Usted está aquí: jueves 25 de septiembre de 2008 Economía “Nuestra economía entera está en peligro”, advierte George W. Bush

■ Justifica el inédito rescate ante la ola de repudio público por querer salvar a millonarios

“Nuestra economía entera está en peligro”, advierte George W. Bush

■ Sin el salvamento financiero el país afrontará una larga y dolorosa recesión, dijo en un mensaje

■ No actuar implica la pérdida de millones de empleos, la restricción del crédito y otros males

David Brooks (Corresponsal)

Ampliar la imagen El presidente George W. Bush posa en la Casa Blanca después del mensaje transmitido en horario estelar por todas las cadenas nacionales de televisión El presidente George W. Bush posa en la Casa Blanca después del mensaje transmitido en horario estelar por todas las cadenas nacionales de televisión Foto: Ap

Nueva York, 24 de septiembre. Ante una creciente ola de repudio popular de rescatar a millonarios con fondos públicos, el presidente George W. Bush emitió esta noche un mensaje a la nación justificando su propuesta, mientras que su gobierno cedió ante demandas para imponer límites sobre los ingresos millonarios de los ejecutivos que llevaron a Wall Street al borde del peor desastre económico desde la Gran Depresión.

Bush, en un mensaje a la nación desde la Casa Blanca en hora pico trasmitida por todas las cadenas nacionales, advirtió que “nuestra economía entera está en peligro” y sin un rescate, el país enfrentará “una larga y dolorosa recesión”. Aseguró que su plan para otorgar hasta 700 mil millones de dólares para rescatar el sector financiero era la mejor opción para el bien común de todo el país.

Anunció que invitó a los dos candidatos presidenciales John McCain y Barack Obama junto con líderes legislativos a la Casa Blanca este jueves para forjar un proyecto de ley sobre su plan de rescate, y dijo que aunque normalmente se opone a las intervenciones del gobierno en el sector privado, éstos son momentos extraordinarios “donde el mercado no está funcionando apropiadamente” y que no actuar implica la restricción del crédito, la pérdida de millones de empleos y otras consecuencias.

Por ello, presentó su programa como la mejor opción tanto para trabajadores como comerciantes y familias. A la vez, aseguró que habrá protecciones para los contribuyentes, que se espera recuperar estos fondos al ser repagados, y que no se beneficiarán ejecutivos del sector financiero con los fondos públicos. Además, dijo que en “un mundo globalizado” se requiere modernizar las regulaciones.

Por si había dudas, reafirmó que “el capitalismo democrático es el mejor sistema jamás inventado”. El plan, aparentemente, no había convencido al público estadunidense, pero con un presidente con la aprobación más baja en la historia reciente, es difícil calcular qué tanto efecto tendrá este mensaje en “restaurar la confianza” en el sistema. Aunque el temor sigue siendo una arma política muy efectiva.

Por segundo día consecutivo, el secretario del Tesoro, Henry Paulson, y el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, se presentaron en el Congreso repitiendo sus advertencias de una calamidad si no hay un rescate de estas proporciones.

Los mercados permanecen bajo “una presión extraordinaria” y la “acción por el Congreso es urgentemente requerida para estabilizar la situación y evitar lo que de otra manera podrían ser consecuencias muy serias para nuestros mercados financieros y nuestra economía”, advirtió otra vez Bernanke ante los legisladores.

Una vez más los legisladores de ambos partidos expresaron críticas sobre la irresponsabilidad de Wall Street y la falta de regulación y atención del gobierno de Bush, con representantes de ambos partidos disfrazándose de grandes defensores de los contribuyentes y las familias de trabajadores.

De hecho, ante la percepción popular de que los políticos están por entregar un monto sin precedente de fondos públicos a los ejecutivos financieros multimillonarios representando una pesadilla política para Washington, el secretario del Tesoro Paulson, después de rechazarlo por días, hoy cedió ante la demanda de legisladores de que se establezcan límites sobre los ingresos de ejecutivos que son beneficiados por este programa

Paulson, ante los representantes del Comité de Servicios Financieros, reconoció, en un giro completo de su posición de hace sólo unas horas, que “el pueblo estadunidense está enojado por la compensación de los ejecutivos, y tiene razón. Muchos de ustedes señalan esto como un problema serio, y estoy de acuerdo. Tenemos que buscar una manera para abordar esto en la legislación sin minar la efectividad del programa”.

Las encuestas registran que una mayoría abrumadora cree que la economía va de mal en peor y desaprueba el manejo de la crisis por el gobierno de Bush. A la vez, hay escepticismo con la propuesta del rescate, con 55 por ciento en una encuesta de Los Ángeles Times opinando que el gobierno no debería de rescatar con fondos públicos a las empresas financieras. Más aún, los medios y no pocos políticos reportan expresiones de repudio a un programa que beneficia a los ricos mientras que ofrece muy poco para los ciudadanos comunes.

Y Paulson carece de cierta credibilidad como un árbitro neutral en este debate, ya que antes de ser nombrado secretario del Tesoro fue justo uno de esos ejecutivos multimillonarios de Wall Street –fue el jefe ejecutivo de Goldman Sachs– además algunos critican su manejo desde los inicios de esta crisis al tomar acciones que finalmente estallaron en lo que se enfrenta ahora.

El financiero George Soros escribe en el Financial Times que es correcto que la propuesta esté enfrentando dificultades en el Capitolio por ser mal diseñado. “El Congreso estaría abdicando su responsabilidad si le otorgara un cheque en blanco al secretario del Tesoro. La propuesta presentada al Congreso tenía hasta lenguaje que hubiera eximido a las decisiones del secretario de revisión por cualquier tribunal o agencia administrativa –el cumplimiento final del sueño del gobierno de Bush de un ejecutivo unitario”.

Es un Pearl Harbor económico, califica Warren Buffet

Por otro lado, Warren Buffet, el famoso inversionista y uno de los hombres más ricos del mundo, declaró que la crisis es como un “Pearl Harbor económico” (en referencia al ataque sorpresa de los japonesas contra esa base militar en Hawaii, lo cual llevó al ingreso de Estados Unidos a la Segunda Guerra Mundial), un día después de que causó gran revuelo su anuncio de que invertiría 5 mil millones en la empresa financiera Goldman Sachs, considerada como el banco de inversiones más prestigioso de Wall Street, en un acto cuyo propósito era recuperar la confianza en el sector financiero. Caracterizó su inversión como una apuesta de que Washington tomaría acción para rescatar los mercados de crédito.

Tiene razones para pensarlo. A pesar de todo el teatro en que legisladores y políticos han expresado su critica al gobierno y a los encargados de Wall Street por permitir esta crisis con sus grandilocuentes intervenciones en el Congreso y en los medios aquí, la cúpula política de ambos partidos –con no pocos disidentes reales– continúa concluyendo que al final no hay muchas opciones más que aprobar alguna versión de esta propuesta de rescate, seguramente una que incluya mayor supervisión de la administración del rescate, límites sobre la remuneración para los ejecutivos cuyas empresas se beneficien con estos fondos públicos, y algunas medidas por ahora mínimas para apoyar a los ciudadanos afectados por la crisis hipotecaria, entre otras.

Cómo justificarlo ante un público pleno de sospechas será parte de la tarea de esa cúpula cuando se reúna en la Casa Blanca este jueves.

 
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