Usted está aquí: martes 26 de agosto de 2008 Mundo Seguridad extrema en la convención; la sede, un búnker desde el cual se enaltece la libertad

■ Afuera, y sin patrocinio, protestas de jóvenes, veteranos, pacifistas...

Seguridad extrema en la convención; la sede, un búnker desde el cual se enaltece la libertad

David Brooks (Corresponsal)

Ampliar la imagen Comenzó ayer la Convención del Partido Demócrata en Denver, donde también se desarrollan manifestaciones que, por el dispositivo de seguridad, están muy lejos de la sede del encuentro Comenzó ayer la Convención del Partido Demócrata en Denver, donde también se desarrollan manifestaciones que, por el dispositivo de seguridad, están muy lejos de la sede del encuentro Foto: Ap

Ampliar la imagen Nancy Pelosi, líder de la Cámara de Representantes, aseguró ayer en la convención que Barack Obama terminará con la guerra en Irak Nancy Pelosi, líder de la Cámara de Representantes, aseguró ayer en la convención que Barack Obama terminará con la guerra en Irak Foto: Ap

Denver, 25 de agosto. Y esta producción de la gran obra –la Convención Demócrata– está patrocinada por Pepsi, Qwest Communications, AT&T, General Motors, Google, Microsoft, United Airlines.

La arena se llama el Pepsi Center –y no hay productos de Coca Cola adentro– aunque las bolsas de regalitos que reciben los delegados y los periodistas que llegan aquí sí tienen el logo de la Coca, entre otros, más adentro hay botellas de agua Joint Juice, mentas de UPS, y más. O sea, uno de los actos fundamentales de la democracia estadunidense, las convenciones cuadrienales de los dos partidos nacionales no puede realizarse sin el patrocinio privado.

En las calles del centro de Denver, mientras llegaban miles de participantes a este espectáculo, cientos de jóvenes, algunos con paliacates cubriendo sus rostros, la mayoría de negro, marchaban por la Calle 16 con una manta en que se leía: “no hay esperanza en el capitalismo” y declarando que las calles son “nuestras”. Una turista que observó esto se da la vuelta y le comenta a su amiga: “sabes, creo que esa manta tiene algo de razón, no hay mucha esperanza en un sistema capitalista”.

Unidades de policía, también en negro, siguen de cerca a los jóvenes a pie, en camionetas, en bicicletas y a caballo, algunos en uniformes antimotines armados con balas de hule y gas. Al parecer, esta es una posible amenaza a la democracia y el orden constitucional.

Aunque este primer acto de repudio a ambos partidos no fue masivo, fue parte de una semana de acciones de protesta. Los Veteranos de Irak en Contra de la Guerra, organización de unos mil 300 veteranos militares, anunciaron que entregaron una carta a la gente de Barack Obama aquí con tres demandas: el retiro inmediato de todas las tropas, garantizar el trato médico y apoyo para todos los veteranos, y reparaciones para el pueblo de Irak. Anuncian que habrá un concierto de Rage Against the Machine seguido por una marcha, y una actuación, de los mismos veteranos, sobre cómo se siente una operación militar entre civiles en el país invadido.

Adentro de la Convención, la presidenta de la Cámara de Representantes Nancy Pelosi, la política electa demócrata más poderosa de Washington, declara desde el podio que Obama llevará a su fin la guerra. Pero dos años después de que los demócratas reconquistaron la mayoría en el Congreso, en gran medida sobre esa promesa, nada ha ocurrido. Los de adentro no pueden escuchar a los de afuera, ya que la zona de protesta está tan alejada que ni se pueden ver, con capas y capas de medidas de seguridad que han convertido a esta sede en un búnker dentro del cual se habla de libertad.

Pero cuando oradoras como la procuradora general de Nuevo México, Patricia Madrid, entre otros, se ve obligada a declarar que “estamos en contra de la tortura” y el espionaje sin autorización de los ciudadanos por parte del gobierno, y Amnistía Internacional instala una réplica de una celda de Guantánamo aquí afuera, y se hace un recuento de la serie de abusos de autoridad durante el gobierno de Bush, en el que abogados expertos en temas constitucionalistas afirman que se han anulado no sólo garantías y libertades, sino los fundamentos de la Constitución, pues la democracia aquí está, por definición, en peligro.

Y ahí está este momento complejo para los de la “gran carpa” demócrata, y los que están aún más a la izquierda: cómo enfrentar las consecuencias de uno de los gobiernos de derecha más radicales en la historia contemporánea. Y por ello, con imágenes de Nueva Orleáns, de trabajadores cada vez más angustiados, de redadas de migrantes, de enfermos sin seguro de salud, de hambre en el país más rico del mundo, de la más injusta distribución de riqueza desde 1929 –y la lista continúa– y aparece un político que dice que es hora del cambio, y es un afroestadunidense, y fue un activista comunitario, y más, las opciones, dicen casi todos, son muy pocas.

Un coro de unas 50 personas se sube al podio, y con el cantante exitoso (cinco premios Grammy) John Legend, cantan “si ahí estas, ven y búscame”, y el coro está compuesto de blancos, latinos, negros, jóvenes, viejos, hombres y mujeres, mosaico de esta convención, y culminan con “el futuro empezó ayer, no hay que demorarlo”, hay momentos en los que los delegados –jóvenes, de todas las razas, sindicalistas, ambientalistas, organizadores comunitarios– responden al mensaje básico de la unidad y “esperanza” que repite Obama.

Pero sigue la guerra, la tortura, los robos legales de un sistema que premia la especulación, las redadas de migrantes, y todo lo que denuncian los manifestantes afuera, y no tan pocos de los de adentro, y tal vez es hora de ir al concierto de ese grupo que se llama “ira contra la máquina”.

Afuera, por ahora, no hay patrocinadores.

 
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