Usted está aquí: viernes 26 de septiembre de 2008 Opinión Penultimátum

Penultimátum

■ Santuarios y fortunas

Figuran entre los secretos mejor guardados de la Iglesia y sólo unos pocos saben exactamente el monto y destino final de los dineros que ingresan a los grandes sitios de peregrinaje del mundo católico. Destacadamente los de Roma, Guadalupe, Cracovia,  Saint Michel, Fátima y Lourdes. El tema volvió a aparecer en la prensa europea por la visita que el Papa hizo recientemente a este último para celebrar los 150 años de la repetida aparición de la Virgen María en una gruta a la niña Bernardette Soubirus. Antes de llegar a esta población situada en los Pirineos franceses, Benedicto XVI aseguró ante el presidente Nicolas Sarkozy que la laicidad del Estado no es incompatible con la fe, pero aclaró que “la religión es insustituible para la formación de las conciencias”, una forma de insistir en el viejo anhelo eclesial de que en las escuelas públicas se imparta obligatoriamente una materia sobre religión. Luego en el santuario condenaría el aborto, la eutanasia, el matrimonio entre homosexuales y la tendencia de la Iglesia francesa de casar a divorciados.

Lourdes es una pequeña población  de 15 mil habitantes que recibe al año 6 millones de peregrinos, algunos de ellos enfermos que, desahuciados por la ciencia médica, van en busca de la cura milagrosa. Esta vez, ni con la visita papal y el aniversario se registró alguna entre los cientos de enfermos que llegaron.

Hubo en cambio el milagro del silencio sobre la forma como el rector del santuario, Raymond Zambelli,  se ha hecho de una considerable fortuna personal en apenas cinco años de estar en el cargo. Aunque su sueldo mensual es de 12 mil pesos mexicanos libres de comida y vivienda (su residencia es de lujo),  las autoridades hacendarias le encontraron en una de sus cuentas bancarias cerca de 8 millones de pesos. El asunto salió a la luz pública gracias al semanario satírico parisino Le Canard Enchainé. La jerarquía eclesiástica dice que Zambelli es inocente y seguirá en su puesto. Las autoridades francesas lo citarán para que explique el origen de su fortuna. El santuario recibe y maneja al año millones de euros por limosnas, venta de agua bendita, souvenirs, atención a enfermos, donaciones y herencias.

Muchísimo más dinero y visitantes recibe el santuario más importante de América: el de Guadalupe. Sin embargo, ese dinero no ha servido para concluir el desangelado santuario vecino: el de Juan Diego, canonizado hace seis años. Una fuente de ingresos del nuevo santuario “indígena” carente de peregrinos es la venta de casi 30 mil nichos para depositar cenizas de los creyentes. Cada uno cuesta alrededor de 15 mil pesos. Apenas se han vendido menos de 500, pero están sin terminar. Aquí el milagro lo hacen las autoridades al no investigar un posible fraude. Con el poder de la Iglesia topamos, Sancho.

 
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