Usted está aquí: viernes 3 de octubre de 2008 Deportes En los clásicos, lo más importante es la afición, dijo Juan Hernández

■ Si los seguidores pelean en los estadios, los jugadores deben hacerlo en la cancha, señaló

En los clásicos, lo más importante es la afición, dijo Juan Hernández

■ No odiaba a los rivales, pero si tenía que dar un golpe o una barrida, lo hacía, recuerda el ex jugador de las Águilas

■ El gol del Tuca en la final 90-91, su principal recuerdo del Pumas-América

Carlos Hernández

Ampliar la imagen En el clásico del América contra Pumas debe jugarse con todo, especialmente por los aficionados En el clásico del América contra Pumas debe jugarse con todo, especialmente por los aficionados Foto: Ap

A Juan Hernández, los fanáticos lo recuerdan con cariño, le piden autógrafos y fotos y él corresponde con agrado. Por eso el apodado Cheché, lateral derecho con gran llegada y precisos centros en la década de los 80 y 90, no tiene reparo en señalar: “Si los aficionados se pelean en los estadios por nosotros, nosotros debemos pelearnos deportivamente por ellos en la cancha”.

Sabe que en el clásico ante Pumas “está prohibido perder”, y sobre esa base llega a compartir sus experiencias al campamento de Coapa. “Los jugadores aceptan consejos, yo platico especialmente con el Gringo Castro”, dice sobre el elemento que ahora está en la posición que una vez él ocupó.

Para el futbolista veterano, este tipo de partidos debe jugarse con todo, por el equipo, por sus familias y especialmente por los seguidores. “Lo más importante es la afición, para ella es muy importante un triunfo o una derrota.

“Recuerdo a la porra Amigos que siempre venía, nos alentaba, nos motivaba y eso lo llevábamos al terreno de juego.”

Aunque tuvo de compañeros en la selección nacional a elementos de la UNAM, Chivas y Cruz Azul, aclaró que en la liga todo se olvidaba.

“Nunca sentí odio contra ellos –aclara el Cheché–, pero en la cancha sabías jugarte la vida y si tenías que dar un golpe o una barrida lo debías hacer más allá de si fuera tu amigo.”

Los años han pasado, pero Hernández todavía tiene un rencor vivo: la final 90-91, cuando Pumas ganó el título con un golazo de tiro libre cobrado por Ricardo Ferretti, que hizo inútil la estirada del espigado Adrián Chávez en la portería sur del estadio Olímpico Universitario.

“Ese es el partido que más recuerdo contra ellos” –dice–, mientras los aficionados lo miran con respeto y se escuchan las mentadas de los coches que pasan a un costado de las instalaciones de Coapa.

Todavía me acuerdo cuando Tuca nos hizo el gol... Esa vez no perdimos, ya que en el Azteca habíamos ganado 3-2, pero en el marcador global quedamos 3-3 y eso te deja marcado, porque duele caer así”.

Hernández califica de “acérrimo rival” al Guadalajara, pero está consciente de que también ante Pumas y Cruz Azul no se debe perder. “Creo que se disfruta igual cuando ganas cualquiera de esos partidos”, apunta.

El ex defensa está entusiasmado por el reciente triunfo sobre La Máquina. “El equipo venía de una mala racha, pero en ese partido se vio muy bien y creo que eso puede servir para que agarre confianza.

“De aquí en adelante se pueden conseguir resultados positivos. Si se obtiene un buen resultado ante Pumas, el equipo está para grandes cosas”, expresa con entusiasmo el jugador que vistió el uniforme amarillo en las temporadas 1988 a 1996; regresó en 1998 y se retiró con Atlante en el Verano 2000.

 
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