Usted está aquí: domingo 7 de septiembre de 2008 Capital Padres de familia, indefensos en casos de muerte de niños en guarderías

■ Denuncian otro deceso de un menor, esta vez en la delegación Álvaro Obregón

Padres de familia, indefensos en casos de muerte de niños en guarderías

■ La SEP señala que las escuelas de educación inicial no requieren reconocimiento de validez

Agustín Salgado

Ampliar la imagen Fachada de la guardería Esparta, donde murió un bebé hace casi un año Fachada de la guardería Esparta, donde murió un bebé hace casi un año Foto: Francisco Olvera

Las muertes de lactantes en guarderías es un problema real que aunado a la falta de normas que regulen este tipo de instituciones dejan a los deudos en una total indefensión.

A tres días de que América Torres y Miguel Ángel Morales “clausuraran simbólicamente” el Centro Pedagógico del Sur, ubicado en la colonia San Francisco Culhuacán, por la muerte de su hijo de 10 meses de edad, Diana Pérez y Luis Gómez denunciaron haber sufrido una pérdida semejante hace un año.

El 24 de septiembre de 2007 su bebé de cuatro meses de edad falleció en el Colegio Esparta Kínder Guardería, ubicado en el número 129 de Miguel Ocaranza, en la colonia Merced Gómez, de la delegación Álvaro Obregón.

En ambos casos existen coincidencias: los ingresos de las víctimas a los hospitales fueron sin signos vitales, las llamadas telefónicas a los padres sucedieron horas después del fallecimiento, las averiguaciones previas iniciadas por la procuraduría capitalina aún están “en etapa de integración” y ambos “planteles escolares” continúan en funcionamiento a pesar de que la Secretaría de Educación Pública federal está enterada de lo sucedido.

Las exigencias de los padres también son similares: reclaman que se aclaren las circunstancias de las muertes y que las autoridades, tanto federales como locales, no sean omisas en sus responsabilidades.

A las 14:58 horas del 24 de septiembre de 2007, Luis recibió una llamada telefónica a su celular. Personal del colegio Esparta le indicó que era necesaria su presencia en el hospital Darío Fernández Fierro. Al llegar al nosocomio se enteró de la muerte de su hijo.

La averiguación previa fue abierta en la fiscalía desconcentrada de la delegación Benito Juárez, pues en dicha demarcación se encuentra el nosocomio, tras comprobarse que el fallecimiento ocurrió en el plantel educativo, el expediente fue remitido a la fiscalía de Álvaro Obregón.

Diana y Luis llevan más de 11 meses en busca de respuestas. Ante el “retraso” de las investigaciones han servido como “coadyuvantes” del Ministerio Público. Levantaron una queja ante la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF) por el trato deficiente por parte de la procuraduría capitalina y del Servicio Médico Forense. Se han entrevistado con personal del área jurídica de la SEP y han solicitado información mediante el Instituto Federal de Acceso a la Información Pública para saber a qué instancia de gobierno le corresponde verificar las condiciones en las que trabajan las guarderías, pues en la SEP les aseguran “estar limitados”, ya que el reconocimiento de validez oficial “no es obligatorio” para la “educación inicial”.

En actas ministeriales se encuentra una copia de la bitácora que la maestra Vianey elaboraba cada día y en la cual recibía las recomendaciones por parte de los padres. El día que falleció el menor, la madre, escribió: “Buenos días Miss. Hoy Luis Carlos cumple cuatro meses. Lleva cinco baberitos porque ha tenido mucha babita”.

La maestra llenó la bitácora de la siguiente forma: “Revisión de pañal. Toma de leche a las 12:30 (cinco onzas). Cambio de pañal por evacuación. Siesta una hora. Toma de leche a las 16:30 (cinco onzas). Cambio de pañal”.

Sin embargo el fallecimiento del menor se dio por lo menos una hora antes de las 16:30 horas. Ante ello, la maestra, argumentó a la SEP: “La suscrita, aprovechando los momentos en los que los menores dormían, llenaba sus bitácoras anticipándome a los hechos que generalmente se daban y cuando esto no sucedía la suscrita al momento de hacer entrega de los menores a sus padres o a la persona que me suplía, notificaba personalmente de la variación de dichas bitácoras”.

Por su parte la directora del Esparta, Patricia Oliveros Cardona, intentó evadir su responsabilidad pues en un acta circunstanciada levantada por la SEP, indicó: “(El 24 de septiembre) fui a Toluca por la compra de unos juegos y material para el colegio, cuando recibí una llamada y me dijeron que uno de los bebés estaba muy grabe (sic) y que lo habían llevado al hospital. Inmediatamente regresé”.

 
Compartir la nota:

Puede compartir la nota con otros lectores usando los servicios de del.icio.us, Fresqui y menéame, o puede conocer si existe algún blog que esté haciendo referencia a la misma a través de Technorati.