Usted está aquí: miércoles 13 de agosto de 2008 Opinión El secreto de Gabriel Zaid

Javier Aranda Luna

El secreto de Gabriel Zaid

Gabriel Zaid acaba de publicar uno de los libros más críticos sobre el llamado circo literario en el que importan más los autores que los libros. Y se le agradece, como siempre, que el humor y la ironía sean, muchas veces, los estiletes con que disecciona esa zona de frivolidad creciente en revistas y páginas culturales.

The secret of fame: the literary encounter in an age of distraction, publicado por Paul Dry Books, resume, en buena medida, las obsesiones de su autor sobre el universo de los libros y sus mundos paralelos como son lo público, tratándose de obras y autores, y ese extremo que es la fama, obsesión de no pocos hombres de letras o casi.

Zaid es un autor que se toma las cosas en serio: cree, por ejemplo, en el milagro de un instante y en la posibilidad de fijarlo en un poema, cree que la buena escritura no mata los temas, que la literatura es hija de la tradición, que el acto de leer es una forma de conversación diferida y que la crítica es un ejercicio indispensable para mantener la buena salud. A veces da la impresión incluso, por su incansable militancia, que para Zaid el binomio escritura-lectura es un elemento civilizatorio

Y porque se toma las cosas en serio, la conversación que nos propone con The Secret of Fame no tiene dobleces: nos habla del abuso de las citas (para atraer el reflector, los favores o para camuflajear la ignorancia); sobre las dificultades que implica la edición de las obras completas de un autor; de la idolatría por las imágenes que nos impide mirar los milagros de la realidad; de las “notas al pie de página”, como piedra de tropiezo para el lector; de la economía del protagonismo, esa tierra de simulacros cuya tradición a mediano y largo plazos es el olvido; de los orígenes del concepto de autor y de su glorificación; de los clásicos, a quienes debemos un ligero aumento de luz en nuestro mundo, y de los bestsellers, que la mayoría de las veces son útiles para tener algún tema de conversación con mucha de la gente.

Como su contemporáneo José Emilio Pacheco, Zaid quiere que sus poemas y ensayos sean el único punto de encuentro con el lector. Quiere que sus páginas valgan por sí mismas y no por las togas y los premios y las luces que abundan en el circo literario y que podrían, si lo quisiera, envolver a su autor. Aspira a ser leído más que comentado, a conversar con nosotros en silencio, aunque al principio parezcamos dos desconocidos, en lugar de ser recordado por la corbata que llevó puesta el día en que salió en la televisión.

Zaid cree en el poder de la palabra.

Por eso nos reclamó y se reclamó, hace tiempo, una buena edición de Carlos Pellicer o ha rescatado del olvido a buenos poetas como Manuel M. Ponce. Por eso es el único escritor que conoce de memoria leyes, artículos, reglamentos sobre los derechos de autor o nos entrega The secret of fame, en el que recoge algunos ensayos cuya primera versión conocimos en algunas publicaciones periódicas mexicanas pero cuya rescritura les dio un brillo y solidez admirables.

The secret of fame continúa la saga ensayística iniciada por Zaid en el deslumbrante Cómo leer en bicicleta, que publicó Joaquín Mortiz en el remoto año de 1975. Escribí saga porque la lectura para Zaid es una aventura. Una aventura que se puede y debe compartirse.

The secret of fame, además de lo enumerado, también nos revela, él mismo, el secreto de la lectura como forma de conversar para animar la mesa de la cultura y de que existen textos como éste que resisten la “repetición” de la lectura, y que el ensayo bien escrito también es un material poético digno de leerse en bicicleta.

 
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