■ El 6 de septiembre será la inauguración de la justa, que recibirá a 4 mil deportistas

Pekín se alista para albergar con éxito los Juegos Paralímpicos

■ China aún vive una luna de miel; la gente nunca estuvo tan optimista y con tanta fe en el progreso, publicó un diario

■ Ya sin la presencia de la prensa extranjera habrá represalias, dijo un académico

Agencias

Pekín, 25 de agosto. La pista sobre la que el rey de la velocidad Usain Bolt batió tres récords mundiales está cubierta con lonas negras y entre los 91 mil asientos hay mujeres que trabajan en asear el estadio. En el Nido de Pájaro comenzó hoy la gran operación limpieza y orden, un día después de la ceremonia de clausura de los 29 Juegos Olímpicos.

“Estamos ordenando y al mismo tiempo preparamos la ceremonia de inauguración de los Juegos Paralímpicos”, relata uno de los voluntarios. Y es que a partir del 6 de septiembre Pekín espera a unos 4 mil deportistas discapacitados de todo el mundo.

Entre ellos estarán mexicanos como el nadador Christopher Tronco Sánchez y el judoca Eduardo Ávila Sánchez, quienes emprenderán el viaje este jueves. “Voy a echarle todas las ganas para traer una medalla para México y para (la delegación) Álvaro Obregón”, indicó Tronco, de 22 años, y campeón mundial, con 130 medallas.

Por lo pronto, la mañana siguiente a la espectacular clausura, la prensa estatal dijo que los juegos dejarán a China como una nación más segura y abierta.

El editorial del People´s Daily y otros publicados en diarios oficiales subrayaron las esperanzas del gobierno chino en que el éxito de la justa le reporte réditos políticos a escala local e internacional.

“Este gran país, que aún vive una luna de miel por los juegos, está experimentando fuertes emociones”, expresó el China Youth Daily. “Su gente nunca estuvo tan optimista, con tanta confianza y llena de fe en el progreso del país”, añadió.

Pero el éxito de la cita deportiva ha borrado al parecer cualquier esperanza de una política más tolerante, como la que aplicó Corea del Sur después de Seúl 1988.

“No habrá ninguna liberalización política; para los chinos, la venganza es un plato que se come frío”, señaló Willy Lam, un académico avecindado en Hong Kong.

“Con la partida de todos los extranjeros y de los medios de comunicación mundiales, que ya no estarán centrados en China, se podrían tomar serias represalias”, advierte.

Otros que terminaron contentos fueron los patrocinadores de los juegos. Se gastaron cientos de millones de dólares por estar 17 días en el centro de la escena, y reconocen que fue dinero bien invertido para afianzarse en el enorme mercado chino.