Usted está aquí: jueves 11 de septiembre de 2008 Opinión Verónica en portada

Olga Harmony

Verónica en portada

Estela Leñero ha buceado, con irregular fortuna, como autora y directora en diversos temas, géneros y estilos. Ahora presenta una divertida comedia de enredos más sexuales que amorosos que tiene alguna afinidad con La ronda de Ar-thur Schnitzer en cuanto a la serie de relaciones que presenta, aunque el propósito sea muy diferente. En el fondo de los enredos existe una certera crítica no tanto a los que se enamoran y desamoran con gran facilidad, sino a los medios del teatro y de las revistas. Es una amarga verdad que un escándalo como el que suscita Verónica le reditúa un éxito que sus escasas dotes actorales no le hubieran dado, por encima de Lis, la amiga a la que traiciona y que aparece, con mucho, como más inteligente y con mayores conocimientos del arte de la actuación. Si bien a muchos nos hubiera gustado que se ahondara más en lo que es el teatro, además de las consabidas diferencias entre el personaje y el actor o actriz que lo interpreta, el propósito de la autora es otro y está muy justificado, con su rejuego de camas y de teatro dentro del teatro y sus personajes bien delineados.

La ingenua y libidinosa (que las dos cosas se pueden) Verónica olvida a su amante casado, el también actor Mauricio para entregarse al garañón holgazán y cínico Javier y a partir de allí se enreda la madeja en donde los otros personajes hacen su parte. En el ambiente teatral estarán también la amiga Lis –el personaje más desdibujado– y el histérico director Antonio. En el de la revista se presentan la castradora y abusiva Valentina, el tímido y quejoso Juan Carlos y Lourdes, el único personaje capaz, a pesar de su infidelidad conyugal, de detentar principios éticos en cuanto a su trabajo. Ambos ambientes confluirán en el entramado final.

La sugerente escenografía de Gloria Carrasco consiste en dos grandes muebles encontrados que lo mismo son casilleros en el teatro que, bajando camas de una parte, muestran el cuarto que Lourdes tiene para su aventura o la habitación de Verónica; llevados a la parte de atrás, con el telón bajado, son el escenario de ensayos o, con un escritorio que tiene una computadora, el espacio de la revista. Un divertido vagón de Metro, que circula de lado a lado muestra los posibles exteriores que se requieren y el torbellino de luces, que parece tragarse a la vencedora Lourdes, logra un brillante final para la escenificación. Alberto Lomnitz dirige con muy buen ritmo y sin escatimar las audaces escenas sexuales que darán la tónica de la comedia y logra un excelente cometido de sus actores, además de detalles muy acertados, como es ese desconocido que baja del Metro en que Mauricio habla por celular y que resulta ser el yuppie Patricio, al que vemos después con Verónica en un bar –otro elemento diseñado por la escenógrafa– como un modo de presentar soslayadamente a un personaje hasta entonces ignorado y que tiene su participación en el desenlace. La escena de pelea de todos contra todos en la revista es divertida y convincente y muestra la mano hábil del director que siempre ha sobresalido en la comedia y que ahora alarga y distiende las escenas eróticas para mostrar las relaciones humanas sin mayor sentido que el placer que se pueden dar.

La linda Paulina Treviño encarna con gracia y propiedad a Verónica, mientras que Gabriela Pérez Negrete es Lis. La excelente Mónica Huarte es Lourdes, la editora de la revista que comanda una graciosísima Pilar Ixquic Mata como Valentina. El cada vez más certero Ricardo Esquerra es Mauricio, mientras su contraparte, el fotógrafo machín y perdulario es interpretado por Juan Ríos con singular vigor. Fernando Bonilla es el apocado Juan Carlos y Guillermo Larrea es un director de escena prototípico y chistoso en sus arranques. Completan la escenificación el vestuario de Estela Fagoaga, la iluminación de Ángel Ancona y la musicalización de Taniel Morales.

Termino añadiendo mi alegría a la del gremio teatral por el justificado reconocimiento que se le brindó a José Solé.

 
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