Usted está aquí: miércoles 2 de julio de 2008 Opinión México SA

México SA

Carlos Fernández-Vega
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■ Desesperación de Calderón por imponer su propuesta petrolera

■ Historia de Fertimex

Por lo visto, creen que todo se vale en la desesperada “estrategia” calderonista para oxigenar su cadavérica propuesta petrolera, incluso atribuir carencias o desequilibrios a factores por demás alejados de la realidad. Por ejemplo, el inquilino de Los Pinos aseguró ayer que los altos precios que registran los fertilizantes en el país son consecuencia de que “no hemos hecho la reforma energética”.

El michoacano lo describió así: “estamos muy atentos al problema de los fertilizantes, que afecta a las familias campesinas. Como el fertilizante sale precisamente del amoniaco, y el amoniaco sale del gas y del petróleo, y como nosotros no estamos produciendo suficiente gas y suficiente petróleo, porque no hemos hecho la reforma energética; para eso necesitamos hacerla, para producir más. Porque ahorita teniendo gas abajo, en la tierra, nosotros lo estamos trayendo de Estados Unidos; el fertilizante lo tenemos que traer hasta de Rusia, y si el petróleo se duplica de precio en un año, en lugar de que sea ganancia, para nosotros es pérdida, mientras no lo estemos produciendo aquí. La solución de fondo es esa: producir más gas para tener más amoniaco, para tener más y mejor fertilizante producido aquí en México y no en Estados Unidos, no en India, no en Rusia, como está ocurriendo, por desgracia, ahora. Esa es la solución de fondo y de largo plazo”.

Con ese criterio no sólo pretenderá “explicar” la crisis en el campo y la creciente dependencia alimentaria, sino que mañana nos informará que el fraude electoral que lo llevó a Los Pinos y que hoy cumple dos años fue producto de lo mismo, aunque en los hechos los altos precios de los fertilizantes comercializados en el país sean consecuencia de la misma política que hoy propone para Petróleos Mexicanos, es decir, la privatizadora, de la que 16 años atrás fue víctima una de las grandes empresas del Estado, Fertimex, dedicada al abasto suficiente de este tipo de productos, a buen precio y con alta capacidad exportadora.

¿Qué pasó? Fertimex se privatizó en 1992, para lo cual el gobierno decidió fragmentarlo en 13 unidades productoras (tan sólo obtuvo 317 millones de dólares, muy por debajo de su valor en libros), las cuales quedaron en manos de siete grupos empresariales. A partir de entonces, poco a poco, prácticamente todos ellos reventaron, vendieron a o se “asociaron” con trasnacionales, y los sobrevivientes devinieron en simples agentes importadores, es decir, al nivel en el que ha caído una buena parte de la industria mexicana en su conjunto. Así, desde el año 2000 México se convirtió en importador neto de fertilizantes, y a estas alturas del partido el 70 por ciento del consumo nacional es importado, justo en el periodo en el que el país produjo y exportó más petróleo que nunca, a precios jamás registrados.

Fue precisamente en esos tiempos en los que el gobierno federal (con sus distintas caretas) decidió no invertir un solo peso en refinerías, exprimir financieramente a Pemex, dedicarse a exportar petróleo crudo a la máxima potencia y derrochar, especialmente en gasto corriente, el voluminoso cuan histórico ingreso por exportación petrolera, de tal suerte que la citada afirmación del inquilino de Los Pinos no pasa de ser un pésimo truco propagandístico, uno más.

El Estado fue el gran productor y comercializador de fertilizantes para el campo mexicano. La industria se privatizó, los nuevos dueños no tuvieron el tamaño o la exprimieron de más (en línea con, por ejemplo, la banca), y, como en tantos otros casos de la industria mexicana, tronaron y la “solución” fue extranjerizar, para inmediatamente después importar masivamente. Así se canceló la autosuficiencia y la capacidad exportadora de la industria mexicana de fertilizantes. Hoy, en efecto, se importan a precios muy altos y desde lejanos países (Rusia entre ellos), pero ni de lejos es consecuencia de que “no hemos hecho la reforma energética”.

La propia Sagarpa reconoce que la producción nacional de fertilizantes se incrementó 85 por ciento de 1980 a 1995, pero con el cierre parcial de las plantas productoras de fertilizantes de urea y nitrato de amonio en 1997, la elaboración de estos productos en el 2000 disminuyó 46 por ciento con respecto a 1995. “A partir de la privatización de Fertimex, y con el cierre de las plantas productoras de urea y sulfato de amonio a partir de 1997, las importaciones de estos productos se incrementaron considerablemente, mientras que con los problemas de producción de la planta de Fertinal, principal productor de fertilizantes fosfatados, a principios de 2000, y su cierre definitivo en 2002, la producción de estos insumos se redujo 52 por ciento en el mismo periodo. Los fertilizantes potásicos utilizados en México son de importación y se concentran en cultivos altamente redituables como las Hortícolas, Florícolas y Frutícolas. Las exportaciones se incrementaron hasta el año de 1995, a partir de este año se han disminuido 26 por ciento (anual) debido al déficit interno de la producción”.

Una numeralia (2006) de la Asociación Nacional de Comercializadores de Fertilizantes nos ayuda a trascender la propaganda oficial: en 1998, México aún era considerado como país netamente exportador de dichos productos; en 1999-2001 se reporta el cierre total de la producción nacional de urea y DAP, y las plantas nacionales prácticamente están en quiebra (Agromex, Fertinal, Ferquimex-Fertimina); a partir de 2000 se convierte en importador, aunque desde 1999 México importó el 50 por ciento de urea y del DAP que consume, y en 2001 compra afuera el 100 por ciento de estos productos; actualmente, México sólo produce sulfato de amonio, superfosfato de calcio simple y triple; contrario a lo que pudiera pensarse, el crecimiento gradual en el consumo “no tiene su lógica en los precios de venta nacional. México cuenta con uno de los sistemas de importación y distribución logística de menor costo en el mundo”: en los años recientes, la mayoría de los inventarios de fertilizantes en México son financiados por los importadores en conjunto con los traders internacionales (Europa, Estados Unidos y Canadá).

Las rebanadas del pastel

Entonces, ¿por qué “no hemos hecho la reforma energética”?

 
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