Usted está aquí: viernes 12 de septiembre de 2008 Espectáculos El 226 del ISR, decisivo para la realización de Arráncame la vida

■ Fueron 7 años de planeación y desarrollo: Alejandro Soberón

El 226 del ISR, decisivo para la realización de Arráncame la vida

■ Estrenan en 500 salas uno de los más costosos proyectos nacionales

Jorge Caballero y Chava Rock

Ampliar la imagen El protagonista, Daniel Giménez Cacho, en un fotograma del filme El protagonista, Daniel Giménez Cacho, en un fotograma del filme

Hoy se estrena en 500 pantallas de todo el país la película Arráncame la vida, de Roberto Sneider, basada en la novela homónima de Ángeles Mastretta, que es uno de los filmes más costosos en la historia del cine mexicano.

Al concluir la exhibición de la premier, que se realizó en días pasados en el Teatro Metropólitan, Alejandro Soberón Kuri, productor de la película y director general de Corporación Interamericana de Entretenimiento (CIE), señaló a La Jornada lo satisfecho que le ha dejado este trabajo: “Estamos encantados, muy contentos con el trabajo de Roberto (Sneider), de Daniel (Giménez Cacho), de Ana Claudia (Talancón), de Chema (José María de Tavira). Fueron siete años de planeación y desarrollo, la verdad es que estoy muy emocionado”.

Uno de los factores que favoreció que se reunieran más de 6.5 millones de dólares para la realización de Arráncame la vida fue el estímulo fiscal con la aprobación del famoso artículo 226 de la Ley del Impuesto Sobre la Renta (ISR), Soberón explica: “gracias a que se aprobó, se pueden hacer estas películas; yo espero ahora que el público diga la última palabra. Hay mucho apoyo y entusiasmo de que salga”.

Lección de belleza y dolor

En la premier también estuvo Eugenia León, quien señaló: “La película nos alecciona con mucha belleza, pero también con mucho dolor, lo que hoy vivimos, los resultados de un país que ha perdido el proyecto”.

Roberto Sneider coincidió con Soberón y en entrevista con La Jornada mencionó: “Hacer esta cinta no es porque tengas que hacer un filme cada cierto tiempo, sino cuando tienes un guión que te apasione, algo que te interesa contar y las condiciones para hacerla estén bien. Arráncame la vida es una historia que me apasionó desde hace siete años, estuvimos muy cerca de hacerla, hicimos casting, vimos locaciones, pero por cuestiones financieras no la concretamos. En esta ocasión, gracias un poco al artículo 226, vimos la oportunidad de hacer un proyecto de este tamaño en México y rápido”.

Sneider también confesó que: “Lo que me llamó la atención de hacer Arráncame la vida fueron muchas cosas, pero lo principal son los personajes; creo que Ángeles creo uno profundamente entrañables, entendí muy bien quienes eran, rescaté su aliento, los sentí muy vivos. La novela habla de cosas que me interesaba mucho: la relación de pareja, el manejo del poder en la política y el matrimonio; además me parece que es profundamente mexicana; en realidad los mexicanos hemos tenido poca oportunidad de explorar nuestra historia y por eso me parece que Arráncame la vida, es original en este sentido”.

Sneider develó que para la adaptación “primero tuvimos que simplificar la historia, porque en la novela se tratan mundos muy explorados en muchos ambientes que la literatura permite y que en el cine, por cuestiones de tiempo y presupuesto, no podíamos hacer en dos horas; eso implicó dejar fuera muchas cosas, como las relaciones de la protagonista con sus amigas, se minimiza mucho la familia y nos enfocamos más en el crecimiento de Catalina y su relación con Andrés, quien es el más importante, pero lo es en relación a lo que Catalina enfrenta a su lado. En la novela hay una voz narrativa que le da un cierto color a la historia y esa es una voz que sustituimos por un lenguaje cinematográfico, inventamos nuestro lenguaje para saldar estos recursos literarios y darle el sentido de humor, agilidad y esa cosas disfrutable que tiene; eso fue lo sustancial”.

Tengo dos tesoros: Mastretta

Por su lado, la escritora dijo: “Yo estoy a los pies del director, porque estoy muy contenta con la película, me la robé y ahora tengo dos tesoros: la misma historia contada de diferentes maneras y al mismo tiempo emparentadas... Recuerdo una vez en Alemania –el cine es traducir, es otra escritura–, donde vendí muchos libros de Arráncame la vida, cuando la visité yo leía en español y había una traductora al alemán, leía media hora y ella traducía media hora, para volverlo menos drástico propuse que sólo fueran cinco minutos; lo que era muy simpático era que sabía exactamente cuando se iba a reír el público en la traducción lo que no pasó en otros países.... Roberto tampoco entró en litigio con el libro: tomó lo que le gustó e hizo una película realmente maravillosa”.

 
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