Usted está aquí: miércoles 1 de octubre de 2008 Cultura Abrir el recinto fue “el punto culminante de una cadena fundacional” de instituciones culturales

■ La experta Clara E. Lida disertará sobre la conmemoración de ese original proyecto

Abrir el recinto fue “el punto culminante de una cadena fundacional” de instituciones culturales

Arturo García Hernández

La Casa de España en México fue, en sí misma, “un proyecto de una originalidad y de una capacidad creativa” sin parangón en el mundo: con mínimos recursos, apoyados en los círculos y redes construidos por sus respectivos trabajo y prestigio, Alfonso Reyes, su presidente fundador, y Daniel Cosío Villegas, su promotor, “lograron algo que ningún otro país pudo hacer: atraer y dar espacio a intelectuales, artistas y científicos con proyección internacional para enriquecer al país”.

Este es uno de los aspectos que más sorprenden y emocionan a la investigadora Clara E. Lida, especializada en movimientos sociales españoles y su relación con países de América, autora de varios títulos al respecto y coautora del libro La Casa de España y El Colegio de México, memoria 1938-2000.

La apertura de la Casa de España, explica, “es el punto culminante de una cadena fundacional” de instituciones que conforman el eje de un proyecto cultural y educativo para el país: “En 1934 ya se ha creado el Fondo de Cultura Económica; entre 1934 y 1938 se fundan los institutos nacionales del Politécnico, de Bellas Artes, de Antropología e Historia. La Casa de España se inserta dentro de un proyecto cultural que Lázaro Cárdenas impulsó con gran fuerza”.

Desde los años 10 y 20 del siglo pasado, España había empezado a tener una desarrollo notorio en los ámbitos científico y cultural. En ese contexto de auge se habían formado los científicos, artistas e intelectuales exiliados en México: “Por méritos propios, algunos habían sido rectores de universidades”.

Llegaron fisiólogos, astrónomos, historiadores, pintores, músicos, matemáticos, escritores, siquiatras que habían tenido una influencia fundamental en el desarrollo de la siquiatría dentro y fuera de España; físicos que habían trabajado con Einstein: “Todos eran verdaderamente de un nivel que México tenía pero en muy escaso número y que al insertarse en la vida intelectual mexicana ayudan a dar un salto cualitativo en el desarrollo de la investigación en México”.

De acuerdo con Clara E. Lida, el asilo a los españoles es “la práctica de una solidaridad internacional inédita en la época, solidaridad que mana de un país recién salido de la Revolución, que apenas estaba restableciendo las bases sociales, políticas, materiales de su desarrollo; un país todavía pobre que aun en medio de sus carencias y dificultades se manifiesta profundamente solidario con un gobierno democrático y popular como fue la Segunda República Española”.

Solidaridad inteligente

Pocos países se manifestaron tan solidarios: “La Unión Soviética da apoyo a integrantes del Partido Comunista y a niños, que llegan en total a 5 mil; Francia, lo hace de facto con la oleada humana que cruzaba los Pirineos para huir del franquismo”, dice Lida.

México “recibe a cerca de 20 mil adultos que se instalan en este país y lo hacen su hogar. Tal vez en el mundo de hoy, de exilios continuos, de guerras, dictaduras y éxodos bárbaros, podemos entender el asilo a los españoles como un precedente de todo lo que va a venir en lo largo del siglo XX y comienzo del XXI”.

Es una paradoja, admite la académica, “que de la tragedia pueda emanar algo tan positivo como fue esa especie de integración de cultura de dos mundos distintos. Paradoja, pero al mismo tiempo fue de una gran inteligencia traer y captar lo mejor de la España republicana, y no sólo intelectuales, también recibió técnicos, obreros especializados, porque los más preparados eran los más opuestos a un régimen autoritario y retrógrado”.

De modo que “lo que subrayo es la inteligencia de Lázaro Cárdenas para entender que esto era una inversión en capital humano; la inteligencia de Reyes y Cosío para atraer a sus colegas del otro lado del mundo; la intelilgencia de la población más abierta y mejor informada de México para entender que llegaban hombres y mujeres altamente capacitados que colaborarían en el desarrollo del país. Entonces fue inteligencia y solidaridad o solidaridad inteligente”.

Por eso, concluye la entrevistada, el asilo “no fue caridad, cada peso que se invirtió en estos hombres y mujeres” fue retribuido con creces al país.

Clara E. Lida dictará hoy una de las conferencias magistrales en la ceremonia conmemorativa del 70 aniversario de la Casa de España en México.

 
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