Usted está aquí: sábado 5 de julio de 2008 Cultura Deplora experto la cerrazón para dar oportunidades a jóvenes músicos

■ La falta de preparación integral, lastre de la dirección orquestal

Deplora experto la cerrazón para dar oportunidades a jóvenes músicos

Ángel Vargas

El panorama de la dirección orquestal en México está muy lejos mostrar el mínimo deseable. A la inexistencia de esta disciplina como carrera profesional en gran parte del país se suma que, donde sí la hay, como en el DF, los planes de estudio de escuelas y conservatorios son anacrónicos.

Pero no sólo eso. También influye el escaso número de orquestas sinfónicas que hay en territorio nacional, así como el malinchismo y la cerrazón que predomina tanto en programadores como en directores de orquesta ya instalados en cuanto a brindar oportunidad a los jóvenes.

Tal es el análisis que, de manera somera, realiza el director de orquesta y docente Guillermo Salvador, quien aclara que este campo de la música, no obstante las adversidades, es uno de los que más fascinación sigue ejerciendo entre quienes deciden estudiar arte sonoro, “aunque después ese estusiasmo disminuya conforme se enfrentan a las dificultades que implica la carrera”.

En entrevista con motivo de su participación en el Encuentro Nacional de Directores de Orquesta 2008, que ayer concluyó en la ciudad de Puebla, el también pianista considera que uno de los lastres en la actualidad es la falta de una preparación musical integral entre quienes desean dedicarse a la dirección orquestal.

“Se piensa que la dirección de orquesta consiste sólo en conocer la técnica y mover la batuta, y no es así. Muchos se han olvidado de formarse primero como músicos antes de adentrarse a la dirección; creen que sólo con el oficio las orquestas tocarán, y no, se requiere una preparación profunda previa. En este oficio sólo logran trascender aquellos que son músicos más completos.”

Titular de la Filarmónica de Jalisco de 1996 a 2000, la participación de Guillermo Salvador en el mencionado encuentro, organizado por el Sistema Nacional de Fomento Musical, se da en su carácter de docente.

Su labor, al respecto, consiste en preparar en términos técnicos y de interpretación a una treintena de jóvenes directores provenientes de prácticamente todo el país, cuya edad no rebasa los 30 años y que prestan sus servicios en alguna de las 145 orquestas infantiles o juveniles afiliadas a ese sistema.

Precisa que se trata de un trabajo especial, pues son músicos que no se desempeñan con orquestas profesionales y, por ello, deben atender sobre todo aspectos formativos y educativos.

“No debemos olvidar que este es un programa más social que artístico. Se quieren formar mejores seres humanos, mejores personas y mejores ciudadanos más que músicos profesionales. Sin embargo, así como hay integrantes talentosos en las orquestas, estoy seguro de que entre este grupo de directores, en unos años, veremos a algunos dirigiendo a escala importante”, sostiene.

 
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