Usted está aquí: domingo 7 de septiembre de 2008 Cultura Ver, tocar y pintar, en exposición para niños sobre Alfredo Ramos

■ Muestra lúdica que busca desacralizar el arte y sus espacios

Ver, tocar y pintar, en exposición para niños sobre Alfredo Ramos

Arturo Jiménez

Quien piense que para los niños es aburridísimo asistir a una exposición de pintura y, sobre todo, ver retratos y paisajes de hace un siglo, puede cambiar de opinión al asistir a la muestra Juegos y destrezas, un reto a tu creatividad con la obra de Alfredo Ramos Martínez, que se inauguró este sábado en el Museo Estudio Diego Rivera, en San Angel Inn.

Así se comprobó en un recorrido guiado por el curador de esta “exposición lúdica infantil”, Alan Alcántara, quien mostró en una de las salas como los pequeños de siete años en adelante pueden identificar las “coincidencias y diferencias” en diversos retratos de mujeres creados por Ramos Martínez (1871-1946), renovador de la enseñanza del arte mediante las Escuelas de Pintura al Aire Libre.

Ahí los niños podrán identificar detalles de los rostros de las pinturas originales, mediante la búsqueda de coincidencias de reproducciones de fragmentos, montadas en imanes, y que deberán pegar a un lado del cuadro correcto.

En esa misma sala, en una caja, una “bretona” es reproducida con volumen, como una muñeca, para que los visitantes puedan manipularla y cambiarla de la posición original desde la cual Ramos Martínez pintó a la modelo durante su estancia en Europa.

Pintura interactiva

A un lado, un cuadro con otras “bretonas” y un caballo, captados por el pintor mientras se dirigían a algún destino, es utilizado por los organizadores de la muestra para que, con un sentido narrativo, los niños imaginen y dibujen con crayones, en papeles colocados a ambos lados, el “antes y después” de esa escena.

Se trata, sobre todo, de una exposición activa, comenta Alcántara, aunque no se dejaron de lado aspectos más formales, pensando en especial en el público adulto, por lo que, por ejemplo, se colocaron cédulas informativas plastificadas y transportables.

En otra sala se pasa de los retratos a los paisajes cercanos: patios, casonas coloniales, casas indígenas y calles, creados por Ramos Martínez y contemporáneos suyos como Francisco Díaz de León.

Ahí, en una caja oscura de madera y en la que sólo se pueden meter las manos por tres orificios, los niños tocan objetos de madera o piedra, que son reproducciones de detalles de las pinturas de esa sala.

Después, el reto será identificar en los cuadros, con la vista, los objetos antes explorados con el tacto, comenta Alcántara, quien dice que otro interés de la exposición es motivar en los niños su capacidad de observación.

Por ejemplo, en otra área, donde se muestran paisajes más abiertos, como los canales de Xochimilco, uno de los juegos propone observar la reproducción en blanco y negro de una de las pinturas, girarla para ocultarla a la vista y, en otras reproducción incompleta, agregar los detalles borrados. Los pequeños, dice el curador, se preguntarán cosas como “¿qué había debajo de esas nubes, un árbol?”

Pinceladas virtuales

Una sala expone los paisajes aún más abiertos, como una par de pinturas con el volcán Popocatépetl, pintados por Ramos Martínez y su contemporáneo Gilberto Chávez, en los que se trata de destacar la influencia del impresionismo, como los mayores detalles en la luz y la pincelada.

Incluso, uno de los juegos es dar “pinceladas” mediante la reproducción de pequeñísimos fragmentos, también adheridos a imanes, para tratar de rearmar uno de los paisajes bretones, a la manera de los rompecabezas. Aunque aquí los “errores” pueden devenir en una pintura diferente y también interesante, pues lo importante es descubrir cuán distinta es una misma pincelada impresionista al mirarse de cerca o de lejos.

En otro juego, llamado “¡Alguien despintó esta obra!”, los pequeños toman un punzón y, sobre una pantalla de plástico, enmarcada como si fuera una pintura real, crean la obra que deseen. Así, comenta el curador, el niño mismo se convierte en expositor.

La exposición, que permanecerá hasta el 15 de noviembre, pretende desacralizar el arte y sus espacios, quitarle la rigidez que suelen conferirle, comenta, y agrega que se trata de que los pequeños puedan experimentar y acercarse al arte de otra manera.

Como parte de las varias actividades paralelas, este domingo, a las 12 horas, habrá un taller de paisaje en el patio del museo (Altavista esquina Diego Rivera) y, a la una de la tarde, un recorrido narrado.

 
Compartir la nota:

Puede compartir la nota con otros lectores usando los servicios de del.icio.us, Fresqui y menéame, o puede conocer si existe algún blog que esté haciendo referencia a la misma a través de Technorati.