Usted está aquí: martes 23 de septiembre de 2008 Opinión Itacate

Itacate

Marco Buenrostro y Cristina Barros
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■ ¡SAS!

Estas son las iniciales del proyecto Sistemas Alimentarios Sustentables impulsado por el Grupo de Estudios Ambientales (GEA), que cumple 30 años, y por la Sociedad de Solidaridad Social Sansekan Tinemi, con más de tres lustros de trabajo intenso en la montaña de Guerrero.

Durante seis años se ha establecido comunicación constante con numerosas familias de esa región del centro del estado, mediante talleres y visitas periódicas en un verdadero diálogo de saberes, para mejorar la calidad de vida de los campesinos y campesinas mediante prácticas que rehabiliten sus tierras y eleven la productividad.

Los resultados de ese acompañamiento profesional y honesto se presentaron en días recientes; están plasmados en el libro: ¡SAS! Una experiencia campesina hacia sistemas alimentarios sustentables, coordinado por Catherine Marielle, y en dos videos realizados por Marco Antonio Díaz León que recogen los testimonios directos de varios de los participantes en el proyecto.

Nos referiremos a los videos. Entreverados con imágenes de la milpa, del paisaje de la región y de escenas de la vida diaria, aparecen los rostros expresivos que narran sus experiencias con seguridad y frescura. Muestran su gran amor por el campo, por la madre tierra. El proyecto les ha permitido confirmar que su trabajo es valioso y merece ser compartido. También están convencidos de la sabiduría que encierran las prácticas tradicionales.

El diagnóstico hecho por GEA concluyó que la producción había disminuido, entre otras cosas, por la erosión provocada por las fuertes lluvias asociadas con el cambio climático, por el libre pastoreo del ganado y por el uso de fertilizantes químicos.

Esto llevó a recuperar y sistematizar antiguas prácticas; la que más frutos ha rendido es utilizar abonos naturales. Todos afirman que las milpas que antes apenas crecían o que de plano acababan sirviendo sólo de rastrojo, ahora se desarrollan sanas. Las plantas se amuchan y las mazorcas se llenan.

Con las plagas ha habido también éxitos. La gallina ciega se asperja con una sustancia integrada por cebolla, epazote, ajo. La prodigiosa ahuyenta con su olor a las palomillas y otros insectos. La cal y la ceniza contribuyen a la mejor conservación de las mazorcas y las semillas.

Ahora están casi libres de químicos los maíces pozolero, híbrido acriollado, criollo amarillo y colorado, cuarenteño, arroceño, pinto, el tepeyantle (morado) y el criollo breve, llamado así porque se cuece pronto. Comparten la milpa con varias clases de calabazas y frijoles de mata y de guía.

 
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