■ Las multas por carecer del programa de protección civil acaban con los negocios, dicen

Pequeños comerciantes de la Cuauhtémoc denuncian cacería por parte de autoridades

■ Se quejan por la “falta de voluntad” de la delegación para negociar regularizaciones

Alejandro Cruz Flores

Comerciantes establecidos del Centro Histórico denunciaron la cacería de brujas que la delegación Cuauhtémoc ha emprendido contra los pequeños negocios de la zona, que afectan no sólo a cantinas y restaurantes, sino incluso a tiendas de ropa y de instrumentos musicales, que han sido clausuradas por no contar con el programa de protección civil.

Teresa González, presidenta de la Unión de Vecinos y Comerciantes de la Poligonal del Centro Histórico, acusó al jefe delegacional, José Luis Muñoz Soria, así como a la directora de Jurídico y Gobierno, Nora Nelly González Gaona, de actuar con “dolo”, pues en vez de difundir las reformas a la Ley para el Funcionamiento de Establecimientos Mercantiles, que desde 2007 obliga a todo tipo de comercio a tener programas de protección civil y dar oportunidad a los pequeños empresarios para regularizarse, se han dedicado a cerrar establecimientos y a cobrar multas que van de 30 mil a 90 mil pesos, que no son garantía de que dichos negocios vuelvan a operar.

En consecuencia, agregó la lideresa, más de 10 comercios se han ido a la quiebra, lo que repercute, además, en pérdidas económicas, en la desaparición de fuentes de empleo. “Nosotros lo que pedimos es que se nos dé el tiempo suficiente para regularizarnos”, que se instale una ventanilla de gestión, “pero no hay voluntad del gobierno delegacional, que ni siquiera nos responde los oficios que hemos enviado”, pero sí se vanagloria de haber clausurado mil 500 establecimientos en lo que va del año, de los cuales muy pocos son giros negros, precisó la lideresa.

En el caso del Centro Histórico, afirmó, han sido más de 100 los establecimientos clausurados, principalmente porque carecen de programa de protección civil, debido a que muchos de los pequeños comerciantes desconocían la obligatoriedad de ese requisito.

Sin embargo, indicó, a los establecimientos de alto impacto se les permite trabajar sin problema alguno e incluso se siguen abriendo más lugares de ese tipo, mientras tiendas de vestidos de novia, papelerías y de venta de instrumentos musicales son cerrados.

Tal es el caso de Tamara López Treviño, quien abrió su tienda, denominada Sky Music, en 2006, para lo cual no se le pidió contar con el programa de protección civil, sino hasta junio de este año, cuando su local fue clausurado.

En un intento por reabrir su negocio, Tamara pagó una multa de 32 mil pesos y se le dio un plazo de 120 días para subsanar las irregularidades –adquirir el programa de protección civil, cuyo costo es de entre 12 mil y 14 mil pesos–, y aunque dicho requisito lo subsanó en menos de 10 días, la delegación se niega a retirar los sellos de clausura, alegando que aún hay tiempo para autorizarlo.

Mientras tanto, su negocio continúa cerrado, lo que la ha obligado a despedir a los 13 empleados que tenía, además de que quedó endeudada con sus proveedores y que el dueño del local no renovó la renta del mismo, por lo que, aunque se lo permita, no podrá reabrir su tienda.

Teresa González explicó que “no tener el horario de funcionamiento en la puerta, equivale a una multa de 10 mil pesos; no tener botiquín, 7 mil, entonces es absurdo pensar que no queramos estar regularizados. Por eso lo que pedimos es que nos ayuden a estar bien, porque la mayoría no conoce las nuevas disposiciones”.

Ante esta situación, González advirtió que solicitarán al jefe de gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard Casaubon, que intervenga para que cese “esta cacería de brujas” y se establezca una mesa de trámite directa con la administración central para la regularización de los comercios, además de que exigieron la destitución de González Gaona.

Señaló que los comerciantes establecidos ya han sufrido una especie de “clausura técnica” con las obras de rescate del Centro Histórico, que afectaron severamente las ventas durante ocho meses, y ahora “porque no tienes un letrero con el horario de funcionamiento te amenazan con la clausura definitiva”.