Número 144 | Jueves 3 de julio de 2008
Director fundador: CARLOS PAYAN VELVER
Directora general: CARMEN LIRA SAADE
Director: Alejandro Brito Lemus
RESPUESTA GLOBAL AL VIH
EMERGENCIA MUNDIAL | EMERGENCIA NACIONAL

Texto: Fernando Mino Fotos: Ricardo Ramírez Arriola


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Huellas de sangre, pisadas en rojo que permanecen en la explanada de la Secretaría de Salud en recuerdo de una demanda que comienza a tomar fuerza: declarar al sida emergencia nacional para reducir los costos de la medicación. “Acceso universal con precios justos. ¡Hoy!”, corearon los activistas —muchos viviendo con VIH— durante la marcha que se realizó el 18 de junio pasado entre la Secretaría de Economía y la de Salud. Protesta festiva, a ritmo de batucada. Protesta diversa: mujeres, varones, transexuales. Decenas exigieron medicamentos, como hace más de una década, cuando los fármacos no eran más que una esperanza inaccesible para una infección mortal. Ahora exigen se declare emergencia nacional, como salida a los precios que ahogan cualquier intento de cobertura universal. Según la organización AIDS Healthcare Foundation (AHF), el año pasado se invirtieron cerca de cinco mil millones de pesos del sector salud para pagar tratamientos antirretrovirales a precios hasta 30 veces más altos que los que pagan otros países pobres. Cifras que contrastan con las que maneja el Centro Nacional para la Prevención y el Control del VIH/sida. En conferencia de prensa el pasado 26 de junio, Jorge Saavedra López, director de ese organismo, informó que el costo promedio por tratamiento es de 52 mil pesos anunales por persona y la cobertura acutal cubre a un total de 45 mil pacientes, lo que da dos mil 340 millones de pesos.

Los pasamontañas blancos dieron paso a la visibilidad y a la representación creativa de la exigencia: un seropositivo crucificado en las rejas de Economía y luego de Salud, de cuerpo cubierto por hematomas y cabeza coronada con jeringas llenas de sangre. A sus pies tres mujeres acostadas, muertas por falta de atención médica, las cubre una sábana sobre la que un hombre con máscara de Felipe Calderón deja caer billetes manchados de sangre. Mientras, un joven activista de camiseta entallada remoja sus pies descalzos en pintura roja y se pasea por la explanada de Salud. En Economía quedaron miles de pesos manchados, billetes falsos salpicados de rojo tapizando la banqueta a las puertas de la Secretaría a la que se pide elimine el “requisito de planta” para la industria farmacéutica —ningún laboratorio puede importar medicamentos genéricos si no cuenta con una fábrica en el territorio nacional, según una disposición reglamentaria. El performance de la sangre se vuelve real. Un hombre escribe con una jeringa. Se ha sacado sangre que usa como tinta en una manta que exige a las autoridades de Salud medicamentos para todos.

Volvemos a las calles
Durante el recorrido de la marcha —acordonada por la policía en un solo carril de la avenida José Vasconcelos— conversamos con Elisa, activista trans de Colectivo Sol. Con atuendo de jarocha —vaporosa falda blanca, blusa holgada cubierta por un rebozo y tocado multicolor— Elisa carga una canasta de fármacos antirretrovirales, la “canasta básica” en peligro por los precios impagables. “Desde el gobierno dicen que están negociando para reducir los precios, pero desde 2000 que iniciaron hasta ahora van ocho años sin resultados”. A su lado avanza en zancos un hombre de rostro maquillado como un esqueleto. Tanto Elisa, como el crucificado Polo Gómez —también de Colectivo Sol— y el resto de los que marcharon pertenecen a la Coalición de Activistas por el Acceso Universal, unión de esfuerzos de la sociedad civil para hacerse escuchar. La movilización del 18 de junio fue sólo el inicio, explica la médica Patricia Campos, responsable en México de AHF y reconocida especialista en la epidemia: “Ya ha sido demasiado tiempo de discusión política. El último resultado que tuvieron fue la creación de una comisión para la reducción de los precios de los medicamentos que no ha servido para nada, incluso las instituciones que lo signaron se están zafando, como el IMSS. No queremos perder más tiempo”.

La exigencia es declarar una emergencia nacional, opción aprobada por la reunión de Doha de la la Organización Mundial de Comercio (OMC) en 2001, que permitiría tener fármacos anti sida a precios más bajos sin afectar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, cuyos lineamientos deben plegarse a los acuerdos de la OMC. El objetivo es acceder a medicamentos genéricos que ya se fabrican en otros países y con ello mover a las farmacéuticas a reducir los precios de sus tratamientos de patente. “No queremos que el gobierno se enemiste con las farmacéuticas, sólo que sigan los caminos legales establecidos para superar la crisis que se avecina”, dice Campos. Al ritmo actual de crecimiento en el número de infecciones, en menos de diez años la provisión gratuita de medicación para las personas con VIH será incosteable. Ahora mismo hay denuncias constantes de desabasto en instituciones públicas de salud.

El centenar de manifestantes se dispersa una vez que la comisión regresa de entregar el pliego petitorio a funcionarios menores de la Secretaría de Salud. Hay ánimo, la movilización apenas comienza. “Estamos calentando motores”, dice Campos. Por lo pronto, la coalición de activistas anuncian una manifestación por el acceso universal a tratamientos en la víspera de la inauguración de la XVII Conferencia Internacional sobre el SIDA, el 3 de agosto próximo en la ciudad de México.

Emergencia mundial