Usted está aquí: lunes 29 de septiembre de 2008 Opinión Aprender a morir

Aprender a morir

Hernán González G.
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■ Legislación desconocida

Con frecuencia el triunfalismo empaña ciertas realidades, sobre todo aquellas que ponen en evidencia la fugacidad de lo que entendemos por éxito y la impermanencia de lo que se consideran logros. Una de esas realidades sistemáticamente soslayada es la muerte –“se mueren los otros”– y en concreto el derecho a una muerte digna, esa que se niega a confundir vivir con durar, no obstante las amenazas esgrimidas por los que se sueñan intérpretes de Dios.

“Para que juntos lleguemos muy lejos, yo sigo trabajando”, reza el eslogan del jefe de Gobierno del Distrito Federal, antes que con respecto a programas sustentados que vislumbren un porvenir menos oscuro para la capital mexicana, con relación a su optimista segundo Informe de gobierno.

Habla de numerosas obras públicas, hartos puentes, nuevas líneas de Metrobús y del Metro, distribuidores, túneles, encarpetado hidráulico y demás apuestas a favor del… automóvil, en una batalla perdida de antemano, pues el desmesurado aumento cotidiano de vehículos imposibilita un aumento racional de vialidades.

Sin embargo, en cosas más inmediatas la ciudadanía sigue a la espera de que el Gobierno del Distrito Federal desarrolle una verdadera y urgente campaña de difusión de la casi desconocida Ley de Voluntad Anticipada, del Reglamento respectivo y del Manual de Funcionamiento de la Coordinación Especializada en Voluntad Anticipada, de la Secretaría de Salud.

En septiembre, mes del testamento convencional –mil 300 pesos más IVA–, no del que garantiza el derecho inalienable a una muerte digna, y a nueve meses de publicada la Ley de Voluntad Anticipada, los habitantes del DF, incluido el grueso de los notarios públicos, carecen de la información necesaria que les permita hacer realidad tan valioso documento. De ahí la apremiante necesidad de un folleto breve y claro de amplia distribución.

¿Dónde conseguir el Documento de Voluntad Anticipada? ¿Cuál es el costo de suscribirlo ante notario y el tiempo que requiere? ¿Los que viven en el resto del país no tienen derecho a una muerte digna? Criterios obsesivos o conciencias estrechas de algunos médicos, ¿pueden invalidar mi Documento de Voluntad Anticipada? La persona que no está en etapa terminal, ¿debe registrar ese documento?, son algunas de las muchas preguntas que requieren respuestas oportunas y accesibles, no burocráticas y complicadas.

 
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