Usted está aquí: viernes 8 de agosto de 2008 Opinión Licenciatura para payasos

Jorge Camil

Licenciatura para payasos

Un día después de que las cifras oficiales anunciaran la tragedia (¡363 mil bachilleres rechazados por las principales instituciones de educación superior para el ciclo escolar 2008-2009!) La Jornada (29/07/08) me levantó el ánimo con una nota titulada: “Crean en Puebla licenciatura para payasos”. Sí, la Puebla de los Ángeles (y de los demonios del Edén y del góber precioso) será ahora la “Puebla de los payasos”; de los payasos con licenciatura, claro está, porque los otros, los que viven a la sombra del infame gobernador, ya habían reclamado la ciudad para sí y ejercían sin título, y sin preocupaciones. ¿Escuela de circo? Sí, y con el rimbombante título de “Licenciatura en Artes Escénicas y Circenses Contemporáneas”.

La nota de La Jornada no lo dice, pero es posible que el propósito de la Universidad Mesoamericana de Puebla sea competir con otras escuelas circenses como los partidos políticos, las cámaras de Diputados y Senadores, las secretarías y los gobiernos de los estados. El que esté libre de culpa que arroje la primera piedra, porque en el circo en el que se ha convertido el país nadie se salva: reformas, contrarreformas, debates, partidocracia, secuestros, consultas, videos, escuchas, ejecuciones, guanajuatizaciones. ¡Compre su boleto antes de que se agoten las localidades! (me refiero a los asientos, porque “localidades”, que suena a aquellos sitios donde habitan los locos, hay para rato, con un manicomio en cada esquina).

Si se trata de dignificar el circo, vaya, de sacarlo del arrabal para llevarlo a la academia, entiendo el punto y aplaudo el esfuerzo. Pero si el objeto, como se anuncia, es simplemente “que los estudiantes obtengan la capacidad y el sentimiento necesarios para comprender el circo”, yo los invitaría a San Lázaro, donde no se dan aires de intelectuales pero se dan hasta con la cubeta (dependiendo del día y del tema, claro está). Algunas de las materias de esta carrera serán “acrobacia, malabarismo, equilibrismo y clown o arte payaso”. ¡Por Dios!, si esas materias se enseñan gratuitamente en los partidos políticos. ¿Quién no ha oído hablar de personajes circenses como Vicente Fox, Manlio Fabio Beltrones, el Niño Verde, o el defenestrado Santiago Creel? Las acrobacias en el trapecio volador en un circo de tres pistas palidecen frente a los vuelcos ideológicos de quienes manejan la política nacional. ¿Malabarismo?, ahí tiene a Salinas. Ahora lo ve, ahora no lo ve. ¿Dónde quedó la bolita? Que es como preguntar: ¿quién es el autor de la iniciativa energética? ¿No le parece digno de todo reconocimiento el equilibrismo que practican quienes se mantienen en la cuerda floja sexenio tras sexenio? Aquellos que desaparecen del escenario con la cola entre las patas, acusados de “riqueza inexplicable”, para aparecer meses después por la puerta trasera como si nada. El hecho es continuar en el candelero. (Ya lo recomendaba el tlacuache Garizurieta: “vivir fuera del presupuesto es vivir en el error”.) Así que ¡abran los ojos señores de la Universidad Mesoamericana! Nuestras instituciones políticas son un semillero inagotable de maestros en todas las especialidades. Porque no obstante hacerse llamar “licenciados”, “ingenieros” o “doctores” todos son artistas escénicos (para llamarles en forma elegante, en vez de “cirqueros” o “alambristas”).

Se trata –dicen los promotores de esta singular carrera– de que los estudiantes puedan representar una “dramaturgia”, utilizando el lenguaje corporal de las artes del circo. Pero si esta palabra dominguera no significa más que la “concepción escénica para representar un texto dramático”, lo invito a escuchar una entrevista de banqueta del Jefe Diego, las perlas guanajuatenses de Germán Martínez, algunos discursos del Peje, o las conferencias telefónicas de Mario Marín. ¿Dónde aprenden sus habilidades de clown o “arte payaso”, como se llama la materia, los priístas, petistas, perredistas, panistas, verdes, convergentes y demás alimañas, tepocatas y víboras prietas que padecemos (para citar al hombre que instituyó la materia de “arte payaso” en política nacional)?

La nota dice que enseñarán “actuación y pantomimas”. ¿Pantomimas? En ese momento me ganó la risa, porque según el diccionario el término significa “comedia, farsa, acción de fingir algo que no se siente”. Así que dígame: ¿dónde ha visto desfiguros semejantes? Le aseguro que no fue en televisión, ni en la radio, ni en la prensa nacional. ¡Dios me libre! Tal vez en su imaginación. Si responde afirmativamente es posible que esté incubando la habilidad para apreciar el arte que se enseña en la escuela circense.

Según el director de la licenciatura se enseñará “historia del circo en la antigüedad” y “circo moderno”, pero yo sugiero materias mucho más divertidas, como “el circo en San Lázaro”, “los informes de Vicente Fox”, “las lágrimas de José López Portillo”, “la toma de posesión de Calderón”, “la desaparición de Muñoz Rocha” (y su secuela, “la osamenta de El Encanto”); “los videos de Carlos Ahumada”, “las elecciones del PRD”, “el IFE y su comparsa: el tribunal electoral”…

 
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