12 de septiembre de 2008     Número 12

Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER

Suplemento Informativo de La Jornada


El noni (Morinda Citrifolia) es un arbusto recubierto de corteza verde brillante y hojas elípticas. Florece a lo largo de todo el año, su fruto contiene muchas semillas. Cuando madura, posee un olor penetrante FOTO: Christoph Diewald

Guerrero

Ranchando Noni

  • Productores orgánicos de San Miguelito

Silvestre Pacheco León

“Estamos contentos con la oportunidad que tuvimos de participar en el concurso estatal de proyectos exitosos, y los compañeros productores de noni están más entusiasmados porque piensan que con el reconocimiento del primer lugar en nuestra categoría, estaremos en posibilidad de conseguir más clientes que consuman el jugo nutricional que producimos”, dijo Ezequiel García López, presidente de la cooperativa Productores Orgánicos de San Miguelito, después de que ganaron el concurso de la Red Nacional para el Desarrollo Rural Sustentable, realizado en junio pasado en la Secretaría de Agricultura, en Chilpancingo.

Los cuatro productores de noni comisionados para presentar el proyecto instalaron su propia exposición de productos de esa planta exótica cuyo nombre científico es morinda citrifolia. O riginario de las Antillas e islas de Asia, el noni se ha aclimatado en la Costa Grande y se ha popularizado su cultivo y consumo.

Para el presidente de esta organización, el reconocimiento los compromete a seguir trabajando en la línea de orgánico y sustentable. La cooperativa agrupa a 17 familias que cultivan 17 hectáreas de noni. Esta planta es casi milagrosa; empieza a producir a los nueve meses de sembrada, a razón de un kilo de fruta semanal durante su vida útil, calculada en diez años.

La venta del jugo. El cultivo de noni en este poblado a los pies del cerro del Corte, en las inmediaciones del aeropuerto de Ixtapa, está cambiando de manera acelerada la economía local. Parcelas abandonadas o que se cultivaban por temporadas ahora ocupan a decenas de trabajadores porque sus dueños están beneficiándose con la producción y destilación del noni. El jugo entra en canales de comercialización que las mismas familias construyen con el viejo sistema de “ranchar” el producto casa por casa y pueblo por pueblo.

De acuerdo con sus cálculos, el cultivo de noni genera dos empleos permanentes por hectárea, más cinco temporales, todos ellos bien pagados si se toma en cuenta que en esta parte del país el peón gana 150 pesos diarios en promedio.

Lo más relevante de esta experiencia iniciada en el ejido del Caocoyul en 2005 –cuando Serapio Geovences y Fidel Pineda reprodujeron con éxito las semillas de noni que recibieron de manos de un gringo– es el afán de organización que se ha despertado entre los productores. En la cooperativa que han creado, unen esfuerzos para realizar trabajos colectivos y en los dos años recientes consiguieron apoyos oficiales que aceleraron el establecimiento de las plantaciones y la destilería.

Generar mercado. Ahora su principal preocupación consiste en ampliar la demanda de los consumidores para garantizar la venta de un volumen creciente de jugo y de productos diversos que están probando con los derivados de la fruta.

Una idea del tamaño del mercado que requieren para colocar el principal producto de noni (al que se le atribuyen propiedades para la recuperación de los pacientes de quimioterapias o radiaciones, y también para quienes padecen diabetes o alto colesterol) es la producción prevista para este 2008, de poco más de medio millón de litros de jugo. Si se consume conforme a las recomendaciones de tomarlo por 90 días a razón de tres litros por tratamiento, supondría la existencia de casi 200 mil clientes.

Ezequiel García explica que la necesidad de agregar el valor de orgánico a la producción de jugo les ha hecho ver la conveniencia de adoptar lo que los especialistas denominan “buenas prácticas” en el cultivo y que consiste en que las parcelas no estén contaminadas de sustancias químicas y basura. El agua también preocupa. Dado que el riego es indispensable, los productores están adoptando sistemas de goteo para ahorrar agua y entre todos vigilan que el arroyo que abastece las norias se mantenga limpio de contaminación.

Ahora los cooperativistas están enfocados en diversificar su producción, aprovechando el apoyo de la Universidad Tecnológica de la Costa Grande que tiene su sede en Petatlán, la cual ha comisionado técnicos para explorar la elaboración de productos como champús, cremas, jabones y mermeladas con el noni.


FOTO: Union Paysanne

Guerrero

Entrevista con Brígida Chautla

Los trabajos de Noche Sihuame

Paloma Bonfil S.

¿Cuál es la situación de las mujeres indígenas ante la carestía?

En mi región la migración es muy alta, el esposo y los hijos se van y entonces, de apoyar en el campo, las mujeres pasan a asumir el cultivo ayudándose de otras personas, porque tienen que alimentar a la familia. Es un gran apoyo tener tierras y granos básicos, porque si compráramos todo, no alcanzaría el gasto.

Nosotras vemos que hay que cultivar y completar con lo que ganen los señores como jornaleros en Estados Unidos o Canadá. La seguridad alimentaria es sembrar maíz, frijol, calabaza, cacahuate y hortalizas y tener animalitos domésticos, así se asegura la alimentación y no dependemos de fuera. Quienes no tienen tierras compran todo y, si no hay dinero, se dificulta la alimentación, sin hablar de enfermedades o de la escuela. Las mujeres de Noche Sihuame desarrollan proyectos pequeños de molinos comunitarios, tiendas de productos básicos abiertas con parte de capital y trabajo suyo, ahorro y préstamo, panadería, artesanía de palma y granjas de pollo. Con eso tratamos de batallar para alimentar a nuestros hijos. Los hombres se van y no ven cómo darles de comer, dan a la casa y hasta allí; pero ahorita cualquier dinero es poco. Ellos sufren porque no tienen para pasar a la familia y nosotras porque tenemos niños y hay que darles de comer si no tres, cuando menos sí dos veces al día.

El problema es peor por la migración. Muchas mujeres no tenemos tierra para sembrar. Algunas pueden disponer todo el año de la cosecha y los ingresos son para otras necesidades, otras no y eso implica doble o triple jornada.

Creo que lo principal es ya no comprar, sino producir lo que consumimos para no depender. Eso plantean la Unión Nacional de Organizaciones Regionales Campesinas Autónomas (UNORCA) y la AMMOR. El gobierno federal debe revisar el apartado agropecuario del Tratado de Libre Comercio de América del Norte porque los básicos suben y lo que alcanzaba la semana pasada ya no alcanza. Planteamos proteger los granos básicos y dar apoyos al campo. La seguridad no son los millones de toneladas de granos que se importan cada año; esos son el consuelo del gobierno de que ya está resuelto el problema, no se trata sólo del abasto, sino de producir los alimentos básicos en México. Como indígenas y mujeres nos preocupa qué va a ser de nosotros sin las semillas criollas de nuestros antepasados. Ahora quieren comprar todo y el gobierno nos tiene amarrados de pies y manos porque condiciona los apoyos para sembrar al uso de semilla mejorada; por eso la criolla está en riesgo. Tenemos es un futuro incierto.

¿Qué propuestas hay de las mujeres?

Noche Sihuame, UNORCA y AMMOR informamos las consecuencias de lo que pasa, algunas compañeras han convencido al esposo y usan ya semilla criolla a pesar de que con la mejorada dan fertilizante e insecticidas, porque saben del desgaste de las tierras. Algunas prefieren semilla criolla porque hasta la hoja es bonita, sirve para forraje y otros usos; pero como dicen que la mejorada aguanta más, que resiste plagas, que no quema la milpa si llueve demasiado y que si falta el agua tampoco se seca, algunas sólo usan mejorada. Es difícil convencer a la gente. Eso pone en riesgo el maíz negro, amarillo, colorado que tienen más nutrientes que el blanco. Quedarnos sin eso es como quedarnos sin casa.

Esperamos sensibilizar a la gente antes que sea demasiado tarde, aunque sabemos que vamos contracorriente y contra el gobierno que apoya a productores con potencial económico y no a los de autoconsumo en tierras de ladera, sin riego, con cultivos temporales y una cosecha anual, como en nuestra región. Nosotra s sembramos ideas para cuidar lo que han hecho generaciones. Si lo dejamos ir, ya no vamos a ser dueños de nada.

Estudiante del Doctorado en Desarrollo Rural, UAM-Xochimilco [email protected]