Usted está aquí: viernes 8 de agosto de 2008 Espectáculos Andanzas

Andanzas

Colombia Moya

■ Ballet Independiente, 9 y 10 de agosto en Bellas Artes

El Ballet Independiente (BI) se llama así porque su fundador, Raúl Flores Canelo, con un grupo de amigos y parientes, decide emanciparse en 1966 de la sombra oficialista y presupuestal del Ballet Contemporáneo de Bellas Artes y del Ballet Nacional de México, de Guillermina Bravo, quien realmente le había dado la oportunidad de convertirse en bailarín en su grupo, tiempo atrás.

Fuera de rango cronológico, bajó para absorber como fueran deseadas todas las exigencias de una buena técnica (aunque en aquellos años duros de la danza mexicana Guillermina Bravo aún no había adoptado a fondo la técnica neoyorkina de Martha Graham), Raúl Flores –el hermoso, como yo le decía– poseía excelentes figura y proyección escénica, lo que le valió participar en no pocas obras de la Bravo y dominar, como nadie, el papel de obrero en la obra El demagogo, pero sobre todo, las posibilidades y opciones que podría desarrollar por sí mismo como director y coreógrafo de su propio grupo. De ahí, con su cuñada, Gladiola Orozco, su esposa Magnolia Orozco, Manuel Hiram, Anabel Lindon, Graciela Henríquez y Fredy Romero, entre otros, así como con el apoyo de Ana Sokolov –una de las grandes impulsoras de la danza moderna en México– y con un buen grupo de bailarines, decide denominar a la nueva agrupación Ballet Independiente, pues la mística era no pertenecer mas que a la danza mexicana.

Sin embargo, el flamante grupo, en ardua lucha, logra el apoyo y subsidio económico de Bellas Artes e inicia su propio camino en un espacio que le concede el INBA en el Centro Histórico de la ciudad.

Tiempo después, cuando el francés Michel Descombey, de amplio historial en la Ópera de París e invitado a México por el joven grupo, acepta quedarse en el país como coreógrafo y maestro con un pequeño grupo de colaboradores, surgen las diferencias familiares que luego, en franca lucha, dan lugar a la repartición de apoyos oficiales. Nace así el Ballet Teatro del Espacio, con Gladiola Orozco y el maestro Descombey como directores de la nueva agrupación, ya que Flores Canelo logró conservar para sí el nombre del grupo Ballet Independiente. Desde entonces continuó la batalla de todos los grupos por el independiente, aun después de la infortunada desaparición de Raúl, bajo la dirección de su viuda, Magnolia Orozco, hasta el presente.

El BI, grupo prestigioso, luchador, que mantiene la mística empleada por Flores Canelo –traducida en el repertorio prevalente–, es una organización que resiste los múltiples cambios y vendavales de su historia, con una trayectoria que ha dado oportunidad a nuevos coreógrafos y bailarines y que rescata, asimismo, el sello cotidiano de nuestra idiosincracia, cada vez mas abatida, lo cual es de gran valor.

Vale rescatar la crítica del inolvidable Alberto Domingo cuando escribió que el BI, por medio de sus bailarines y coreógrafos, ha asumido a plenitud el claroscuro de un pueblo alegre, triste, oculto e idólatra al mismo tiempo.

“No podría escribirse la historia artística del siglo XX mexicano, sin tener al Ballet Independiente en la mira y en la agenda, si se quiere tener un testimonio veraz y una crónica auténtica de cómo hemos sido y somos, hay que acudir a él.”

De este modo, el mensaje de Alberto Domingo debe ser aquilitado por las nuevas generaciones, por ser un punto de referencia, iluminado vagamente con el resplandor de otras inolvidables obras (lástima) de la época brillante de la danza mexicana, cuando ballets como El demagogo, Tóscatl, Tierra, El chueco, El sueño y la presencia, Tres juguetes mexicanos y una larga lista de obras yacen en el sueño del olvido, sin rescate.

Así pues, vale la pena ver el repertorio que el Ballet Independiente presentará en Bellas Artes los días 9 y 10 de agosto a las 19 y 17 horas, respectivamente. Obras como El bailarín, Jaculatoria y El poeta, tal vez aún conserven el aroma de un trozo de nuestra historia, que a muchos hara sentir nostálgicos, a otros conocer, y a otros deleitarse con la ironía del propio Flores Canelo.

Hay que ir al Teatro de Bellas Artes los días 9 y 10 de agosto.

 
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