Usted está aquí: viernes 8 de agosto de 2008 Cultura Penultimátum

Penultimátum

■ Los valores del Islam

So pretexto de que no se debe promover el consumismo sino los más altos valores del Islam, el gobierno iraní prohibió a las figuras del deporte, la música, el cine y la televisión promover en anuncios la compra de mercancías: desde perfumes y departamentos hasta camisas y zapatos. La medida afecta lo mismo a campeones olímpicos que a actores con prestigio internacional. Mientras, el pequeño grupo que detenta la riqueza hace gala dentro y fuera del país del consumismo extremo sin que ninguna autoridad se atreva a condenar esa conducta.

En un mundo donde la censura es derrotada por los dvd y los satélites que ofrecen información de todas partes, los ayatolas han fracasado al querer bloquear otro mal ejemplo: Noor, la telenovela turca con el mayor rating en Medio Oriente. Condenada por los clérigos, Noor reúne a un conocido grupo de actores en una historia en que sutilmente se critica el machismo y la sumisión de la mujer en el Islam. Es la novela rosa que todas las mujeres quisieran hacer realidad.

Pero no son tiempos de cambio en los países islámicos. Así, el nuevo líder del partido islamista de Marruecos define a la homosexualidad como “una enfermedad” y los festivales de música “un concentrado de impureza y suciedad”. En tanto, los líderes religosos de Yemen se declararon en rebeldía contra el intento del gobierno de garantizar que 15 por ciento de las diputaciones correspondan a mujeres. Hoy, en el parlamento apenas hay una. Los clérigos afirman que la participación de la mujer en política es pecado, que dejarlas salir de sus casas traerá relaciones al margen del matrimonio, adulterio e hijos ilegales. Está por aprobarse una ley que condena con cárcel a los hombres y mujeres que se reúnan a solas sin que tengan lazos familiares. Se prohíbe que las mujeres viajen en taxi. Incita al pecado.

No es todo: un tribunal islámico condenó en Malasia a una semana de prisión y al pago de una multa de 300 dólares a cuatro hombres que confesaron haber participado en un concurso de belleza para travestis en la provincia de Kelanta. Allí está prohibido que las mujeres musulmanas lleven los labios pintados y usen zapatos con tacones durante las horas de trabajo. Fuera de la oficina deben cubrirse el cuello y la cabeza con pañuelos o bufandas y usar medias. Los tribunales religiosos, que aplican la sharia o ley coránica, tienen la competencia exclusiva de juzgar a la población musulmana, 60 por ciento de los 27 millones de habitantes de Malasia. En este país ciertos asuntos son considerados todavía tabú, como la homosexualidad o que los hombres se vistan de mujer. Se trata de “delitos sancionados con cárcel y multas, pero no con la pena de muerte. En cambio está permitida la poligamia y los matrimonios entre hombres mayores y mujeres que no llegan ni a los 15 años de edad.

 
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