Usted está aquí: viernes 10 de octubre de 2008 Espectáculos El tango es lo más parecido al amor en la vida real, dice Copes

■ No soy el bailarín del siglo, afirma; se presentó por primera vez en México, en el Lunario

El tango es lo más parecido al amor en la vida real, dice Copes

■ Soy de los sobrevivientes del baile del arrabal, afirma el argentino que actuó con la Compañía Latin Tango

■ Una visita a casa de Jim Kelly y una pieza con Liza Minnelli, entre sus recuerdos

Jorge Caballero

Ampliar la imagen En la escena final, Avianis Montes de Oca y el maestro Juan Carlos Copes En la escena final, Avianis Montes de Oca y el maestro Juan Carlos Copes Foto: Jesús Villaseca

En su carmerino, instantes antes de dar su segunda y última presentación en la ciudad de México, Juan Carlos Copes –el llamado bailarín del siglo, invitado por el espectáculo Latin Tango– dijo a La Jornada: “Aquella etiqueta no me la puse yo; nunca he hecho diferenciaciones. No me considero el mejor bailador de tango porque los hay en toda Argentina y en el mundo, pero hay momentos en que sales a bailar y estás de 10; otros, te encuentras en 5.5 y otros más en 8, todo depende de cómo te encuentres físicamente porque dependes del cuerpo y los órganos, como un deportista; incluso influye el ambiente.” Lo cierto es que cuando Copes se mueve por el escenario parece que flota. Onírico.

Juan Carlos Copes se presentó por primera vez en México. Compartió el escenario con la Compañía Latin Tango, espectáculo en el que –mediante el romanticismo de este estilo, de su pasión, tristeza y alegría– narra historias que muestran arte y sentimiento, llenas de colorido, música y baile unidos.

Los pasados lunes y miércoles fueron las únicas actuaciones de Copes en el Lunario del Auditorio Nacional. El bailarín refiere: “Vine invitado por la compañía para participar y homenajear al tango. Yo soy de los sobrevivientes que sacamos el tango del arrabal. Cuando los representantes de Latin se pusieron en contacto conmigo, sentí un gran honor y lo siento también en este momento, por estar en México. Me cayó muy bien que me hicieran un homenaje aquí, pero cuando llegué me di cuenta de que estaba rodeado de muchos chicos talentosos, de primer nivel, que representarán al tango en el futuro. No me siento a la altura de ellos, pero me pusieron a la su altura y la acepto.”

Presencia atemporal

Impecablemente vestido, con un aire anacrónico que lo ubica tanto en el añejo Tangolandia en 1957 como en el Broadway de 1962, con su debut en el teatro Alvin hasta el teatro Podestá de La Plata, Juan Carlos Copes toma aire y dice: “En la mayor parte del mundo no hay ciudad chica o grande donde el tango no sea primera figura. Es decir: como danza y música y, por razones idiomáticas, como canto, pero en el mundo entero se baila tango. Actualmente, que se haya regresado a la época gloriosa que vivimos en los años 40, que se haya vuelto en todo el orbe motor o motivo importante para seguir dándole (a este estilo), me parece maravilloso, porque significa el abrazo, la libertad. Es lo más parecido al amor en la vida real.”

El milonguero, quien se propuso serlo desde los 18 años, y compañero de música y de correrías del argentino Piazzolla, dice: “Necesitaríamos una hora para hablar de él, fui su amigo; espero que él me haya considerado el suyo también. Vivimos muchas experiencias juntos. Precisamente en México se hizo nuestra unión en 1959. Él componía y yo copiaba, y montamos un espectáculo que llevamos a Puerto Rico, donde tuve la fortuna y desgracia de vivir una cosa fea, pero emocionante, que fue la muerte de su padre; él quedó muy mal, pero resistió y llegamos a Nueva York a fines del 59; imagínate todo lo que vivimos.”

Acerca de su experiencia en Broadway expresó: “Yo soy el único argentino con algo argentino que ha hecho tres temporadas en Broadway; la primera, en 1962 con una milonga, justamente escrita por Piazzolla; después, en 1985, con el espectáculo Tango argentino. Este mismo show lo repetimos en 2000; el significado es de importancia porque todo artista tiene la intención en algún momento de su carrera de pasar por ahí.”

Broadway en el camino

De pasada, mencionó que hay cosas que no puede olvidar: “Jim Kelly. El abrazo que nos dimos en Beverly Hills en su casa no lo puedo olvidar, compartimos una admiración mutua, y de Liza Minnelli, que bailó conmigo en el Luna Park, también sería mucho tiempo el que nos llevaría platicar y no me permitiría salir a actuar.”

Por último, Juan Carlos Copes vislumbró el tango: “El futuro lo veo latente siempre, creciendo. Hoy en día me trajeron a México porque es muy importante el tango; éste nunca morirá, el que se va a morir soy yo, pero mientras tenga vida voy hacer todo lo posible por promocionarlo.”

El espectáculo de la Compañía Latin Tango –considerada una de las mejores compañías dancísticas de este estilo– fusionó ritmos argentinos y mexicanos; mezcló un toque de comedia, incluso actuó un clown. Con tres parejas de bailarines, presentó 22 temas a lo largo de dos horas; además cuenta con dos cantantes, así como un quinteto base compuesto de batería, bajo, violín, chelo y piano, más dos músicos invitados: Freddy Manzo júnior en el saxofón y Javier Nandayapa en la marimba –dos de los máximos exponentes mundiales en sus respectivos campos–; todos ellos bajo la dirección musical de Ricardo Martín.

Al final, la sorpresa fue una milonga que bailaron el maestro Juan Carlos Copes y la mexicana Avianis Montes de Oca.

 
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