Usted está aquí: domingo 10 de agosto de 2008 Capital Hermano del plagiario de Martí también fue acusado de secuestro

■ La dirección que dio José Luis al ser arraigado no concuerda con la señalada por familiares

Hermano del plagiario de Martí también fue acusado de secuestro

■ Ernesto Romero Ángel, agente activo de la AFI, fue investigado en Jalisco

■ Asegura subalterno que la PGJDF mantiene presiones contra los elementos del grupo VC63

Austín Salgado

José Luis Romero Ángel, principal sospechoso en el secuestro y homicidio de Fernando Martí, es parte de una familia de ocho hermanos en la que cuando menos otros dos integrantes se hallan ligados a la Agencia Federal de Investigación (AFI). El mayor, de nombre Ernesto, es policía en activo y fue acusado de plagio en el estado de Jalisco, aunque no se le comprobó nada.

Además, José Ricardo Sánchez, uno de los agentes judiciales del Distrito Federal, que pertenece al grupo que comandaba José Luis, también enfrentó acusaciones por secuestro hace apenas dos años. Sin embargo, salió exonerado.

Ernesto, el hermano mayor de José Luis y efectivo de la AFI, está adscrito a tareas de combate al narcotráfico. El otro integrante de la familia que vistió el uniforme de la agencia federal trabajó en la dependencia hace “algunos años”. Se llama Raúl y está, según se dice, “retirado”.

Hace aproximadamente “dos o tres años”, Ernesto Romero Ángel se reincorporó a sus actividades en la AFI, pues estuvo suspendido por estar bajo investigación.

Actualmente realiza tareas de investigación y cumplimiento de órdenes en estados como Sinaloa y Michoacán. Ernesto no ha ido a declarar a la procuraduría en torno al caso de Fernando Martí.

El viernes, José Luis recibió la visita de su cuñada, Beatriz Cristóbal, en el Instituto de Formación Policial de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal, donde se encuentra arraigado desde hace una semana.

La familia Romero Ángel vive desde hace más de 30 años en la colonia Santa Martha Acatitla. Beatriz, quien es cónyugue de Ernesto, asegurá que su cuñado reside en la misma calle que ellos. Sin embargo la dirección dada por el arraigado a la procuraduría capitalina como su domicilio no refiere dicha colonia.

“Está triste por la cuestión del aislamiento, pero en su aspecto físico se ve limpio. Platiqué con él y me dijo que se encuentra tranquilo, porque tiene optimismo en que las cosas se arreglen, porque sabe que no hizo nada”, relata Beatriz.

Fueron nueve los hermanos Romero Ángel, ocho de ellos sobreviven, todos son hombres. La única mujer falleció hace algún tiempo.

“Mi cuñado vive en esta misma calle, a dos o tres manzanas de aquí. Su casa es igual a ésta, sin lujos, incluso su coche es un Atos”, abunda.

Durante la entrevista está presente una adolescente, hija de Ernesto y Beatriz, además de dos vecinos.

En la calle donde viven los Romero Ángel también hay un templo evangélico. Toda la familia profesa dicha religión y desde el lunes pasado, a decir de la vecina, de nombre María Victoria, “más de 2 mil fieles” oran por su conocido.

Al fondo de la calle hay un taller automovilístico. Los Romero, además de ser policías, “son mecánicos”, el establecimiento es de ellos. En el taller existen dos accesorias y en una de ellas, se asegura, es de José Luis.

Sobre José Luis se dijo que antes de ingresar a la policía judicial trabajó en la Policía Bancaria e Industrial de la Secretaría de Seguridad Pública local; tiene una hija, de unos 13 años, fruto de su primera relación sentimental; entre “86 u 87” fue herido de bala estando en servicio y actualmente tiene una nueva pareja.

Su sobrina asegura que su tío es muy cercano a su hija y siempre está atentó a sus necesidades sin importar que viva en otro estado.

Sobre la trayectoria de Raúl, el otro hermano que se desempeñó como agente federal, no se dice nada.

Hostigamiento a policías

En entrevista por separado, José Ricardo Sánchez, quien estaba adscrito al grupo policial VC63, reconoció que en 2006 fue investigado por sus presuntos nexos con una banda de secuestradores que opera en la delegación Tlalpan. El elemento aseguró que “no le comprobaron nada” y que quedó exonerado de las investigaciones: “La fiscalía (para la seguridad de las personas e instituciones) jamás me ha podido comprobar nada y tras la investigación inicié una averiguación en servidores públicos en contra del comandante, de apellido Rendón, que me acusó”.

Afirmó que los hostigamientos contra los elementos del VC63 continúan al interior de la procuraduría capitalina e incluso dijo que a él, el comandante Rafael Tuxpan, lo amenazó verbalmente.

 
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