Usted está aquí: viernes 1 de agosto de 2008 Opinión Penultimátum

Penultimátum

■ Falta el diablo bueno

La figurita la ofrecen en venta en algunos canales de paga de la televisión. Se trata de representaciones de Jesucristo que tienen la ventaja de mover los brazos y recitar ciertos párrafos del evangelio. Los fabricantes, que residen en Estados Unidos, dicen que es el mejor regalo en Pascua, Navidad y Año Nuevo. Previo pago en dólares, más el costo del envío, la familia, y muy especialmente los niños, pueden disfrutar de Jesucristo parlante y escuchar algunas de sus enseñanzas.

Ahora se anuncia la venta de un osito de peluche que llevará por nombre El Ángel de la guarda y dará consejos de autoestima. Toda una novedad en esta época de crisis emocional. El sacerdote oficial de Televisión Azteca y Televisa, José de Jesús Aguilar, será quien preste su voz para el osito parlante. En un estudio de Los Ángeles, y con sofisticada tecnología, se grabará la voz de El Ángel de la guarda. Este llevará dentro un chip que produce movimientos sincronizados de boca, como si estuviera hablando. Así se podrán escuchar los consejos del padre Aguilar. La experta mano de obra china confeccionará los ositos. Se espera que se vendan por miles. Digamos de paso que se trata de un proyecto más de la siempre admirada Lolita de la Vega, la conductora emblema de los canales electrodomésticos, es decir, el 7, el 13 y el 40. Digamos también que Lolita posee en Los Ángeles un negocio que presume con mexicano orgullo: la tienda de peluches más grande de la Unión Americana.

La idea (llamémosla humildemente así) de doña Lola resplandece por dentro y por fuera. Por dentro, ilumina el alma de su creadora. Por fuera, engrandece las posibilidades agiográficas de sus compradores. Un aviso al gentil lector: por agiográfico se define lo que tiene que ver con los santos; por santos se comprende aquéllos preocupados por la agiografía.

Es de preverse que la inauguración, la roca de la casa, no se detenga aquí en materia de muñecos consejeros. Fuentes generalmente bien confesadas aseguran que han oído en el Cerro de las Campanas voces no humanas pero sí consagratorias que dicen: “Falta el diablo bueno, falta el diablo bueno”. Así es, en la tradición de los ángeles también existe el diablo bueno, que a los niños que se portan bien les regala un infierno portátil para que sepan dónde no hay que meterse. Ese diablo bueno fue el que le regaló a don Carlos Salinas un fraude con alas. Ese diablo bueno fue el que en 2006 entregó una elección a la medida, confeccionada por el gran sastre Camdesuñer, el mismo que vestía al hermanito Fernando Benítez.

Que se nos perdone la intrusión de la memoria personal en un negocio sagrado. Démosle pues a doña Lola de la Vega el mérito que merece. La invención de un ángel locutor es, sin exageraciones, sólo equivalente a la de un demonio que rostiza los pecados.

 
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