Usted está aquí: miércoles 24 de septiembre de 2008 Espectáculos No sólo de canciones y vino vive el hombre, tampoco yo: Serrat

■ Mi oficio es la música... y una de mis pasiones es la viña, dice el novel bodeguero

No sólo de canciones y vino vive el hombre, tampoco yo: Serrat

■ “La vida es algo irrepetible y hay que andar por ella tratando de no perderse de nada”

■ Hago música porque la amo, pero no tendría sentido si no tuviera con quien compartirla

Afp

Ampliar la imagen No tengo un modelo de vino porque, en general, en la vida no tengo modelos, asegura Joan Manuel Serrat, orgullosos de su nueva aventura No tengo un modelo de vino porque, en general, en la vida no tengo modelos, asegura Joan Manuel Serrat, orgullosos de su nueva aventura Foto: Luis Gene / Afp

Tarragona, España, 23 de septiembre. “El momento más feliz que he tenido desde que pisé por primera vez esta finca fue el día que vi mi primera botella de vino en otra mesa”, confió Joan Manuel Serrat entre los viñedos con los que elabora exquisitos vinos, en la exclusiva comarca de la denominación Priorat.

El cantautor, que el mes próximo inicia una gira por México, Argentina y Uruguay, se convirtió hace cinco años en bodeguero, “dejándome llevar por el entusiasmo y la ilusión ante un proyecto de hacer una viticultura imaginativa, respetuosa con el producto y el entorno y recuperando el concepto de los viejos bancales”.

Las cepas están plantadas en un suelo compacto de pizarra (piedra llamada Licorella) sobre un sistema único de terrazas (bancales) y a una altura que va desde los 350 a 750 metros de altitud, lo que da un vino muy intenso, particular, con algún toque mineral, entre otras características muy apreciables.

Prudencia ante todo

En una larga conversación con Afp en su moderna y elegante bodega, en un entorno de abrupta belleza, el Nano Serrat admite que “no tengo un modelo de vino porque, en general, en la vida no tengo modelos”.

Sin embargo, relata que le gustan los vinos “que presentan complejidades, bien estructurados, de largo recorrido, capaces de evolucionar desde que abres la botella hasta que te los acabas”. Pero también le gusta “un vino joven, bien hecho, muy fresco, ligero”.

“Como diría Salomón en el Eclesiastés, hay un tiempo para cada cosa y una cosa para cada tiempo” y “también hay cada momento para cada vino”, resalta.

“Soy muy pudoroso. A pesar que sé que el vino no me haría quedar mal, soy consciente que el sector es muy complicado y esta situación del cantante que se mete a viñatero se presta a muchas manipulaciones. Si como músico he sido muy prudente con lo que he hecho, en lo que me he metido, en la promoción que he hecho... como vinicultor lo tengo que ser mucho más”.

Los vinos que elabora el autor de Mediterráneo en sus 33 hectáreas de viñedo, 23 corresponden a la DOQ Priorat y 10 a DO Montsant, de un total de 300 hectáreas que tiene Mas Perinet en un entorno privilegiado de la comarca.

Una comarca de poca producción, en la que “entre todos apenas hacemos lo que haría una bodega media de Rioja: unas cinco millones de botellas”.

El Perinet, el vino que es el buque insignia de la bodega, sigue progresando y ganando adeptos, pero también se elabora uno blanco, el Clos María, “un vino de Garnacha blanca, Chenin y algo de Muscat, al que le estamos incorporando Viogner que se da muy bien”, explica.

Pero la “joya” de la bodega es el Perinet plus, “del que sólo hacemos 6 mil botellas al año. Es la gama alta y está hecho con uvas de costeros centenarios de muy baja producción y gran concentración”, se regodea.

Mas Perinet produce unas 35 mil botellas de Clos María blanco, 30 mil de Gotia (DO Montsant), 70/80 mil de Perinet y entre 6 mil y 7 mil de Perinet Plus.

En uno de sus viñedos plantados en terrazas, ataviado de bodeguero, de negro y gris, con una gorra y visera para protegerse del intermitente sol de la bellísima comarca del Priorato –que alberga la denominación de vinos El Priorat–, Serrat conversa extensamente con la Afp, a la que debía recibir el día que iniciaba sus pasos como bodeguero, cita aplazada por su enfermedad, hoy superada.

Serrat, quien no tiene problemas en combinar sus dos exitosas vocaciones, no recurre a su fama de cantante para explotar sus magníficos vinos.

No soy tan tonto

“Soy pésimo en relaciones públicas y no soy tan tonto para serlo de mi propia casa, porque la arruinaría”, dice.

“Creo que en la vida, compartir es fantástico. Hago música porque la amo, pero no tendría sentido si no tuviera con quien compartirla, si la gente no la hiciera suya...”, indica.

“Con el vino ocurre algo parecido, porque se mueve en el mundo de las emociones y las sensaciones y porque haciendo un buen vino puedes provocar un estímulo en sus almas y eso también me parece fantástico”, añade acariciando un racimo y comentando a uno de sus colaboradores, “falta aún madurar la piel”.

Pero “no sólo de canciones y vino vive el hombre ni tampoco yo. Yo vivo de la vida. Mi oficio es la música... una de mis pasiones es la viña, aunque tengo otras que no reclaman tanto la atención de los demás, pero que también vivo con intensidad”, añade y puede pensarse que se refiere al futbol, cuyo ídolo es el argentino Alfredo di Stéfano, quien “hizo campeón a Boca en el 69 y yo iba por primera vez a la Argentina”.

“La vida es algo absolutamente irrepetible y hay que andar por ella tratando de no perderse nada, respetando a los demás, dice el cantante de lengua materna castellana y paterna catalana y que ante las supuestas polémicas que existen en España sobre su idioma, dice tenerlo claro.

“En mi barrio no hay ninguna polémica, en mi ciudad tampoco... probablemente el desconocimiento de la realidad hace que otros puntos de vista afloren y entren a discutir un tema que no tiene mayor discusión: yo lo tengo muy claro, si a mí me prohibieran hablar en catalán me dedicaría en cuerpo y alma a hablar en catalán; si alguien me prohíbe en castellano me dedicaría en cuerpo y alma a hablar en castellano”, dice.

Y agrega que “por encima de cualquier cosa está mi derecho a la libertad y a tomar la opción que me interese y sobre todo el derecho de las culturas a sobrevivir sin imposiciones”.

De su exilio en México guarda buenos recuerdos: “coincidí con los viejos del exilio anterior: vivían Rejano, Max Aub, Buñuel...”, recuerda, y –sentado en una barrica de 250 litros de buen vino– afirma “en mí siempre está presente la gratitud a quien en un momento difícil de mi vida hizo todo lo posible porque me sintiera en casa”.

¿Fue su paso por México el que creó sus fuertes compromisos con el continente?. “Ya venía comprometido”, responde.

“Llegué en el 69, con Tlatelolco en México, el cordobazo en Argentina... viví la asunción de Allende en Chile y cantidad de cosas, de las cuales formé parte... yo venía de un país con dictadura, en su última fase, pero no lo sabíamos entonces...”, añadió.

Los latinoamericanos “eran países en ebullición, con sueños fantásticos, donde todo cabía y todo era posible. Éramos jóvenes y todo dependía de nosotros. Luego la realidad fue tremenda, pero fue tremenda no porque los sueños no fueran legítimos, sino porque los criminales no tienen medida...”, concluyó.

Gira y vendimia

Mientras se realiza la vendimia en Mas Perinet, el bodeguero Joan Manuel Serrat estará iniciando en México una gira latinoamericana y la recolección de nuevos éxitos como cantante.

El día 27 Serrat parte hacia México donde abrirá la 36 edición del Festival Internacional Cervantino (FIC), que se realizará del 8 al 26 de octubre en la ciudad de Guanajuato, donde es invitado de honor.

 
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