Usted está aquí: martes 23 de septiembre de 2008 Ciencias Justificación de lo irracional

Javier Flores

Justificación de lo irracional

Tres días después de que en la plaza principal de Morelia ocurriera un cobarde y enigmático atentado, que produjo la muerte de ocho personas y dejado heridas a más de 100, lo que ha cambiado por completo el rostro de nuestro país, el secretario de Salud, José Ángel Córdova Villalobos, se apresuró a presentar los resultados preliminares de la Encuesta Nacional de Adicciones 2008.

Se trata de algo muy poco serio, pues la primera pregunta que surge es: ¿dónde está ese documento?, y después: ¿en qué lugar se puede consultar para realizar un análisis riguroso de su contenido? En su elaboración participan instituciones muy prestigiadas, como los institutos Nacional de Siquiatría Ramón de la Fuente y el Nacional de Salud Pública. Sin embargo, en sus páginas de Internet y en la de la propia Ssa no hay nada, excepto la transcripción, en esta última, de la conferencia de prensa del secretario… Al parecer había prisa.

En su mensaje, Córdova Villalobos sólo propició confusión. Por ejemplo, no está claro en todos los casos cuándo se refiere al consumo de drogas legales (alcohol y tabaco) y cuándo a drogas ilícitas. Además, casi todo fue expresado en porcentajes, lo que impide tener una imagen real de la magnitud en números absolutos del problema del consumo.

Pero lo que sí quiso enfatizar en repetidas ocasiones el titular de Salud es el riesgo mayúsculo que representan las drogas para los niños y los jóvenes, quizá para justificar el eslogan del gobierno de Felipe Calderón, cuya guerra declarada al narcotráfico supuestamente tiene como objetivo principal evitar que “… la droga llegue a nuestros hijos”.

El funcionario tuvo que reconocer que el consumo de drogas ilícitas ha crecido muy poco en nuestro país, pues en la población de entre 12 y 65 años (ojo, no sólo en los niños) pasó de 4.6 en 2002 a 5.5 por ciento en 2008.

Creo que ya es hora de enfrentar con seriedad el tema del consumo mediante el cual se trata de justificar una guerra irracional que cobra todos los días muchas vidas humanas y en la que se consumen cuantiosos recursos económicos que se desvían de tareas tan importantes como la educación, la agricultura ¡y las que realizan las propias instituciones de salud!

Las adicciones no figuran entre las principales causas de morbilidad o mortalidad en nuestro país. En estudios realizados por la propia Ssa como en la Información epidemiológica de morbilidad 2005 o en la lista de las principales causas de muerte en México, no aparece el consumo de drogas ilícitas.

Representan un problema mayor, como causas de enfermedad y muerte, las enfermedades respiratorias o hepáticas producidas por el consumo de tabaco y alcohol (drogas legales), respecto de los males que resultan del consumo de mariguana, cocaína, metanfetaminas o alucinógenos en conjunto, los cuales –sin pretender restarles importancia como problema de salud pública o como tema relevante de estudios científicos– son francamente poco significativas frente a otras patologías.

Por ejemplo, la desnutrición en sus diversas modalidades (leve, moderada y severa) requeriría en México una verdadera guerra contra el hambre.

En 2002, reportes de la Ssa muestran que ese año ocurrieron mil 415 muertes bajo intoxicación por drogas, de las cuales mil 151 correspondieron a ¡intoxicación por alcohol! Sólo 118 corresponden a mariguana y 86 a opioides (opio, morfina y heroína). Estas cifras parecen ridículas frente a las muertes que ha dejado el “combate al narcotráfico”, pues en lo que va del gobierno de Calderón (hasta mayo del presente año) suman más de 4 mil las ejecuciones producto de esta guerra irracional (La Jornada, 22/05/08). Es evidente que es más costoso el remedio que la enfermedad.

La presentación apresurada de algunos datos de la Encuesta Nacional de Adicciones, que no se pueden consultar en ningún lado, solamente es un medio con el que se pretende justificar –de manera fallida– una política a todas luces irracional desde el punto de vista de la salud pública.

 
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