Usted está aquí: viernes 5 de septiembre de 2008 Mundo Pasajeros enfurecidos queman un tren, una cabina y la máquina expendedora de boletos

■ Califica el gobierno de Argentina de “sabotaje” los incidentes en el oeste de Buenos Aires

Pasajeros enfurecidos queman un tren, una cabina y la máquina expendedora de boletos

■ Las protestas, por el mal servicio que ofrece la empresa privatizada por el ex presidente Menem

Afp y Reuters

Ampliar la imagen Bomberos extinguen el fuego en uno de los vagones del tren incendiado en la estación Merlo, en un suburbio de la capital argentina Bomberos extinguen el fuego en uno de los vagones del tren incendiado en la estación Merlo, en un suburbio de la capital argentina Foto: Reuters

Buenos Aires, 4 de septiembre. En lo que el gobierno de la presidenta argentina Cristina Fernández calificó de “sabotaje”, cientos de pasajeros enfurecidos por la cancelación del servicio de una línea de ferrocarril que conecta la periferia oeste con esta capital quemaron un tren completo, una cabina de conducción y una máquina expendedora de boletos, y apedrearon oficinas de la empresa concesionaria.

Los incidentes comenzaron cuando una formación que viajaba hacia la terminal de Once, en Buenos Aires, quedó varada por una falla técnica cerca de la estación Castelar (periferia oeste), lo que derivó en violentos protestas por parte de cientos de pasajeros que se dirigían a su trabajo.

Los pasajeros apedrearon las oficinas de la concesionaria Trenes de Buenos Aires en Castelar, y bloquearon las vías del ferrocarril para impedir el paso de las formaciones en sentido contrario, hacia el oeste de la periferia. Ahí quemaron una cabina de conducción de un tren, indicó TBA, que reconoció las demoras, pero rechazó enérgicamente los disturbios.

En una estación vecina, Merlo, pasajeros indignados incendiaron un tren completo (ocho vagones) y una máquina expendedora de boletos, pero las llamas fueron contenidas por varias dotaciones de bomberos, que llegaron al lugar en medio de una situación de tensión, con cientos de pasajeros, incluso niños, que protestaban en torno al dantesco incendio.

El ministro del Interior, Florencio Randazzo, responsabilizó por los disturbios a infiltrados de agrupaciones políticas de la izquierda radicalizada. “No contribuye que un grupo de inadaptados y de infiltrados, gente del grupo Quebracho, del Partido Obrero (trotskista), prendan fuego los vagones”, afirmó el ministro.

El titular de Justicia, Aníbal Fernández, dijo que los hechos fueron sabotajes liderados por militantes de izquierda radical que tenía conocimiento de trenes. “Fue una acción armada y premeditada”, y explicó: “se arrojó un líquido (en el tablero de mandos del tren) que provocó un cortocircuito y los frenos se clavaron y a partir de allí comenzaron a destruir las formaciones, los autos de los empleados y de la empresa”.

El jefe de la policía de la provincia de Buenos Aires, Daniel Salcedo, aseguró que “se ve en fotos y filmaciones que las personas que atacaban los trenes estaban encapuchados y con mochilas”, al desestimar que haya sido una protesta espontánea.

La furia de los pasajeros se extendió por más de una hora, hasta que un centenar de efectivos policiales, con cascos y escudos, forzaron el despeje de las vías y dispersaron a los manifestantes con gases lacrimógenos y balas de goma. Cinco personas fueron detenidas, según una fuente policial.

“La gente comenzó a impacientarse, porque estuvimos más de una hora detenidos y el tren no salía. No había ningún tipo de respuesta por parte de la empresa”, dijo una pasajera.

Las líneas ferroviarias están en manos privadas desde los años 90 –cuando gobernó el neoliberal Carlos Menem, que privatizó los recursos estratégicos–, pero reciben millonarios subsidios del Estado.

En 2005, la cancelación de un servicio en la localidad de Haedo (periferia oeste), cerca de Castelar, originó graves incidentes que terminaron con 21 heridos, 87 detenidos y la estación y 15 vagones eléctricos incendiados.

 
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