Bach en sex, digo en sax
Pese a que la cantidad de partituras portentosas que los humanos han escrito a lo largo de la historia es inconmensurable, imposible de medir en su cabalidad, no resulta ni difícil ni temerario elegir unas cuantas como las muestras de la monumentalidad que puede alcanzar el alma cuando alguien logra plasmar todos los misterios de la vida y sus bellezas en una sola obra. Las páginas de Mozart, cualquiera de ellas y las de Bach, todas, son muestras en botón. Más en específico: las Variaciones Goldberg y las Seis Suites para Violonchelo Solo del maestro alemán pueden llenar la imaginaria isla desierta entera. La buena nueva es que en los estanteros de novedades discográficas esplende un descubrimiento sensacional: el nuevo disco del alientista holandés Henk van Twillert, quien adaptó a su sax barítono las suites de Bach. El resultado es magnifiscente. El dulce encantamiento, la calidez que enamora de la música de Bach está aquí intacta, latiente, acariciante y bella. Monumental hallazgo.