Usted está aquí: martes 30 de septiembre de 2008 Economía Cuando los bancos mueren

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Crisis en EU

Cuando los bancos mueren

Ampliar la imagen Aspecto de la fachada del cuartel general del banco de inversión Morgan Stanley, en la ciudad de Nueva York, el 17 de septiembre pasado Aspecto de la fachada del cuartel general del banco de inversión Morgan Stanley, en la ciudad de Nueva York, el 17 de septiembre pasado Foto: Reuters

La reforma radical del sector financiero británico, en 1986, fue apodada el Big Bang. La brutal e imprevista remodelación de Wall Street podría describirse más bien como la Gran Implosión. Como si le avergonzara seguir adelante luego de la humillación de las hipotecarias y la principal aseguradora del país, el modelo de corretaje basado en megaconsorcios se ha desplomado sobre sí mismo. Aún más humillante para los otrora amos del universo es que ahora la nueva fuerza en las finanzas es el gobierno.

Los últimos bancos de inversión que quedaban, Goldman Sachs y Morgan Stanley, se vieron obligados a buscar refugio convirtiéndose en empresas holding de bancos, luego que el derrumbe de Lehman Brothers dio lugar a una debacle total en la industria. Aunque ninguno de los dos estaba particularmente afectado, los mercados ya no pudieron soportar su combinación potencialmente letal de activos no líquidos e inciertas obligaciones mayoristas.

Ahora los dos comenzarán a reunir grandes cantidades de depósitos, fuente más estable de financiamiento. Obtener socios fuertes también podría ayudarlos. Mitsubishi UFJ, gigantesco banco japonés, comprará hasta 20% de Morgan. El 23 de septiembre, Goldman hizo algo aún mejor, al obtener 5 mil millones de dólares (mdd) de Waren Buffett, una leyenda de la inversión. Este respaldo le permitió ofrecer otros 5 mil mdd en una oferta de participación al día siguiente.

Buffet, quien no elogia en vano, describe a Goldman como “excepcional”. Pero algunos dudan que pueda adaptarse y prosperar. Como banco enfrenta una supervisión más severa de la Reserva Federal (Fed), requerimientos más estrictos de capital y restricciones en inversión. Los bancos universales, como Citigroup y Bank of America, que desde hace tiempo se han considerado excesivamente pesados, alegan que sus vastos balances y su amplia gama de negocios, desde tarjetas de crédito hasta mercados de capital, les dan ventaja en tiempos difíciles. El director de un banco sugiere que la época de oro que disfrutaron los bancos de inversión en 2003-06 fueron una “aberración”, alimentada por una saturación mundial de liquidez lo bastante grande para ocultar una multitud de pecados en operaciones de riesgo.

Las firmas de fondos privados y los fondos de cobertura de riesgo acechan la oportunidad. Los barones de las compras recibieron una buena noticia esta semana, cuando la Fed aligeró sus reglas sobre propiedad de bancos. Estos inversionistas van también sobre el “talento” de la banca de inversión. Los fondos de cobertura de riesgo tendrán particular interés en atraer inversionistas de riesgo que teman que la nueva regulación les corte las alas.

El poder podría desviarse en otras dos direcciones: hacia el exterior y, en menos grado, hacia bancos de inversión selectivos. Mitsubishi no es el único banco extranjero que ha dado un paso. Luego de un breve regateo en los tribunales de quiebra, Barclays, de Gran Bretaña, ha asumido las operaciones del estadunidense Lehman.

Tasas de apalancamiento

No todo está perdido para los antiguos bancos de inversión. Por principio de cuentas, puede que no tengan que reducir tanto el apalancamiento como se había temido. Aunque sus tasas de apalancamiento globales son altas, sus proporciones de capital ajustado al riesgo, conforme a las reglas del acuerdo Basel 2, son más fuertes que las de la mayoría de los bancos comerciales.

Además, convertirse en banco tiene ciertas ventajas actualmente. Se prevé que docenas de prestamistas regionales quebrarán en los próximos meses. Por tanto, Goldman y Morgan deben poder amasar depósitos a bajo costo, y sin los quebraderos de cabeza inherentes a una fusión con un gran banco comercial. También estarán a la espera de recibir activos de la gigantesca entidad gubernamental compradora de préstamos cuando comience a funcionar.

Sin embargo, dada la aguda tensión en los mercados de dinero, por el momento el acento está más en sobrevivir que en aprovechar oportunidades. Los bancos siguen tratándose entre sí con recelo en los mercados internacionales de crédito.

Las empresas financieras temen mayores perjuicios de la reciente y potencialmente catastrófica escalada sobre los fondos en el mercado de dinero que orilló al gobierno a intervenir con garantías. Los fondos de dinero prime, importantes compradores de deuda corporativa, siguen bajo presión y se alejan de cualquier operación que implique riesgo. Es un grave problema para los bancos, puesto que esos fondos mantienen 1.3 billones de dólares de su deuda de corto plazo. Conforme los fondos se retiren, los bancos se verán forzados a volverse hacia mercados financieros de plazo más largo y más caros.

Cuando los mercados se estabilicen, Wall Street comenzará a preguntarse si quedó mejor o peor sin sus bancos de inversión autónomos. Puede que hayan dejado un vacío. Como corredores, regulados de manera menos estricta por la Comisión de Cambios y Valores, estaban en libertad de poner a trabajar grandes porciones de capital, aportando liquidez, creando mercados y asumiendo riesgos. Como bancos, pueden enfrentar una postura más restrictiva de la Fed.

Fuente: EIU

Traducción de texto: Jorge Anaya

 
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