Usted está aquí: sábado 4 de octubre de 2008 Cultura Descendientes de los mayas permanecen ajenos al oropel de Chichén Itzá

■ Anuncian protesta contra el concierto Las mil columnas

Descendientes de los mayas permanecen ajenos al oropel de Chichén Itzá

Arturo Cruz Bárcenas y Luis A. Boffil Gómez (Enviado y corresponsal)

Chichén Itzá, Yuc., 3 de octubre. Ante la inconformidad de algunos sectores de la sociedad, entre ellos de integrantes del sindicato del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), quienes anunciaron para este sábado una protesta a la entrada de la zona arqueológica de Chichén Itzá, por la realización del concierto Las mil columnas, con el tenor Plácido Domingo, el compositor Armando Manzanero expresó en entrevista: “Eso pasa porque hay muchos problemas políticos, porque no puede ser que en otras partes del mundo, como en las pirámides de Egipto o en sitios de Israel, donde se hacen espectáculos de gran magnitud, no tengan tanta traba”.

El ensayo general del magno concierto se había fijado para las tres de la tarde de este viernes, pero se postergó para las siete de la noche porque elementos del Estado Mayor Presidencial llegaron y tomaron el control de las áreas, pues en Chichén Itzá estarán el presidente Felipe Calderón y su esposa.

Así, mientras espera la hora de tocar el piano, Manzanero añadió: “estamos viviendo un momento en el que no nos ponemos de acuerdo. Esto todos lo sabemos”.

Expuso que la promoción del espectáculo “ha sido monumental, enorme en publicidad. En Chichén Itzá no hay un solo rincón donde no esté anunciado; eso traerá cosas positivas para el estado”.

Logística onerosa

Taxistas, meseros, comerciantes y algunos transeúntes dijeron desconocer cuánto va a costar el concierto y lo que cobrará Plácido Domingo.

Al respecto, Manzanero dijo: “Cuando se trata eso del dinero, la verdad yo soy un poquito ignorante, además que eso casi nunca lo manejo, pero independientemente de lo que gane Plácido, la logística debe ser muy cara, fuera de lo establecido y acostumbrado, pero también así va a ser el resultado. Hay que tomar esto como una inversión del Estado”.

Armando Manzanero cantará y tocará al piano tres piezas.

Alrededor del sitio prehispánico maya de Chichén Itzá, el escenario está fuera de todo oropel. Sólo se respira y se constata la pobreza extrema característica del lugar.

No hay zonas VIP platino y VIP oro, donde las butacas, en efecto, casi valen su precio en metal dorado.

Con precios de 10 mil y 7 mil 500 pesos los boletos, respectivamente, en los asientos de honor sólo se ubicarán los invitados especiales, embajadores, gobernadores, artistas, funcionarios, empresarios y, por supuesto, los “colados” de siempre.

Y mientras, los indígenas mayas actuales, descendientes de los creadores de Chichén Itzá –considerada “una de las siete nuevas maravillas del mundo moderno”–, permanecen ajenos al oropel que envuelve el concierto de Las mil columnas.

Cientos de ellos tardarían años en reunir 10 mil pesos –lo que cuesta el boleto más caro–, otros quizá nunca tendrán esa cantidad.

“El concierto será bonito, pero más bonito sería tener los 10 mil pesos en el bolsillo”, remata con ironía Pascual Chim, campesino de Chichén Itzá.

 
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