Usted está aquí: viernes 17 de octubre de 2008 Capital Ciudad Perdida

Ciudad Perdida

Miguel Ángel Velázquez
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■ Cortina de humo de mariguana

■ Ocultar lo prioritario, propósito

Se trata nada más, dicen casi todos un tanto molestos, de una densa cortina de humo, de humo de mariguana que dejó escapar desde la Asamblea Legislativa el grupo de diputados que pretenden esconder el otro gran problema: la entrega de los recursos petroleros a un proyecto que busca arrancarlos de las manos de los habitantes del país, proyecto con el que ellos estarían de acuerdo.

Como es su costumbre, el diputado Víctor Hugo Círigo tomó la iniciativa de ley que ya había elaborado la coalición socialdemócrata –la izquierda dócil o la izquierda a modo, como se le conoce– en ese organismo, y la montó en el momento en el que se necesitaba un buen escándalo para que la gente volteara los ojos hacia un problema de fácil discusión para una buena parte de los mexicanos.

No sólo es el momento oportuno –para la idea de quien propone la legalización de la mariguana–, sino que además acompaña, aunque modificada, la propuesta que en ese sentido, la legalización, ya había hecho Felipe Calderón.

Total, se diga lo que se diga, Círigo chacaleó la iniciativa más que para sumar ideas y formas a la lucha en contra del narco, para crear un tema de discusión que involucrara a los más, desde el escándalo mediático, porque además sabe, desde su pragmatismo exacerbado, que a partir sólo de la Asamblea no es posible modificar las leyes federales, así que proponer el cambio en la ley busca otros efectos, y no ese que pretende que todos crean.

Y es que sería ingenuo pensar que desde el gobierno federal o local, eso no importa, se podrían controlar los lugares de venta, la siembra casera y el exceso en el consumo. Hoy es imposible controlar la venta de bebidas embriagantes a los menores, el tráfico de alcohol adulterado, y las consecuencias que de ello se desprenden. ¿Cómo se haría para controlar todo eso en el caso de la mariguana? ¿Habría, por ejemplo, un mariguanómetro para detener a quienes se pasen de pasados? Y luego, ¿en dónde la fumarían si ese ejercicio esá proscrito en los lugares públicos del Distrito Federal?

Estas y otras muchas cosas seguramente no fueron ignoradas por Círigo y su grupo, y si esto es cierto, entonces ¿por qué levantar el escándalo precisamente ahora? Un día u otro el tema tendría que ser tocado, eso es cierto, pero si hay tanta prisa por atacar en sus ganancias al narco, habría que darle velocidad, por ejemplo, a la iniciativa de Marcelo Ebrard en la que se pretende decomisar todos los bienes que hubiera obtenido un narco. Ese sería un buen golpe, sin tanto escándalo.

También sería necesario buscar las formas de atacar la estructura que da vida al tráfico de drogas y a la violencia que genera, y esto quiere decir mayor educación, servicios de salud y, desde luego, empleo. Todo ello para no alimentar con menesterosos al ejército del narco, que tiene, entre los que nada tienen, a sus mejores soldados.

Hay un ejemplo que tal vez nos dé idea de lo que pasaría si en estos momentos se legalizara el uso de la mariguana, nos referimos a los solventes que son de uso legal, y que todos sabemos que son usados por muchos para drogarse, y que ninguna fuerza, de ningún tipo, ha logrado detener para evitar su alto consumo. Lo malo de estos productos es que sus principales consumidores son niños, La venta a menores está prohibida, pero la consiguen sin mayores problemas.

Así que lo más malo de este intento por parte de Círigo es, sin duda, el momento y la intención que subyace en su propuesta. Lo que sí es cierto, y eso habrá que discutirlo por mucho tiempo, con mucha calma y con la idea de lograr los instrumentos legales que los amarren con la realidad, es el uso permitido de esa droga, pero lo mejor sería que el diputado retirara su propuesta y la dejara para un mejor momento, aunque ya podrían empezarse a dar las discusiones que llevarán a buen puerto una iniciativa de este tipo.

De pasadita

Ya empezó a correr la versión en las calles de la ciudad de que al gobernador del estado de México le dicen el chino Peña Nieto, y no precisamente por exitoso, sino por copión, y eso porque según nos cuentan, se dedica a clonar cada uno de los programas que se realizan en el DF, y luego los anuncia como suyos en el programa, perdón, en el espacio que le dedican todas las noches en la televisión. Y luego nos dirán que ¡así es la política! ¡Qué bárbaros!

 
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