, y como el responsable de una nu-eva normatividad mundial para alentar una actividad bancaria sana y productiva, y para cancelar al máximo las prácticas especulativas y depredadoras, así como las crisis recurrentes. El sistema de bancos centrales, la banca de fomento y la banca comercial deben ser todas coadyuvantes del desarrollo, no obstáculos.

4) Del actual “Banco Mundial” (BIRF) sólo son valiosos, al igual que del FMI, sus bancos de datos; es también una institución viciada y costosa que olvidó su naturaleza y perdió el poco prestigio que alguna vez tuvo, por lo que tampoco es rescatable. Util sería, sin embargo, constituir en su lugar una Financiera Mundial para la canalización en gran escala de recursos internacionales para proyectos de interés multinacional en áreas como infraestructura, investigación científica, investigación espacial, salud, ecología, energía…

5) La Organización Mundial del Comercio (OMC), sucesora del GATT, es un baluarte del fundamentalismo neoliberal que insiste en la imposición forzada de reglas iguales para países desiguales, lo cual en vez de favorecer la equidad propicia el desequilibrio y la desigualdad, y desalienta la industrialización de las economías atrasadas.

Es positivo establecer reglas o convenios para favorecer el comercio internacional, pero no es aceptable que en aras de un liberalismo dogmático –que ni los países industrializados acatan– se nos obligue a mermar nuestra capacidad de crecimiento y desarrollo. La OMC, por ello, debe ser replanteada o desconocida.

Difícil será la reconstrucción de un sistema económico internacional; el poderoso capital corporativo global hará todo por evitarlo. Pasos en tal dirección, sin embargo, pueden ser aquellos que fortalezcan la unidad y la integración de regiones con características, debilidades, necesidades y expectativas comunes. Tal es el caso de los avances en América Latina, en cuyo futuro México habrá de estar presente.

UNIDAD TÉCNICA DE ECONOMÍA SA de CV • ciudad de México • Teléfono / Fax: 5135 6765 • [email protected]

 
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