Usted está aquí: viernes 15 de agosto de 2008 Cultura Otorgan al historiador César Moheno el premio Juchimán de Plata

■ Reconocen su trayectoria en favor de la defensa y difusión del patrimonio nacional

Otorgan al historiador César Moheno el premio Juchimán de Plata

■ Tenemos una institución para detener a gobernantes que piensen destruir monumentos, dice

■ Con las nuevas tecnologías se podría difundir de manera masiva el conocimiento de esa riqueza

Mónica Mateos-Vega

Ampliar la imagen César Moheno, durante la entrevista César Moheno, durante la entrevista Foto: Yazmín Ortega Cortés

La sociedad está cayendo en su propia trampa al usar los medios de comunicación y la Internet para generar muchas soledades en vez de aprovechar esa tecnología para crear puentes entre comunidades de hombres y mujeres con deseos de compartir la palabra, sus sueños, su cultura, afirma César Moheno.

El historiador recibe este viernes el premio Juchimán de Plata que otorgan diversas organizaciones civiles de Tabasco, encabezadas por la Universidad Juárez Autónoma de ese estado, en reconocimiento a su trayectoria profesional, principalmente en materia de conservación y difusión del patrimonio nacional.

En entrevista con La Jornada, Moheno, quien fue director de la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia, donde impulsó un importante programa integral de catalogación de acervos históricos, señala que “estamos usando las nuevas tecnologías para aislarnos, cuando en realidad son una herramienta para unirnos como una gran comunidad universal”.

Considera que “México es un país ejemplar en materia de conservación del patrimonio. Cuenta con instituciones que han permitido conservar, conocer y divulgar nuestra riqueza. Por poner un ejemplo, sin el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), que el próximo año celebrará siete décadas de existencia, no estarían los sitios de Palenque ni Chichén Itzá como los conocemos hoy, ni los centros históricos.

“De alguna forma esa institución que nos hemos dado como mexicanos representa la gran posibilidad que tiene el Estado para detener a algunos políticos y gobernantes que piensan que bajo la oscuridad de la noche o el silencio de los fines de semana se pueden destruir monumentos históricos. Hay gran presión en este sentido sobre las ciudades históricas. Por eso el INAH es un instrumento de la nación para detener la destrucción del patrimonio.

“Pero también México tiene en sus instituciones una gran posibilidad de promover, investigar y divulgar el patrimonio cultural. Con las nuevas tecnologías se podría divulgar de manera masiva este conocimiento, por ejemplo, de los museos.”

Refugio y hogar del sueño nacional

“Es el momento –prosigue Moheno– de darnos a la tarea de sacar las grandes manifestaciones culturales que resguardan esos recintos mediante catálogos electrónicos o de los medios de comunicación masiva. No podemos construir conocimiento sin pensar que éste debe ser compartido y permitir diálogos con niños, jóvenes, viejos, mujeres.

“El conocimiento sólo es útil si encuentra una mirada, otras voces. Por eso creo que estamos ante la oportunidad de utilizar los medios a nuestro alcance, además de las publicaciones académicas. Hay que empezar a trabajar en la difusión masiva aprovechando la nueva tecnología. Por ejemplo, pienso que no existiría ningún problema en transmitir un concierto del Palacio de Bellas Artes en las plazas de cien o 200 pueblos.”

Por eso, añade, las instituciones del Estado y la sociedad deben juntarse con una visión común: “el patrimonio cultural mexicano es el espejo de la vida del país, el lugar donde el sueño nacional encuentra su refugio, su hogar.

“Es allí donde se despliegan los gestos, los colores, las esperanzas, los ideales en los que se ha modelado el rostro de los hombres y mujeres de México. Gracias a la preservación, el conocimiento y la divulgación de nuestro patrimonio cultural sabremos que cuando los hombres y mujeres intentamos preguntarnos qué seremos mañana, iniciamos una aventura en la que proclamamos al río de la historia su condición de espejo. Él nos ofrece, en cada una de sus gotas, una mirada que descubre y que revela”, concluye Moheno.

El Juchimán de Plata tiene 30 años y algunos de los galardonados han sido Juan Rulfo, Leopoldo Zea, Juan Soriano, Álvaro Mutis, Sergio Pitol, Andrés Henestrosa y Elena Poniatowska. En esta ocasión, también será reconocido el poeta argentino Juan Gelman.

El trofeo consiste en una réplica de la monumental escultura olmeca que representa al ixtlitlón, rey de la aguas negras, deidad sentada en flor de loto, de gruesos labios y aspecto negroide. La ceremonia de premiación será esta tarde, a las 19 horas, en el hotel Camino Real de Villahermosa.

 
Compartir la nota:

Puede compartir la nota con otros lectores usando los servicios de del.icio.us, Fresqui y menéame, o puede conocer si existe algún blog que esté haciendo referencia a la misma a través de Technorati.