Usted está aquí: sábado 23 de agosto de 2008 Sociedad y Justicia Aunque provoca obesidad, la comida chatarra no se prohibirá en escuelas

■ “El niño y el dulce, amigos desde siempre”: titular de la AFSEDF

Aunque provoca obesidad, la comida chatarra no se prohibirá en escuelas

Laura Poy Solano

Ampliar la imagen Estudiantes de primaria y secundaria en la Feria de Cooperativas Escolares, en el Palacio de los Deportes, a quienes se les ofrecieron frituras y bebidas bajas en calorías Estudiantes de primaria y secundaria en la Feria de Cooperativas Escolares, en el Palacio de los Deportes, a quienes se les ofrecieron frituras y bebidas bajas en calorías Foto: José Carlo González

El titular de la Administración Federal de los Servicios Educativos en el Distrito Federal (AFSEDF), Luis Ignacio Sánchez, insistió en que “no es con la prohibición” de la venta de productos chatarra en las cooperativas escolares como se logrará “concientizar a la comunidad escolar y cambiar los hábitos alimenticios”, por lo que aseguró que “no podemos pensar en quitar las bebidas azucaradas si no tenemos bebederos con agua pura para los niños”.

El funcionario destacó que ante la necesidad de impulsar medidas preventivas contra la obesidad infantil se requiere el apoyo de “todos los sectores, incluidos los empresarios”, por lo que informó que Grupo Bimbo “acaba de instalar ocho plantas de tratamiento en escuelas de Iztapalapa para tengan agua potable. También le pedimos ‘métete en los desayunos escolares’; lo que mandan de nutrición, engorda a los chiquitos. Estamos en una mesa de trabajo para cambiar los productos”.

Promotores, presentes

Al inaugurar la primera Feria de las Cooperativas Escolares en el Distrito Federal, en el Palacio de los Deportes –que contó con promotores de empresas como Grupo Bimbo, Coca-Cola Femsa, Lala, Jumex, Telmex, Ricolino y Nutrisa, entre otras–, reconoció que “sí hay que controlar algunos productos que están en nuestras escuelas”, pero reiteró que no habrá ninguna prohibición para comercializar refrescos, frituras, dulces o cualquier alimento rico en azúcares.

Interrogado sobre el riesgo de que continúe el consumo de productos alimenticios con altos contenidos de grasa, sal y azúcares en las escuelas públicas capitalinas, respondió que durante una “visita a una secundaria donde se vende todo tipo de productos se recaudan diariamente mil 500 pesos para arreglar cosas, pero en una primaria donde nada más venden frutas y verduras, le deja 40 pesos al día. Esa es la inercia, y tenemos que hacer un esfuerzo para cambiar esta tendencia”.

Sin embargo, afirmó que “el niño desde que es niño, y el dulce desde que es dulce, son amigos y siempre ha sido así”, aunque reconoció que con 26 de cada cien alumnos con problemas de obesidad, “el problema se nos ha escapado”.

Ante decenas de estudiantes de primaria y secundaria del Distrito Federal, a quienes se les ofrecieron golosinas, frituras y bebidas bajas en calorías, el titular de la AFSEDF afirmó que la tendencia a comercializar productos chatarra en porciones más pequeñas es “la tendencia que viene”, e insistió en que de prohibirse su comercialización, en particular la de refrescos, “al día siguiente habría 47 formas distintas de meter estas bebidas a la escuela”.

Enfatizó que en cuanto a los hábitos de consumo “la realidad ahí está, y no la vamos a poder quitar mañana, pero podemos ir haciendo un proceso paulatino que no sea tan perjudicial para los niños, para que la porción de ‘quítate el antojo’, en lugar de que sea de 500 gramos, sea ‘métele de cien’, y con eso salimos”.

Por su parte, Carlos Santos Burgoa, director general de Protección a la Salud de la Secretaría de Salud, destacó que cada año se detectan mil nuevos casos de diabetes en menores, lo que ha generado que del año 2000 a la fecha la tasa de obesidad y sobrepreso se incrementará en 40 por ciento, por lo que consideró que “tenemos medalla de oro por la rapidez con que crecemos en este rubro”.

Alertó que cada año mil niños desarrollan diabetes debido a que tienen acceso a alimentos chatarra a precios bajos y a que las escuelas carecen de un ambiente que les facilite quemar la energía que consumen.

 
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