Usted está aquí: lunes 1 de septiembre de 2008 Política ¿Diplomacia en vez de cañones tras el relevo en EU?

Gonzalo Martínez Corbalá
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¿Diplomacia en vez de cañones tras el relevo en EU?

Ninguno de los grandes problemas internacionales que subsisten todavía dentro del eje del mal, según lo definió el presidente George W. Bush desde el principio de su mandato, ha sido resuelto, pero en cambio varios han hecho crisis y se agravan al paso de los días, muy destacadamente el de Irak e Irán, sin que pudiéramos decir que Afganistán ya está fuera del cuadro de los conflictos internacionales que le han dado a los dos cuatrienios de Bush muchos dolores de cabeza, por más que la secretaria de Estado, Condoleezza Rice, hubiera tratado de resolverlos. Habría también que agregar entre los países con conflictos a Pakistán, cuyo presidente Pervez Musharraf, tan adicto a la política estadunidense, finalmente decidió renunciar a su cargo, sin que se sepa con claridad cuál será el futuro de esa nación.

Del otro lado de los Himalayas está el principio del enorme continente chino, cuyos problemas políticos por lo menos han disminuido su presencia en los medios a causa de las Olimpiadas de Pekín, pero, repetimos, en el eje del mal que definió Bush desde los 15 grados de latitud norte hasta los 45, y de los 30 grados de longitud este hasta los 135, no han faltado graves problemas que han superado en mucho la capacidad negociadora por la vía diplomática de Estados Unidos, y por supuesto también de Naciones Unidas en sus débiles intentos de lograrlo. El cuadrado que forman así las coordenadas de sus longitudes y latitudes tiene una dimensión aproximada de 50 millones de kilómetros cuadrados del territorio del globo terrestre, que es cercana a la superficie sumada de China, Rusia, Estados Unidos y Canadá.

Dentro del eje del mal están el mar Negro y el mar Caspio, involucrados recientemente en un conflicto entre Rusia y Georgia, motivado aparentemente por la fiebre independentista de Osetia del Sur, que colinda, como es natural, con Osetia del Norte dentro del territorio ruso, y de Abjazia, que tiene una costa amplia de alto valor estratégico con el mar Negro.

Por otra parte, no se puede soslayar el hecho de que está de por medio el gran oleoducto transcaucásico que va de Baku y del Caspio a Turquía en su costa mediterránea, pasando por Tbilisi, que es la capital de Georgia, hasta el puerto turco de Sheiham en el Mediterráneo, considerado por muchos la puerta petrolera del Cáucaso y de Medio Oriente hacia Europa y también la puerta del viejo continente, de carácter económico para el Oriente. No obstante que los enclaves mencionados en Georgia, cuya independencia ha sido reconocida por Rusia, después de haber invadido militarmente a este país, sin que importaran las protestas del presidente georgiano Mijail Saakashvili, quien acusa a Rusia de tratar de anexarse a Osetia del Sur y Abjazia.

“Éste es un reto para el mundo entero”, dijo el presidente Saakashvili, “no solamente es de Georgia”, mientras en Washington Bush señaló que “la acción de Rusia no hace otra cosa que exacerbar las tensiones mundiales y complicar las negociaciones diplomáticas”, que según parece condujo hasta ahora Condoleezza Rice; no obstante, en los discursos de la muy reciente convención demócrata, en la cual la estrella fue la ex candidata presidencial y hoy destacada miembro de ese partido Hillary Clinton, se hizo una mención muy especial que pone en el centro de la política exterior estadunidense el asunto al que tendrá que hacer frente Barack Obama si es electo presidente de Estados Unidos, o bien John McCain, puesto que es de suponerse que entre los dos habrá una diferencia definitiva según el trato que den a la estancia o al retiro de las tropas estadunidenses desplegadas en Irak ciertamente, pero también en Afganistán.

El problema que ahora se plantea con la decisión independentista de Osetia del Sur y de Abjazia, en la que ha intervenido decisivamente Rusia en una maniobra militar sorprendente por su rapidez, eficacia y con gran alarde de fuerza militar, sometiendo a Georgia en dos semanas, deja sobre la mesa de los jefes de Estado y del Consejo General de la ONU a cuál de los países que intervienen en el conflicto va a respaldar, puesto que la decisión que se tome influirá en el curso de los acontecimientos de otros países en el mundo, que también en este momento se están manifestando como independentistas. Este conflicto en particular enfrenta esta vez en la mesa del Consejo de Seguridad de la ONU a Rusia con Estados Unidos.

Tiene, pues, mucha razón Hillary Clinton en darle gran importancia a la gravísima situación que se presenta actualmente en Irak, y que deberá ser resuelta por el próximo presidente de Estados Unidos, pero no puede ignorar el resto de la herencia perversa que deja en todo el famoso eje del mal, que en mala hora definió el presidente Bush en su tiempo.

Por ahora, la senadora Clinton, quien estuvo ciertamente segura al principio de la campaña de que ganaría la postulación democráta para la presidencia de la República, manifestó como su principal preocupación actual la unidad de su partido, manifestándose indudablemente en su discurso de 23 minutos a favor de que incluso sus propios partidarios votaran por Obama, declarando que ella es “una amiga incondicional y admiradora de Barack Obama”; pidió a los demócratas hacer a un lado su lealtad a ella misma y unirse detrás de Obama, subrayando el riesgo de que de no hacerlo así Bush seguirá otros ocho años en la Casa Blanca, representado por el senador John McCain.

“Ya sea que ustedes voten por mí o voten por Barack, hay que unificarse como un solo partido con un solo propósito. Hemos estado trabajando muy duro a lo largo de 18 meses, aguantado los últimos ocho años, y no podemos volver a sufrir un nuevo liderazgo fallido”, agregó antes de finalizar: “no hay manera, no hay cómo; no hay McCain”.

Es de desearse que en su próxima intervención, Hillary Clinton busque la unidad del Partido Demócrata, aspirando a objetivos más amplios y profundos en materia de política exterior que nos permitan a todos los ciudadanos del globo terrestre olvidar los desastrosos resultados que se derivan de las hostilidades abiertas del presidente Bush y la secretaria Condoleezza Rice en contra de los países que configuran el eje del mal.

 
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